El nuevo juguete de Miriam...

Aquel sábado a la mañana, me acordé de mi antigua amiga Miriam.
Decidí que era tiempo de visitarla en su negocio de lencería.

Apenas entré al local, esa sensual mujer me sonrió desde lejos.
Me comió la boca en un beso profundo cuando me acerqué a ella y su mano bajó a acariciar mi cola firme, a través de mi ajustada pollera.

“Te extrañé mucho, nena perversa… dónde estabas…?” Susurró.

“Cogiendo con mi lindo novio… pero siempre pensando en vos, nena…”
Respondí, sabiendo que a ella le gustaba eso…

“Estás buscando algo sexy para estrenar con él…? Preguntó con malicia.

Entonces le dije que, en realidad, estaba buscando algo para lucir mi cuerpo durante el verano en Brasil; algo bien provocativo, casi sucio…

Miriam se rió con ganas, diciendo que prefería verme en bolas.
Pero agregó que tenía algo para mí, que iba a gustarme mucho más que una diminuta tanga brasileña…Un poco por curiosidad, decidí hacerle caso.

Esa perra entonces me presentó a su sobrina Martha, que era una de sus empleadas y le ordenó que se hiciera cargo del local. Después me arrastró hasta el fondo; a la trastienda. Cerró la cortina y volvió a comerme la boca. Después desabrochó mi pollera y la hizo deslizar hasta mis tobillos.

Luego Miriam se inclinó y comenzó a lamer mis labios vaginales, a través de la delgada tela de mi tanga. Me volví más loca que nunca.

Me sacó la tanga con suavidad y empezó a comerme la concha humedecida, advirtiéndome que no hiciera ruidos que pudieran atraer a sus jóvenes y ardientes empleadas…

Tuve que morderme los labios para no gruñir de placer, mientras esa perra me regalaba toda su experiencia oral, en una tremenda chupada infernal.
Después de hacerme acabar entre sus sensuales labios rojos, se puso de pie, me mostró la boca abierta para que yo viera que se había tragado todos mis jugos y me dijo que la esperara allí…

Entró al local y regresó en unos minutos, trayendo varias prendas en sus manos. Una de ellas era un diminuto bikini de color rojo.
Miriam me aseguró que ese color me quedaría muy bien.
Allí mismo en la trastienda me ordenó que me calzara esa casi inexistente pieza de tela. Se relamió los labios, diciendo que esa especie de sunga era de menor talla y por eso me marcaba bien los labios vaginales…

La mirada de lujuria de Miriam se me antojó tremenda.
Esa perra tenía una calentura que yo sola no podría sofocar…
La turra sonrió maliciosamente, diciéndome que así yo lucía como una verdadera actriz porno. O una stripper para tipos muy calentones…

Me volví para mirarme en un gran espejo y al girar nuevamente, encontré que Miriam se estaba desnudando. En un par de segundos quedó vestida solamente con un par de tacos de aguja, que resaltaban sus magníficas piernas torneadas. No se había depilado como siempre yo la había visto y su pubis llevaba una suave pelusa perfectamente delineada sobre sus humedecidos labios vaginales.
Mi concha volvió a humedecerme apenas presté atención a esa vulva…

“Hoy no vas a cogerme… yo te voy a coger a vos…” Susurró con suavidad.

Sin dejar de sonreír, Miriam metió su dedo mayor en la boca y enseguida lo sacó cubierto de saliva. Sin darme tiempo a nada, corrió la sunga roja a un lado y me hundió ese dedo bien lubricado hasta el fondo de mi vagina, haciendo que reprimiera un respingo de sorpresa…
Giré para decirle si estaba pensando en cogerme solamente utilizando su largo dedo mayor…

Pero la muy perra volvió a mostrarme su sonrisa de lascivia mientras decía:

“Ahora vas a saberlo… ni se te ocurra mirarme, putita…”
Me advirtió, mientras sacaba su largo dedo de la humedad de mi concha.

Miré hacia adelante y escuché su voz sensual diciendo:

“Esto es lo que tengo para vos… para tu linda colita caliente…”

Me volteé para mirarla y encontré que una enorme verga de silicona color negro ahora colgaba de un arnés alrededor de su delgada cintura, apoyándose sobre su pubis desnudo.

“Ahora vas a gritar de dolor… y mis empleadas van a oírte…” Dijo.

