La madre de mi amiga
Mi nombre es Mario y os voy a contar una experiencia que tuve hace unos años, corría el verano de 2005 yo tenía 18 años y acababa de hacer mi examen de selectividad,
había sacado nota para la carrera que quería y tenía todo el verano para mí. Tenía una amiga, Rocío, por la que estaba bastante colgado, la chica no me hacía ni caso,
tenía claro que quería que solo fuésemos amigos. Esa mañana había quedado con ella, su ordenador se había "roto" y yo, como pagafantas-amigo-pringao-informático iba a
ver si podía arreglarlo.
Llegué a su casa a eso de las 10 de la mañana, con la tarrina de CDs en la mano, Windows, Office... el pack completo, al final todos esos ordenadores rotos eran lo mismo,
gente que se metía donde no debía y acababa corrompiendo el sistema. Rocío vivía con su madre y su hermana en un chalet adosado, en una irbanización con piscina, pistas de
basket, etc. Llamé al timbre y salió a abrirme, llevaba un top ajustado que la amrcaba perfectamente sus pechos y unos shorts vaqueros que la llegaban a medio muslo, debajo
llevaba un bikini que apenas alcanzaba a ver.
- Hola Mario, pasa! ¿qué tal todo?
- Hola Rocío! genial, he entrado en Informática!!!!
- Enhorabuena, que bien!!!! eso vamos a tener que celebrarlo!
Rocío había decidido no hacer la selectividad, ella había preferido ir por el camino de FP y estaba viendo módulos de administración de empresas. Entramos en su casa
y subimos a la buhardilla, que es donde tenía su habitación, era una estancia diáfana, muy grande y con el techo alto, un par de velux daban luz a toda la sala. La habitación
se dividía en dos partes una donde estaba su cama y otra donde tenía una estantería con libros y el escritorio, no había muros, era más una separación por ambientes que física.
Cuando estábamos subiendo las escaleras, a la altura de la segunda planta, donde estaban el resto de habitaciones, apareció la su madre.
- Hola Miguel, qué tal todo? Ya te ha liado mi hija para arreglar algo que ha roto? Siempre igual!
Se notaba el tono de reproche en la voz de la madre, aunque había una media sonrisa en su expresión.
- No pasa nada, me encantan los ordenadores y para eso estamos los amigos, no?
- Bueno, ten cuidado que no abuse demasiado de ti, tu luego pásale la factura.
- Bueno mamá, déjanos en paz
Dijo Rocío claramente m*****a.
Terminamos de subir las escaleras y me puse con el PC, si hubiese sido otra persona habría formateado el PC y listo, el usuario habría perdido todos sus datos yo habría tardado
una hora y todo habría quedado como nuevo, pero Rocío no quería perder nada así que me puso ojitos, y me suplicó con voz melosa. Era un pagafantas, estaba claro, así que me tocó
ponerme a desinstalar malwares, eliminar virus y quitar toda la basura que intala la gente sin mirar. Llevaba ya una hora con el PC, con Rocío a mi lado dándome conversación, cuando
subió su madre.
- Rocío, compraste ayer lo que te dije? (Sinceramente no recuerdo que dijo)
- AY! NO! se me olvidó, luego voy mamá, no te preocupes.
- Rocío, lo necesito para el mediodía, y no puedo irme de casa, me van a llamar aquí y no puedo irme.
- Pero mamá, estamos Mario y yo arreglando el ordenador.
- Bueno, yo veo a Mario arreglando el ordenador, a tí te veo muy tranquila sin hacer nada.
- Pero mamá...
Así siguió la discusión durante cinco minutos, sin llegar a ser incómoda sí que es verdad que fue un poco tensa. Al final terminó con Rocío yendo a comprar y yo quedándome en su casa.
- De verdad que no te importa? te prometo que en media hora estoy aquí.
- Que no Rocío, no te preocupes, luego nos damos un baño en la piscina y me invitas a algo.
- Eres un sol, muchísimas gracias.
