En el probador

Un fan me envió la siguiente sugerencia:
Tienda de ropa... que este concurrida... pero que no sea un gran almacén y que tenga los
vestuarios en un sitio de paso. Ni que decir tiene que debe haber algún hombre en la tienda.
Provócale un poco... que te mire.. que se fije en ti. Entra a los cambiadores para probarte la
ropa y deja como por descuido la cortina del cambiador un poco abierta.. o la puerta si es
puerta. Lo justo para que lo pueda ver y que te pueda ver un poco. Cuando termines.. sal sin
comprar la ropa y obsequie a tu admirador con la mejor de tus sonrisas.

La idea me gusto y el resultado es el siguiente:
Para la ocasión me puse un vestido rojo que se abotona por delante y debajo nada mas que
un tanga blanco. Antes de salir de casa me mire en el espejo y deje convenientemente
desabrochados algunos botones, concretamente los dos de abajo, ya que el de arriba es
bastante sugerente sin tener que desabrocharlo, ☺.
Sali de casa y me dirigi a coger el autobús que me acercaria hasta el centro, ya habia
escogido la tienda donde haria la exhibición y que sin ser un centro comercial era de esperar
que dado la hora, 7,30 de la tarde y el día, viernes, estuviera bastante concurrido.
Nada mas subirme al autobús supe que había acertado al dejar los dos últimos botones
desabrochados “descuidadamente” ya que el vestido se abrió y me permitió lucir mis
piernas, llamando la atención del conductor y de las personas que se encontraban situadas
en la parte delantera del autobús, había poca gente en el vehículo pero ninguna de ellas
aparto su mirada de mi mientras avanzaba a lo largo del pasillo; sobre la marcha decidí
sentarme en el ultimo asiento, en la parte del centro, que se encuentra un poco elevado
respecto a los demás y que seguramente me permitiría hacer alguna que otra diablura. Me
senté descuidadamente, sin preocuparme la posición que tomaba el vestido dejando mis
muslos completamente al descubierto y decidí hacer un repaso a unos papeles que saque del
bolso para disimular y hacerme la distraída; a medida que hacíamos el recorrido y la gente
iba subiendo y bajando en las distintas paradas me fije que todo el mundo me miraba e
incluso que dos jovencitos que se habían sentado orientados hacia mi no me quitaban la
vista de encima, aun cuando yo los miraba de vez en cuando, sin duda la visión los debía de
tener entretenidos, lo que mas extraño fue cuando una pareja que se encontraba de pie en el
centro del pasillo, ella le llamo a atención a él, por lo que decidí averiguar cual era el
motivo y comprobé que fruto de los vaivenes del viaje el vestido se me había subido mas de
la cuenta y estaba mostrando mi tanga, que al ser blanco destacaba sobre el rojo, decidí
cortar la visión e inicie un lento cruce de piernas permitiéndoles ver con toda claridad el
tanga y con ello ganándose el muchacho un codazo de su novia y que a los muchachos se
les abrieran aun mas, si era posible, los ojos; también descubrí una mirada desaprobadora
de una señora mayor que tenia el ceño fruncido y me miraba de mala manera,
instintivamente, recordando alguna vieja experiencia, decidí recobrar mi compostura y
acabe con la exhibición por miedo a alguna recriminación por su parte, ya que no era este el
objeto de la petición echa por mi amigo; cuando faltaba poco para llegar a mi parada
descruce las piernas rápidamente pero con un movimiento exagerado para permitir que los
jovencitos pudieran darme un ultimo repaso antes de abandonar mi asiento, cuando llegue
ante la puerta del autobús, se me ocurrió una ultima maldad para con los jovencitos y me
puse a rebuscar en mi bolso, saque las llaves y las deje caer descuidadamente al suelo me
gire hacia ellos y agarrándome con una mano a la barra del autobús me incline a la vez que
flexionaba las rodillas permitiéndoles una visión de mi escote de mis piernas, recogí las
llaves y justo en ese momento el autobús llegaba a la parada por lo que dirigiéndoles una
sonrisa de complicidad abandone el autobús, viendo como se hacían comentarios entre
ellos.
