Me cogieron por sorpresa
Era mediodía me acababa de duchar y desnuda como estaba me puse a colocar bien los cojines del sofá del salón. De repente noté un roce entre mis nalgas, al volverme a ver que pasaba unas manos agarraron mi cabeza, bajándola a la vez que algo se introdujo en mi boca. Miré hacia arriba y vi un hombre desnudo metiendo su polla en mi boca.
- Hola negra, llevo toda la mañana mirándote por la ventana y cuando he visto que te duchabas he entrado y ahora vas a saber lo que es bueno, me tienes como un burro – ya me había olvidado de un hombre que esta mañana subió a arreglar la azotea para lo que le dejé las llaves por si yo salía y necesitaba algo de la casa.
- Quiero follarte hasta que revientes pero antes me vas a sacar brillo a la polla con esa boca de mamona que tienes.
Era un hombre de unos treinta y tantos años, alto y fuertote, velludo y con una polla que a duras penas me cabía entera en la boca. Me puse de rodillas y me agarré a sus muslos, chupando ese pollón sin dejar de mirarle a los ojos. Fué soltándome la cabeza dejándome hacer.
-Ooooo negra que bien la chupas, sigue así putita, no pares.
Pasado el primer momento de susto y sorpresa, la situación me estaba gustando y me dediqué a chuparle y comerle la polla, lamiéndole huevos y muslos cuando la sacaba de la boca sin dejar de mirarle.
-Ummm que guarra que eres, vaya mamona que estás hecha - decía mientras me sobaba las tetas y pezones. Se apartó de mí y se sentó en el sofá.
-Sigue chupándola así negra – seguí chupándole y comiéndole la polla mientras le acariciaba los muslos, el vientre y los huevos, cada vez más excitada pensando en cuando esa hermosura entrara en mi coño. A veces el tío me cogía por los pelos y me la metía entera hasta dentro o imponía el ritmo de la mamada.
-Jo negra nunca me la han chupado tan bien, a ver si follas igual – de un tirón me levantó del suelo poniéndome de rodillas en el sofá y comenzó a tocarme el coño y a meterme los dedos.
-Que guarra eres negra, todavía no te he tocado y ya estás empapada y vaya pedazo de coño que tienes, te va a caber entera. Dándome un fuerte azote en el culo me puso a cuatro patas con la cara contra el respaldo del sofá.
- Ahora ya puedes hablar negra, dime que quieres que te haga.
- Fóllame, méteme esa polla tan rica en el coño – le contesté.
Me dió otro azote en el culo y empezó a pasarme el rabo por la raja toda mojada.
-Que guarra tienes un aspirador en el coño, tan mojada como estás entra sola – al decir eso me metió toda la verga dentro de golpe.
Los dos gemíamos de placer, pocas veces había sentido una polla así de gorda y grande, la sacaba y la metía y me corrí como acostumbro, largando enormes chorros como si estuviera meando, mientras no paraba de berrear.
- Vaya con la negra y yo que me creía que la iba a tener que violar y mírala como se returce de gusto, que cerda, ¡ahora verás! - comenzó un mete saca cada vez más fuerte y deprisa mientras que una mano me agarraba por los pelos levantándome la cabeza y con la otra me azotaba las nalgas. Yo no paraba de chillar corriéndome por segunda vez. Entonces él la sacó y la acercó a mi cara llenándomela de semen.
- Venga relámete esa cara de puta y ponte ya a limpiarme la polla con la boca que no hemos terminado – después de pasarme las manos y la lengua por la cara comenzé a chuparle otra vez la polla que seguía igual de dura que antes.
- Ahora te vas a sentar encima mía cerda – se sentó en el sofá me puso de pie dándole la espalda, me dió un fuerte azote y tiró de mi hacia abajo ensartándome en su verga hasta los huevos.
- ¿Quieres ver las estrellas negra? ¡Muévete puta, salta! - comencé a cabalgarle, cada vez que bajaba y notaba sus huevos golpeándome las inglés era verdaderamente como si tocara las estrellas como si algo dentro de mi golpeara mis entrañas. Chillaba como una loca, él de vez en cuando me inclinaba hacia delante golpeándome el culo lo que me producía más placer, me corrí otra vez.
- Vaya con la negra, no podía imaginar lo guarrísima que eras – me levantó y me tiró sobre el sofá.
- Abre bien las piernas cerda – se tiró sobre mí y siguió follándome bien fuerte mientras me cogía las tetas.
- Levanta más las piernas negra, que gusto follarte ¿Te gusta cerda? - yo solo podía decir que sí entre gemidos y gritos mientras le miraba a los ojos sintiendo un placer que me desgarraba. Volví a correrme y entonces el se levantó y me chorreó con su leche tetas y cara.