Un sol? un pringao, eso es lo que era. Rocío se marchó dejándome con su ordenador, la verdad es que ya estaba acabando, reinstalando algunos programas cuando subió de nuevo su madre,
- Mario, seguro que mi hija no te ha invitado a nada.
- No, pero no hace falta, de verdad.
- No hombre, no te preocupes, que quieres, una coca cola?
- Bueno, venga, una coca cola.
- Ahora mismo subo.
Yo seguía a lo mío, cuando me metí en una carpeta llena de fotos. Eran fotos de Rocío desnuda! sabía que aquello estaba mal, pero la tentación era enorme, salía posando frente al espejo,
en topless, completamente desnuda... había incluso alguna en la que se estaba masturbando con un vibrador. Sin darme cuenta mi mano estaba ya debajo de mis pantalones, me acariciaba la
polla de arriba a abajo, se me había puesto durísima! Justo en ese momento oi como subía la madre de Rocío, saqué mi mano de mis pantalones y cerré la ventana.
- Aquí tienes la coca cola.
- Muchas gracias Esther (así se llamaba).
- Qué tal vas, cómo te va a pagar esto tu amiga?
- No hace falta que me pague nada, de verdad, lo hago encantado.
- Ya, pero no es justo.
Dijo Esther poniendo su mano en mi muslo.
- Alguna forma tiene que haber de agradecerte lo que haces, no?
Su mano había subido un poco más y ahora mismo descansaba encima de mi polla, que seguía dura por lo que había visto antes. Ella agarró mi pene por encima del pantalón y lo apretó con fuerza.
- Seguro que mi hija te calienta muchísimo pero luego no hace nada, verdad?
Yo no sabía que responder, nunca había pensado en la madre de Rocío de esa manera, no porque no estuviese bien sino porque era la madre de mi amiga. La verdad es que se conservaba muy bien, era
una mujer de algo más de metro sesenta, pelo castaño ondulado y ojos marrones, tenía unos pechos grandes y las caderas anchas, su culo era redondo y firme, se la notaba que la gustaba hacer
ejercicio y mantenerse en forma.
- Si ella no te lo compensa alguien tendrá que hacerlo, no?
- De, de verdad, que no hace falta...
- No te preocupes, si es un placer, a mí tampoco me cuesta nada.
Dijo ella metiendo su mano dentro de mi pantalón.
Me faltaba el aliento, aquello era muy excitante, yo era virgen, nunca había estado con ninguna mujer y aquella era no solo guapísima sino que además tenía mucha experiencia.
- Estoy pensando, en algún tipo de gratificación oral, qué te parece? te gustaría que te la comiese?
- Claro, pero de verdad que no es necesario.
No dijo nada pero me bajó el pantalón-bañador que llevaba puesto, despues, poniéndose de rodillas empezó a acariciarme la polla con las manos.
- Y mi hija no hace más que calentarte? menudo pollón se está perdiendo la muy tonta, ya hablaré con ella.
Me guiñó un ojo y empezó a chuparme los huevos suavemente, dando besos a lo largo de mi pene hasta llegar al capullo, entonces sacando la lengua empezó a lamerlo, dejando caer su saliva y
recojiéndola de nuevo con la lengua. Aquello era fantástico, jamás hubiera pensado que una mamada podía ser tan placentera. Esther paró por un momento de lamerme la polla y se separó un poco
de mí, mirándome a los ojos mientras relamía mis flujos, que la corrían por la cara, se quitó la camiseta que llevaba, dejándome ver sus tetas todavía dentro de su sujetador. Eran enormes, al
menos una copa D o doble D, llevaba un sujetador de encaje negro y beige que dejaba ver sus pezones, oscuros, grandes, duros como piedras. Con un movimiento se quitó el sujetador liberando
sus pechos, estos, a pesar del tamaño, seguían firmes y perfectos. Esther se levantó, fue se acercó a la mesita de noche de Rocío y buscó entre sus cajones, al segundo volvió con un consolador
negro, con una ventosa y un pequeño bote de lubricante, se acercó a mí y volvió a ponerse de rodillas, abrió el lubricante y dejó caer un chorro generoso encima de sus pechos, lo dejó a un
lado junto al consolador y extendió el lubricante por sus tetas.
