MAS MARICONA Y PERVERTIDA
El ultimo año y medio ha transformado la vida por completo a muchas personas. Entre ellas me encuentro yo, que siendo toda la vida bisex, he cambiado en este tiempo de pandemia a homosexual totalmente degenerado y pervertido. O sea lo que en el argot se llama maricona de mierda.
Cuando empezaron los temores de la pandemia yo me marché de Madrid a un pueblo de Soria donde tenia una casita a la salida del pueblo. Era un chalet de fin de semana pero que al estar fuera de los núcleos urbanos me daba mas seguridad frente a los contagios. Un día cogí los bártulos imprescindibles, me monté en el coche y me fui a disfrituar de esa vida segura y tranquila que añoraba.
Cuando llegue al pueblo, la casa estaba completamente sucia, fruto de los varios años que llevaba sin ocuparse. Lo primero que tuve que hacer es buscar a alguna mujer que la pudiera limpiar y ponerla en condiciones de habitabilidad. Menos mal que en el bar del pueblo me informaron que había un matrimonio de franceses de unos 70 años que a veces habían limpiado casas en el pueblo.
Me puse en contacto con Marie y Pierre y acordamos que irían a mi casa y que la dejarían totalmente limpia de suciedad y que luego cada semana irían un día y harían el mantenimiento y limpieza. Según me contaron eran jubilados y les apasionaba el paisaje de campo lleno de los pinos y a****les. Habían vivido toda la vida en Lyon y les gustaba la vida y trato con los campesinos. Ahora la pensión se les quedaba un poco corta y hacían trabajos para recaudar algunos euros que completasen su jubilacion
Después de la limpieza, instalé mi ordenador, la televisión de plasma y los equipos de músicas y me dispuse a vivir mi etapa de campesino hasta que remitiese la pandemia. Pero a los pocos días empecé a notar que mi líbido estaba por los suelos, las películas porno del ordenador y de la televisión casi no me atraían y que mi miembro viril estaba tan pequeño que no me lo encontraba entre los testículos. Yo antes había sido chico de saunas, un par de veces a la semana, con lo que me desfogaba y estaba siempre cachondo y enseguida que veía una polla me empalmaba hasta eyacular sin gran esfuerzo.
Ahora no lograba eyacular, después de llevar ya 10 días en el pueblo. Las películas por mas que fuesen sucias y calientes, no lograban que mi polla subiese y se pusiese a tono. A la vista de ello, y como prácticamente al único hombre que veía era a Pierre cuando iban a limpiar, le pregunte si a él le pasaba lo mismo. Me dijo que él lo sufría desde que llego al pueblo, pues con su mujer no tenía ningún contacto sexual. Antes en Lyon se iba a las saunas gay y allí aprovechaba para satisfacerse sexualmente. Ahora no podía ir a las saunas y había tenido que ingeniarse algunos remedios.
Me comento que tenia un perro y una perra muy mansos a los que les había educado para que le diesen gusto sexual. Al perro le tenía amaestrado y enseñado para que le penetrase por el ano, metiese todo su miembro incluso con el anillo que tienen estos a****les en su polla y luego se corriese dentro de su culo. A continuación, se extendia el semen del perro por su polla y se la ponía a oler a su perra. Esta enseguida con el olor se ponía cachonda y aceptaba de buen grado la penetración en su vagina de la polla de Pierre. De esta forma conseguía que le follasen a él y follar el también a continuación.
También para otros momentos de éxtasis sexual tenia una serie de productos del campo como calabacines, pepinos e incluso mangos de azadones que se insertaban muy bien y le producían un exquisito placer. Incluso para los pezones tenía una plantación de unas hierbas llamadas en España Ortigas que al frotarlas por los pezones le producían una excitación muy especial.
Muy aficionado a los hongos y setas, había encontrado una variedad que se describe en los libros de Micología o Micetología y que él ya lo sabía de antes, que partidos en lonchas y fumados, se comportan como sustancias alucinógenas, o sea como si fuesen los porros de toda la vida.