- Bueno negra eres una gran mamona y folladora, ya sabes que tengo las llaves de tu casa, a partir de ahora vas a ser mi puta cuando yo quiera.
- Hola negra, llevo toda la mañana mirándote por la ventana y cuando he visto que te duchabas he entrado y ahora vas a saber lo que es bueno, me tienes como un burro – ya me había olvidado de un hombre que esta mañana subió a arreglar la azotea para lo que le dejé las llaves por si yo salía y necesitaba algo de la casa.
- Quiero follarte hasta que revientes pero antes me vas a sacar brillo a la polla con esa boca de mamona que tienes.
Era un hombre de unos treinta y tantos años, alto y fuertote, velludo y con una polla que a duras penas me cabía entera en la boca. Me puse de rodillas y me agarré a sus muslos, chupando ese pollón sin dejar de mirarle a los ojos. Fué soltándome la cabeza dejándome hacer.
-Ooooo negra que bien la chupas, sigue así putita, no pares.
Pasado el primer momento de susto y sorpresa, la situación me estaba gustando y me dediqué a chuparle y comerle la polla, lamiéndole huevos y muslos cuando la sacaba de la boca sin dejar de mirarle.
-Ummm que guarra que eres, vaya mamona que estás hecha - decía mientras me sobaba las tetas y pezones. Se apartó de mí y se sentó en el sofá.
-Sigue chupándola así negra – seguí chupándole y comiéndole la polla mientras le acariciaba los muslos, el vientre y los huevos, cada vez más excitada pensando en cuando esa hermosura entrara en mi coño. A veces el tío me cogía por los pelos y me la metía entera hasta dentro o imponía el ritmo de la mamada.
-Jo negra nunca me la han chupado tan bien, a ver si follas igual – de un tirón me levantó del suelo poniéndome de rodillas en el sofá y comenzó a tocarme el coño y a meterme los dedos.
-Que guarra eres negra, todavía no te he tocado y ya estás empapada y vaya pedazo de coño que tienes, te va a caber entera. Dándome un fuerte azote en el culo me puso a cuatro patas con la cara contra el respaldo del sofá.
- Ahora ya puedes hablar negra, dime que quieres que te haga.
- Fóllame, méteme esa polla tan rica en el coño – le contesté.
Me dió otro azote en el culo y empezó a pasarme el rabo por la raja toda mojada.
-Que guarra tienes un aspirador en el coño, tan mojada como estás entra sola – al decir eso me metió toda la verga dentro de golpe.
Los dos gemíamos de placer, pocas veces había sentido una polla así de gorda y grande, la sacaba y la metía y me corrí como acostumbro, largando enormes chorros como si estuviera meando, mientras no paraba de berrear.
- Vaya con la negra y yo que me creía que la iba a tener que violar y mírala como se returce de gusto, que cerda, ¡ahora verás! - comenzó un mete saca cada vez más fuerte y deprisa mientras que una mano me agarraba por los pelos levantándome la cabeza y con la otra me azotaba las nalgas. Yo no paraba de chillar corriéndome por segunda vez. Entonces él la sacó y la acercó a mi cara llenándomela de semen.
- Venga relámete esa cara de puta y ponte ya a limpiarme la polla con la boca que no hemos terminado – después de pasarme las manos y la lengua por la cara comenzé a chuparle otra vez la polla que seguía igual de dura que antes.
- Ahora te vas a sentar encima mía cerda – se sentó en el sofá me puso de pie dándole la espalda, me dió un fuerte azote y tiró de mi hacia abajo ensartándome en su verga hasta los huevos.
- ¿Quieres ver las estrellas negra? ¡Muévete puta, salta! - comencé a cabalgarle, cada vez que bajaba y notaba sus huevos golpeándome las inglés era verdaderamente como si tocara las estrellas como si algo dentro de mi golpeara mis entrañas. Chillaba como una loca, él de vez en cuando me inclinaba hacia delante golpeándome el culo lo que me producía más placer, me corrí otra vez.
- Vaya con la negra, no podía imaginar lo guarrísima que eras – me levantó y me tiró sobre el sofá.
- Abre bien las piernas cerda – se tiró sobre mí y siguió follándome bien fuerte mientras me cogía las tetas.
- Levanta más las piernas negra, que gusto follarte ¿Te gusta cerda? - yo solo podía decir que sí entre gemidos y gritos mientras le miraba a los ojos sintiendo un placer que me desgarraba. Volví a correrme y entonces el se levantó y me chorreó con su leche tetas y cara.
- Bueno negra eres una gran mamona y folladora, ya sabes que tengo las llaves de tu casa, a partir de ahora vas a ser mi puta cuando yo quiera.
9 years ago