- Sabes lo que es una paja cubana?
- Claro...
Ella se acercó de nuevo a mí, de rodillas, y puso mi polla, que ya estaba durísima, entre sus pechos, después los presionó con sus manos empezó al masturbarme con ellos... mi capullo aparecía y
desaparecía con cada embestida, cuando aparecía ella aprovechaba para lamerlo con la punta de la lengua, de vez en cuando liberaba mi rabo de esa prisión mamaria y volvía a chuparlo. Tras un
par de minutos así yo pensé que aquelló no podía mejorar, era el paraíso ver a esa pedazo de mujer follarme de aquella manera, pero no, por supuesto que iba a mejorar. Esther paró de masturbarme,
Se levantó y se subió la falda que llevaba puesta, debajo llevaba unas bragas a juego con el sujetador, se las bajó lentamente, dejándome ver su coño completamente depilado, estaba brillante de
los flujos que salían de él, pegó el consolador en el suelo, después echó un poco de lubricante y se arrodilló sobre él, montándolo hasta prácticamente el suelo. Cuando el consolador ya estaba
bien metido en su coño me agarró de las manos y tiró de mí para que me pusiese de pies, lo hice de forma instintiva, sin pensar, mi polla estaba justo a la altura de su cara, en ese momento
deslizó sus manos hasta mi culo y tiró de mí hacia ella. Estábamos muy cerca, ella de rodillas sobre el consolador, montando como una amazona y yo de piés justo delante suya, totalmente empalmado,
mi polla la golpeaba en la barbilla y la cara en cada acometida, casi por inercia puse mis manos sobre su cabeza, ella abrió la boca y empezó a chuparme de nuevo el rabo, sin manos, dejando que
yo me moviese al ritmo que ella montaba, metiendo mi pene entero es su boca. Esther de vez en cuando miraba hacia arriba, fijando su mirada en mis ojos de forma lasciva, era impresionante ver
cómo se movía, como mi polla entraba y salía de su boca, como montaba gemía y jadeaba. No podía más, estaba a punto de correrme, aquello era un espectáculo.
- Me corro, me corro...
En ese momento ella me agarró con fuerza y apretó su cara contra mí, metiéndose mi rabo entero en la boca y garganta, retorciéndose y girando sobre él mientras lo acariciaba con la lengua,
yo no pude contenerme y me corrí, mi lefa salió disparada fluyendo durante unos interminables segundos, aquella corrida me pareció eterna! ella sin embargo ni se inmutó, alejó un poco la cabeza y
me chupó la polla con fuerza, absorviendo como quien chupa por una pajita, intentando sacar hasta la última gota. Justo en ese momento sonó la puerta de entrada, era Rocío!
- Ya estoy aquí!
Esther ni se inmutó siguió chupando con fuerza, mirándome a los ojos, yo estaba nervioso, Rocío no podía pillarnos así, yo con los pantalones por los tobillos y su madre medio desnuda y comiéndome
el rabo. Esther se levantó y con calma, sin decir una palabra se puso el sujetador y la camiseta, escondió el consolador y guardó el bote de lubricante, yo me subí los pantalones tan rápido como
pude, mientras oía como Rocío subía las escaleras. Acabábamos de recomponernos cuando Rocío entró en la habitación.
- Hola mamá, qué tal? Mario, ya has acabado? quieres que nos vayamos a la piscina?
- Sí, sí, creo que he acabado...
- Sí, ha acabado, lo ha dejado todo fenomenal, es todo un artista, no sabes el amigo que tienes.
Dijo Esther con una sonrisa perversa, mientras me pasaba el brazo por encima del hombro. Rocío se acercó a la mesa mientras su madre se dirigía a las escaleras, cuando estaba a punto de salir de
la habitación, se giró y guiñó un ojo, se bajó el escote de la blusa, enseñado sus pechos y dejó caer toda la corrida que todavía tenía en la boca, cayendo sobre su canalillo y perdiéndose por él.