Para cumplir la petición de mi amigo había escogido una tienda, de una conocida
franquicia, con los probadores repartidos por el local, pero uno en especial, que me pareció
ideal para mis propósitos, se encuentra situado en una esquina, junto a un expositor que va
a lo largo de la pared y que si bien se queda algo escondido respecto a la tienda no así
respecto al expositor y ya en alguna ocasión me había permitido ver como se probaba ropa
alguna chica. En la tienda había bastante gente y el probador en cuestión se encontraba
ocupado, por lo que di una vuelta mientras buscaba algo que me gustara. Escogí tres o
cuatro faldas, una de ellas de una talla mas pequeña de la que uso, un jersey de punto, de
rejilla bastante grande y un par de camisetas. Cuando vi que la chica que ocupaba el
probador lo abandonaba me dirigí rápidamente hacia él, entré, colgé la ropa y cerré
descuidadamente la cortina permitiendo que quedase una amplia abertura por la cual me
pudieran espiar. Me dedique a mirar las distintas prendas que había escogido a la espera de
que alguien se fijara en mi, ya que dada mi posición, a través del espejo veía perfectamente
si alguien se fijaba en mi. Finalmente me pareció que un hombre como de unos cuarenta y
tantos no paraba de mirarme a la vez que atendía a su mujer que rebuscaba entre la ropa,
por lo que decidí comenzar el espectáculo, frente al espejo comencé a desabrocharme los
botones del vestido y lentamente me lo quite, quedando únicamente con los zapatos y el
tanga, el hombre no me quitaba la vista de encima me incline para que pudiera admirar mi
trasero, me ajuste el tanga y me mire y remire al espejo, girándome lentamente para que
pudiera admirarme, cogí una falda y me la puse, para comprobar como me quedaba le di la
espalda al espejo y alejándome de él aproveche para casi sacar un pecho por la abertura de
la cortina, volví a mirarme y por el reflejo pude observar que no solo el hombre me miraba,
la mujer se hacia la disimulaba con una prenda pero no quitaba la vista del interior del
probador, me puse el jersey, entonces me di cuenta que mis pezones se encontraban
totalmente duros y salían a través de los agujeros, sonriendo me los acaricie lentamente
mirándome frente al espejo y viendo como no me quitaban los ojos de encima, me quite la
falda y cogí la que me quedaba pequeña, con dificultad logre ajustarla a mis caderas, me
mire y remire, marcaba perfectamente mi culo, la forma de mis muslos y apenas me
permitía moverme, corrí la cortina y salí del probador, ellos disimulaban mirando el
expositor a la vez que se aproximaban hacia mi, sin duda para verme mas cerca, yo
simulaba estar muy preocupada por la marca que me hacia el tanga, entre de nuevo en el
probador y medio cerrando la cortina, pero dejándola mucho mas abierta que antes me subí
como pude la falda y me quite el tanga, lo deje colgado de la percha y lentamente me baje la
falda a la vez que me giraba para ver como me quedaba por detrás y permitirles la visión de
mi coñito. Finalmente, no sin esfuerzos me quite la falda, cogí el tanga y según me lo iba a
poner se me ocurrió una idea.... lo volví a dejar en su sitio, me desnude, cogí el vestido, me
lo puse, deje “descuidadamente” otra vez los dos botones desabrochados cogí toda la ropa
que me había probado y metí dentro de mi mano el tanga, al pasar junto a la pareja y
mirándolos directamente con la mejor de mis sonrisas deje caer el tanga al suelo, deje la
ropa en su sitio y sin mirar atrás, pero si a través de los diversos espejos situados en el local
pude ver como la mujer se agachaba, cogía mi tanga y disimuladamente se lo llevaba a la
nariz; decidí no comprarme nada y abandone rápidamente el local en busca de mi marido.....
pero eso ya es otra historia que me guardo para mi, pero si te puedo decir que fue muy
“gratificante”
Ainhoa