Comienzo diciendo que a pesar de tener ya 48 años, sigo sintiéndome una nenita pequeña, muy curiosa y encantada con que su padre y su abuelito la hayan cogido las veces que han querido, dándome siempre de beber esa lechita que a mi me encanta tratar. Por eso sigo prefiriendo a hombres maduros, ancianos con buena verga que me traten como a una bebota inocente a quien le hacen tratar todo. Přečíst více