- Pasadlo bien chicos, Rocío, se buena y agradecele como es debido todo lo que hace por ti.
había sacado nota para la carrera que quería y tenía todo el verano para mí. Tenía una amiga, Rocío, por la que estaba bastante colgado, la chica no me hacía ni caso,
tenía claro que quería que solo fuésemos amigos. Esa mañana había quedado con ella, su ordenador se había "roto" y yo, como pagafantas-amigo-pringao-informático iba a
ver si podía arreglarlo.
Llegué a su casa a eso de las 10 de la mañana, con la tarrina de CDs en la mano, Windows, Office... el pack completo, al final todos esos ordenadores rotos eran lo mismo,
gente que se metía donde no debía y acababa corrompiendo el sistema. Rocío vivía con su madre y su hermana en un chalet adosado, en una irbanización con piscina, pistas de
basket, etc. Llamé al timbre y salió a abrirme, llevaba un top ajustado que la amrcaba perfectamente sus pechos y unos shorts vaqueros que la llegaban a medio muslo, debajo
llevaba un bikini que apenas alcanzaba a ver.
- Hola Mario, pasa! ¿qué tal todo?
- Hola Rocío! genial, he entrado en Informática!!!!
- Enhorabuena, que bien!!!! eso vamos a tener que celebrarlo!
Rocío había decidido no hacer la selectividad, ella había preferido ir por el camino de FP y estaba viendo módulos de administración de empresas. Entramos en su casa
y subimos a la buhardilla, que es donde tenía su habitación, era una estancia diáfana, muy grande y con el techo alto, un par de velux daban luz a toda la sala. La habitación
se dividía en dos partes una donde estaba su cama y otra donde tenía una estantería con libros y el escritorio, no había muros, era más una separación por ambientes que física.
Cuando estábamos subiendo las escaleras, a la altura de la segunda planta, donde estaban el resto de habitaciones, apareció la su madre.
- Hola Miguel, qué tal todo? Ya te ha liado mi hija para arreglar algo que ha roto? Siempre igual!
Se notaba el tono de reproche en la voz de la madre, aunque había una media sonrisa en su expresión.
- No pasa nada, me encantan los ordenadores y para eso estamos los amigos, no?
- Bueno, ten cuidado que no abuse demasiado de ti, tu luego pásale la factura.
- Bueno mamá, déjanos en paz
Dijo Rocío claramente m*****a.
Terminamos de subir las escaleras y me puse con el PC, si hubiese sido otra persona habría formateado el PC y listo, el usuario habría perdido todos sus datos yo habría tardado
una hora y todo habría quedado como nuevo, pero Rocío no quería perder nada así que me puso ojitos, y me suplicó con voz melosa. Era un pagafantas, estaba claro, así que me tocó
ponerme a desinstalar malwares, eliminar virus y quitar toda la basura que intala la gente sin mirar. Llevaba ya una hora con el PC, con Rocío a mi lado dándome conversación, cuando
subió su madre.
- Rocío, compraste ayer lo que te dije? (Sinceramente no recuerdo que dijo)
- AY! NO! se me olvidó, luego voy mamá, no te preocupes.
- Rocío, lo necesito para el mediodía, y no puedo irme de casa, me van a llamar aquí y no puedo irme.
- Pero mamá, estamos Mario y yo arreglando el ordenador.
- Bueno, yo veo a Mario arreglando el ordenador, a tí te veo muy tranquila sin hacer nada.
- Pero mamá...
Así siguió la discusión durante cinco minutos, sin llegar a ser incómoda sí que es verdad que fue un poco tensa. Al final terminó con Rocío yendo a comprar y yo quedándome en su casa.
- De verdad que no te importa? te prometo que en media hora estoy aquí.
- Que no Rocío, no te preocupes, luego nos damos un baño en la piscina y me invitas a algo.
- Eres un sol, muchísimas gracias.
Un sol? un pringao, eso es lo que era. Rocío se marchó dejándome con su ordenador, la verdad es que ya estaba acabando, reinstalando algunos programas cuando subió de nuevo su madre,
- Mario, seguro que mi hija no te ha invitado a nada.
