APRENDIENDO A SER SISSY 1

Aprendiendo a ser sissy 1
Buenas, me llamo Luis. No es mi verdadero nombre, pero prefiero preservar mi identidad. Lo que voy a contarles sucedió el verano anterior. Recién cumplía yo los 23 años. Por aquel entonces era virgen y en mi mente pasaban toda clase de fantasías sexuales. Con mujeres, con transexuales y hasta con hombres. Tanto jóvenes y con cuerpo de gym, hasta ancianos que podrían ser mi abuelo. Me excitaba pensar que era sumiso y era sometido por hembras y machos rudos.

Yo vivo en un pueblo de España. Terminé la universidad y encontré empleo como mozo de almacén, que me daba dinero suficiente para poder irme de casa. Así, y mientras buscaba empleo de lo que yo estudié (Informática) me mudé a un piso, independizándome al fin.

Entonces decidí hacer mis fantasías realidad: contacté con una ama dominante por Internet, y le conté mi situación. Ella dijo que si quería ser su sumiso, debía obedecerla en todo sin rechistar. Le pregunté sobre el pago, pero ella misteriosamente dijo que ya le pagaría y que me diría de qué forma. Intrigado, la escuché. Dijo que me enseñaría a ser buen sumiso. Acordamos vernos en su chalet, a las afueras de la ciudad. Fui allí en mi coche y al llegar, llamé a su puerta. Estaba nervioso. Me temblaba el pulso; no sabía que iba a encontrar ahí. Charlamos bastante antes de vernos, varios días de hecho. Vi fotos suyas también. Era guapa: cabello negro, ojos castaños. Tenía treinta años. Era delgada, y tenía algo de musculo, se notaba que iba al gimnasio. Se llamaba Carmen. Carmen me abrió la puerta. Iba vestida solo con un bikini rojo. Sus labios eran gruesos y carnosos, color cereza. Tenía un buen escote.

¡Hola Luis ! — me saludó alegremente.

Me abrazó y por un momento sus tetas se estrujaron en mi pecho. Noté mi pene empalmarse.

Carmen abandonó el abrazo y me llevó adentro. El patio era bonito: lleno de césped y una piscina en el centro. Llegamos al porche y entramos. Nada más entrar, vi un salón con dos sofás y una cocina enfrente. Había un par de habitaciones a la izquierda, que llevaban al dormitorio y al cuarto de baño. Esa casa fue construida especialmente para ella, según me contó. No tenía segunda planta, pero sí sótano y azotea.

Siéntate corazón. ¿Te apetece café?

Eran las cinco de la tarde y la calor me estaba dando sueño, así que acepté. Carmen puso el aire frío y, ya más cómodos, ella empezó a hablar:

Mucha gente confunde dominación, con abolir la voluntad. Nada de eso. Quiero que veas esto como un juego. Juegos de adultos. Nos lo estamos pasando bien. No hacemos daño a nadie. Yo estoy aquí para cumplir tus fantasías. Y respecto al dinero — me guiñó un ojo —. Lo sabrás en su momento.

Y dígame, ¿cómo puedo aprender a ser sumiso?

Me gusta tu pregunta — se veía encantada realmente —. Verás, en términos simples, se trata de que aprendas a obedecer. Te iré dando una clase de órdenes y tendrás que cumplirlas. Sino, hay castigo. Obviamente hay límites. Yo tengo una forma de trabajar algo... curiosa. En vez de marcar los límites antes, dejo que estos aparezcan. Entonces nos sentamos a hablar y trabajamos en ellos.

Ah, está bien.

Supuse que ella sabía lo que hacía, así que la dejé hacer.

Según me dijiste, tienes vacaciones ¿no?

Así es. Me debían ya un mes de antes, así que tengo ahora dos meses de vacaciones.

A ella le alegró oír aquello.

estupendo. Tendremos tiempo de sobra para jugar. Bien, mi primera orden es esta: vas a dormir y vivir aquí durante una semana, que será tu periodo de prueba antes de admitirte definitivamente. Comerás aquí y cumplirás mis ordenes. A cambio, los gastos correrán de mi cuenta.

Asentí, de acuerdo. Entonces ella me pidió que me desnudara. Así lo hice. Estaba muy nervioso y me empalmé nuevamente. Ella hizo una mueca que descifré de pensativa.

Veo que tu pene apenas mide diez centímetros.
Me sonrojé. Era cierto. Mi pene era chiquito. Insuficiente para dar placer a una hembra.

Tranquilo corazón, como sumiso no te va a hacer falta. Pero esa erección resulta m*****a... vamos a ponerle remedio.

Se metió en el dormitorio y un minuto más tarde regresó con un cinturón de castidad, espuma de afeitar y una maquinilla.