Sonreí y apoyé mis manos contra el espejo, sacando mi cola hacia afuera.
Miriam se agachó y pasó su sedosa lengua por mi raja; abrió mis cachetes con sus manos y lubricó mi estrecha entrada trasera con su saliva.

Comencé a resoplar y bufar, sintiendo el placer que me causaba su lengua.

Cuando ella se puso de pie, yo me dispuse a ser enculada por esa verga.
Pero antes sentí sus dedos dilatándome un poco antes de intentar meterme esa cosa siliconada, esa cosa enorme…

De repente sentí un tremendo embiste y supe que esa verga artificial se había clavado en mi apretado ano. Dejé escapar un bufido de placer al sentir aquella cosa enorme deslizándose dentro de mi canal rectal…

Miriam me susurraba al oído toda clase de groserías; asegurándome que le encantaba encularme con su juguete…
Sus largos dedos mientras tanto, se hundieron en la humedad de mi concha y esa perra calentona comenzó a pajearme bien rico, agregando mucho más morbo a esa situación.

No pude evitar jadear y gruñir mientras esa perra me rompía el culo y me pajeaba con sus expertos dedos al mismo tiempo.
De repente su sobrina Martha corrió la cortina y se quedó hipnotizada mirando la escena con la boca abierta.

Miriam le dijo algo que no entendí y esa chica se agachó frente a mí, reemplazando los dedos de su tía con sus delicados labios.
El calor de su boca me provocó un placer inusitado y no pude evitar aullar en éxtasis, mientras esas dos mujeres usaban mi cuerpo a voluntad…

Pronto acabé en la boca de Martha, que desapareció de la escena apenas abrí mis ojos. Mis jugos deslizándose entre mis muslos eran la prueba de que eso no había sido un sueño.

Miriam comenzó a bombear mi culo con más brutalidad y energía; ahora haciéndome aullar sin cuidarme de que alguien me oyera.
Acabé otra vez, dejando que Miriam me sostuviera por la cintura, para no caer al piso de rodillas.
Mientras, sentía mi culo arder bajo las embestidas de esa mujer tan agresiva y sensual…

Cuando ella lo notó, sacó por fin la verga de silicona de mi dilatado culo…

“Me encantó romperte el culo… ahora quiero que me lo hagas a mí…”

Giré para ver esa verga de silicona que Miriam ya estaba desprendiendo de su cintura. Le pregunté si iba a aguantar todo eso en su estrecho ano.
La perra sonrió, susurrando que su culo estaba ya acostumbrado a cosa más gruesas y largas.

Ella misma me calzó ese arnés en mi cintura y después adoptó una posición de perrita sobre un sillón. Me dijo que ya estaba lista.
La aferré por las caderas y fui deslizándome hacia adelante, empujando la cabeza de ese juguete contra su apretado esfínter anal.
Pronto estaba bien adentro y entonces comencé a bombearle el culo con la misma intensidad brutal con que ella había maltratado el mío…

Miriam comenzó a aullar como una posesa y pronto su sobrina Martha y otra de las empleadas del local estaban asomadas por la cortina, para disfrutar del espectáculo de ver a su jefa empalada por el culo con un gigantesco aparato de silicona…

Mi amiga gritó de todo y muy pronto su cuerpo tembló entre mis manos y su concha descargó una intensa cantidad de jugos sobre el sillón…

Miriam siguió balanceándose al mismo ritmo que mis manos le imprimían y de pronto me pidió que le sacara esa cosa del culo. Ya no aguantaba más.

Cayó al suelo sobre sus rodillas, mientras sus empleadas desaparecían.
La ayudé a incorporarse y me aseguró que le había gustado mucho la manera brutal en que le había dejado ese culo en llamas…

Miriam me dijo que me fuera con esa sunga puesta y le obedecí. Me hizo llevar además un sensual conjunto de lencería para estrenar con Daniel.

“Cuando te coja tu lindo machito… espero que te acuerdes de mí…”

Me dijo a manera de despedida, dedicándome una sensual mirada.
Ella se quedó en la trastienda vistiéndose y yo encaré para la salida.

Al pasar frente a Martha, la sobrina me guiñó un ojo y me entregó en silencio un pequeño papel.
Al llegar a la calle, descubrí que era su número de teléfono…
Ким опубліковано: malebens
3 роки(-ів) тому
Коментарі
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HowieFeltersnatch69
HowieFeltersnatch69 3 роки(-ів) тому
Great lesbian story, it got my juices flowing down below edging on myself enjoying your sex story. 
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