- No, pero no hace falta, de verdad.
- No hombre, no te preocupes, que quieres, una coca cola?
- Bueno, venga, una coca cola.
- Ahora mismo subo.
Yo seguía a lo mío, cuando me metí en una carpeta llena de fotos. Eran fotos de Rocío desnuda! sabía que aquello estaba mal, pero la tentación era enorme, salía posando frente al espejo,
en topless, completamente desnuda... había incluso alguna en la que se estaba masturbando con un vibrador. Sin darme cuenta mi mano estaba ya debajo de mis pantalones, me acariciaba la
polla de arriba a abajo, se me había puesto durísima! Justo en ese momento oi como subía la madre de Rocío, saqué mi mano de mis pantalones y cerré la ventana.
- Aquí tienes la coca cola.
- Muchas gracias Esther (así se llamaba).
- Qué tal vas, cómo te va a pagar esto tu amiga?
- No hace falta que me pague nada, de verdad, lo hago encantado.
- Ya, pero no es justo.
Dijo Esther poniendo su mano en mi muslo.
- Alguna forma tiene que haber de agradecerte lo que haces, no?
Su mano había subido un poco más y ahora mismo descansaba encima de mi polla, que seguía dura por lo que había visto antes. Ella agarró mi pene por encima del pantalón y lo apretó con fuerza.
- Seguro que mi hija te calienta muchísimo pero luego no hace nada, verdad?
Yo no sabía que responder, nunca había pensado en la madre de Rocío de esa manera, no porque no estuviese bien sino porque era la madre de mi amiga. La verdad es que se conservaba muy bien, era
una mujer de algo más de metro sesenta, pelo castaño ondulado y ojos marrones, tenía unos pechos grandes y las caderas anchas, su culo era redondo y firme, se la notaba que la gustaba hacer
ejercicio y mantenerse en forma.
- Si ella no te lo compensa alguien tendrá que hacerlo, no?
- De, de verdad, que no hace falta...
- No te preocupes, si es un placer, a mí tampoco me cuesta nada.
Dijo ella metiendo su mano dentro de mi pantalón.
Me faltaba el aliento, aquello era muy excitante, yo era virgen, nunca había estado con ninguna mujer y aquella era no solo guapísima sino que además tenía mucha experiencia.
- Estoy pensando, en algún tipo de gratificación oral, qué te parece? te gustaría que te la comiese?
- Claro, pero de verdad que no es necesario.
No dijo nada pero me bajó el pantalón-bañador que llevaba puesto, despues, poniéndose de rodillas empezó a acariciarme la polla con las manos.
- Y mi hija no hace más que calentarte? menudo pollón se está perdiendo la muy tonta, ya hablaré con ella.
Me guiñó un ojo y empezó a chuparme los huevos suavemente, dando besos a lo largo de mi pene hasta llegar al capullo, entonces sacando la lengua empezó a lamerlo, dejando caer su saliva y
recojiéndola de nuevo con la lengua. Aquello era fantástico, jamás hubiera pensado que una mamada podía ser tan placentera. Esther paró por un momento de lamerme la polla y se separó un poco
de mí, mirándome a los ojos mientras relamía mis flujos, que la corrían por la cara, se quitó la camiseta que llevaba, dejándome ver sus tetas todavía dentro de su sujetador. Eran enormes, al
menos una copa D o doble D, llevaba un sujetador de encaje negro y beige que dejaba ver sus pezones, oscuros, grandes, duros como piedras. Con un movimiento se quitó el sujetador liberando
sus pechos, estos, a pesar del tamaño, seguían firmes y perfectos. Esther se levantó, fue se acercó a la mesita de noche de Rocío y buscó entre sus cajones, al segundo volvió con un consolador
negro, con una ventosa y un pequeño bote de lubricante, se acercó a mí y volvió a ponerse de rodillas, abrió el lubricante y dejó caer un chorro generoso encima de sus pechos, lo dejó a un
lado junto al consolador y extendió el lubricante por sus tetas.