Me empecé a poner aún más nervioso, si podía.

Un sumiso no tiene pelo. Eso es para los hombres de verdad. Voy a depilarte toda corazón, y serás una nena para mí.

Puso una toalla en el sofá y me sentó ahí. Empezó a untar crema en todo el cuerpo. No tenía mucho vello, así que rasurar mi cuerpo apenas llevó unos minutos. Con mi pene lo hizo con tanta delicadeza que parecía que fuese de cristal, más que de carne. Valoré eso mucho. Diez minutos después, todo mi cuerpo estaba depilado y mi ama usó hielo para calmar mi calentura y colocar el cinturón, que era transparente. Ahora mi pene parecía más pequeño aún. Carmen le dio un tierno besito a la jaula que me excitó mucho. Mi pene quiso crecer, pero al intentarlo chocó con una barrera de plástico que lo aprisionó mediante el dolor, y le hizo empequeñecer de nuevo. No dolió tanto como creí que dolería.

Bueno tesoro, mami necesita un baño. A partir de ahora, solo hablarás si yo te lo mando y me dirás Ama o mami ¿sí? Habla.

Sí Ama.

Ella sonrió complacida. Mi ama era alta, medía al menos uno setenta mientras que yo uno sesenta.

Fuimos al cuarto de baño donde ella se quitó el bikini y quedé embelesado. Sus hermosas tetas eran perfectamente redondas. Sus aureolas estaban erizadas, lo que indicaba que también estaba juguetona. Se metió en la ducha. Vi correr el agua por sus hermosos pechos, deslizarse por su estómago. Algunas gotas morían en el piercing de su ombligo, mientras que otras en la vagina y otras seguían hasta tocar el plato de la ducha. Ella cogió jabón con sus manos y empezó a restregarlo por su hermoso cuerpo. Era una diosa en aquel momento. Mi calentura era brutal. Y si eso le añadíamos que jamás había tenido sexo... Vi sus manos enjabonando sus pechos, como el jabón escurría por su hermoso cuerpo. Empezó entonces a tocarse la vagina. Refregaba jabón en sus partes intimas e iba gimiendo de placer mientras me miraba y sacaba la lengua, que también tenía piercing. Me fijé entonces en sus hermosos pendientes redondos. Toda ella me ponía a un millón por hora.

Ven bebé — me dijo gimiendo —. Mami necesita que la bañes. Ven bebé.

Embelesado, fui hacia ella y ella posó jabón en mis manos. Posé mis manos jabonosas en su cuello. Ella olía a flores. No sabía si era su perfume o el jabón. Pasé las manos por su espalda y su trasero. La manoseé un momento, para que no me llamara la atención, pero me gustó. Por fin tocaba el culo de una mujer. De una mujer asombrosa. Era tal la experiencia que me permitía ignorar el dolor de mi pene queriendo hacerse grande. Me ordenó que no tocara su vagina y así hice. Si pude sin embargo enjabonar sus tetas. Las toqué, de arriba a abajo y en círculos. Luego me tocó enjabonar su cabello. Tras un rato, ella me bañó a mí, pero lo hizo con rapidez. Sin embargo al enjabonarme el cabello lo hizo con tanto mimo que parecía mi mamá real. Al acabar, tuve que secarla. Con mi lengua. Empecé por lamer sus pies, luego sus piernas y brazos, para seguir por su estómago y sus tetas. Lamí de abajo a arriba y en círculos, como antes. Después continué con su cuello y espalda. Ahí me ordenó detenerme.

Quizás más adelante puedas mamar las tetas de mami o quizás darme placer... pero aún no te lo has ganado. Tienes que hacer más cosas por mí...

Me quedé callado. No podía hablar sin permiso.

Bien, has pasado la prueba.

La miré sin comprender.

Has recordado que no puedes hablar sin mi permiso.

Esperé. Entonces ella dijo:

Quiero que seas una niña. No tienes pene de hombre ni vello de hombre. ¿Y que macho es sumiso? Serás una nena, una sissy para mí. Y quiero que aprendas a serlo.

Durante los días siguientes, aprendí a ser mujer: me vistió como mucama, limpiando su casa, me puso tacones y tuve que aprender a moverme con ellos e inclusive me obligó a ver porno gay. Entonces llegó el momento.

Bien, ya han pasado seis días. Hoy es el último de prueba.

Mi ama estaba delante de un ordenador portatil con cam.

Voy a decirte qué tienes que hacer: toda niña al final acaba buscando un hombre. Yo quiero que aprendas a coquetar con ellos amor... porque voy a buscarte un novio. Quiero que pierdas tu virginidad con un macho alfa.
发布者 campi21
1 年 前
评论
2
以发表评论
sensual2011
Me encanta.
回答
Me encantó ese relato
回答