A la vista de todos estos consejos me dejo obnubilado y con ganas de ponerlos en práctica. Pero eso ya lo contare en la segunda parte de este relato que la publicará en breve
Cuando empezaron los temores de la pandemia yo me marché de Madrid a un pueblo de Soria donde tenia una casita a la salida del pueblo. Era un chalet de fin de semana pero que al estar fuera de los núcleos urbanos me daba mas seguridad frente a los contagios. Un día cogí los bártulos imprescindibles, me monté en el coche y me fui a disfrituar de esa vida segura y tranquila que añoraba.
Cuando llegue al pueblo, la casa estaba completamente sucia, fruto de los varios años que llevaba sin ocuparse. Lo primero que tuve que hacer es buscar a alguna mujer que la pudiera limpiar y ponerla en condiciones de habitabilidad. Menos mal que en el bar del pueblo me informaron que había un matrimonio de franceses de unos 70 años que a veces habían limpiado casas en el pueblo.
Me puse en contacto con Marie y Pierre y acordamos que irían a mi casa y que la dejarían totalmente limpia de suciedad y que luego cada semana irían un día y harían el mantenimiento y limpieza. Según me contaron eran jubilados y les apasionaba el paisaje de campo lleno de los pinos y a****les. Habían vivido toda la vida en Lyon y les gustaba la vida y trato con los campesinos. Ahora la pensión se les quedaba un poco corta y hacían trabajos para recaudar algunos euros que completasen su jubilacion
Después de la limpieza, instalé mi ordenador, la televisión de plasma y los equipos de músicas y me dispuse a vivir mi etapa de campesino hasta que remitiese la pandemia. Pero a los pocos días empecé a notar que mi líbido estaba por los suelos, las películas porno del ordenador y de la televisión casi no me atraían y que mi miembro viril estaba tan pequeño que no me lo encontraba entre los testículos. Yo antes había sido chico de saunas, un par de veces a la semana, con lo que me desfogaba y estaba siempre cachondo y enseguida que veía una polla me empalmaba hasta eyacular sin gran esfuerzo.
Ahora no lograba eyacular, después de llevar ya 10 días en el pueblo. Las películas por mas que fuesen sucias y calientes, no lograban que mi polla subiese y se pusiese a tono. A la vista de ello, y como prácticamente al único hombre que veía era a Pierre cuando iban a limpiar, le pregunte si a él le pasaba lo mismo. Me dijo que él lo sufría desde que llego al pueblo, pues con su mujer no tenía ningún contacto sexual. Antes en Lyon se iba a las saunas gay y allí aprovechaba para satisfacerse sexualmente. Ahora no podía ir a las saunas y había tenido que ingeniarse algunos remedios.
Me comento que tenia un perro y una perra muy mansos a los que les había educado para que le diesen gusto sexual. Al perro le tenía amaestrado y enseñado para que le penetrase por el ano, metiese todo su miembro incluso con el anillo que tienen estos a****les en su polla y luego se corriese dentro de su culo. A continuación, se extendia el semen del perro por su polla y se la ponía a oler a su perra. Esta enseguida con el olor se ponía cachonda y aceptaba de buen grado la penetración en su vagina de la polla de Pierre. De esta forma conseguía que le follasen a él y follar el también a continuación.
También para otros momentos de éxtasis sexual tenia una serie de productos del campo como calabacines, pepinos e incluso mangos de azadones que se insertaban muy bien y le producían un exquisito placer. Incluso para los pezones tenía una plantación de unas hierbas llamadas en España Ortigas que al frotarlas por los pezones le producían una excitación muy especial.
Muy aficionado a los hongos y setas, había encontrado una variedad que se describe en los libros de Micología o Micetología y que él ya lo sabía de antes, que partidos en lonchas y fumados, se comportan como sustancias alucinógenas, o sea como si fuesen los porros de toda la vida.
A la vista de todos estos consejos me dejo obnubilado y con ganas de ponerlos en práctica. Pero eso ya lo contare en la segunda parte de este relato que la publicará en breve
3 years ago