- Sabes lo que es una paja cubana?
- Claro...
Ella se acercó de nuevo a mí, de rodillas, y puso mi polla, que ya estaba durísima, entre sus pechos, después los presionó con sus manos empezó al masturbarme con ellos... mi capullo aparecía y
desaparecía con cada embestida, cuando aparecía ella aprovechaba para lamerlo con la punta de la lengua, de vez en cuando liberaba mi rabo de esa prisión mamaria y volvía a chuparlo. Tras un
par de minutos así yo pensé que aquelló no podía mejorar, era el paraíso ver a esa pedazo de mujer follarme de aquella manera, pero no, por supuesto que iba a mejorar. Esther paró de masturbarme,
Se levantó y se subió la falda que llevaba puesta, debajo llevaba unas bragas a juego con el sujetador, se las bajó lentamente, dejándome ver su coño completamente depilado, estaba brillante de
los flujos que salían de él, pegó el consolador en el suelo, después echó un poco de lubricante y se arrodilló sobre él, montándolo hasta prácticamente el suelo. Cuando el consolador ya estaba
bien metido en su coño me agarró de las manos y tiró de mí para que me pusiese de pies, lo hice de forma instintiva, sin pensar, mi polla estaba justo a la altura de su cara, en ese momento
deslizó sus manos hasta mi culo y tiró de mí hacia ella. Estábamos muy cerca, ella de rodillas sobre el consolador, montando como una amazona y yo de piés justo delante suya, totalmente empalmado,
mi polla la golpeaba en la barbilla y la cara en cada acometida, casi por inercia puse mis manos sobre su cabeza, ella abrió la boca y empezó a chuparme de nuevo el rabo, sin manos, dejando que
yo me moviese al ritmo que ella montaba, metiendo mi pene entero es su boca. Esther de vez en cuando miraba hacia arriba, fijando su mirada en mis ojos de forma lasciva, era impresionante ver
cómo se movía, como mi polla entraba y salía de su boca, como montaba gemía y jadeaba. No podía más, estaba a punto de correrme, aquello era un espectáculo.
- Me corro, me corro...
En ese momento ella me agarró con fuerza y apretó su cara contra mí, metiéndose mi rabo entero en la boca y garganta, retorciéndose y girando sobre él mientras lo acariciaba con la lengua,
yo no pude contenerme y me corrí, mi lefa salió disparada fluyendo durante unos interminables segundos, aquella corrida me pareció eterna! ella sin embargo ni se inmutó, alejó un poco la cabeza y
me chupó la polla con fuerza, absorviendo como quien chupa por una pajita, intentando sacar hasta la última gota. Justo en ese momento sonó la puerta de entrada, era Rocío!
- Ya estoy aquí!
Esther ni se inmutó siguió chupando con fuerza, mirándome a los ojos, yo estaba nervioso, Rocío no podía pillarnos así, yo con los pantalones por los tobillos y su madre medio desnuda y comiéndome
el rabo. Esther se levantó y con calma, sin decir una palabra se puso el sujetador y la camiseta, escondió el consolador y guardó el bote de lubricante, yo me subí los pantalones tan rápido como
pude, mientras oía como Rocío subía las escaleras. Acabábamos de recomponernos cuando Rocío entró en la habitación.
- Hola mamá, qué tal? Mario, ya has acabado? quieres que nos vayamos a la piscina?
- Sí, sí, creo que he acabado...
- Sí, ha acabado, lo ha dejado todo fenomenal, es todo un artista, no sabes el amigo que tienes.
Dijo Esther con una sonrisa perversa, mientras me pasaba el brazo por encima del hombro. Rocío se acercó a la mesa mientras su madre se dirigía a las escaleras, cuando estaba a punto de salir de
la habitación, se giró y guiñó un ojo, se bajó el escote de la blusa, enseñado sus pechos y dejó caer toda la corrida que todavía tenía en la boca, cayendo sobre su canalillo y perdiéndose por él.
- Pasadlo bien chicos, Rocío, se buena y agradecele como es debido todo lo que hace por ti.
vor 2 Jahren