Mi primera experiencia bi.

Hace ya tiempo que escuché una frase que rezaba eso de que "el ser humano es bisexual por naturaleza" pero nunca le di importancia, me hacía gracia y siempre en las reuniones de amigos decía eso de que por el culo, ni el bigote de una gamba; la verdad nunca me planteé el hecho de practicar sexo con otro hombre hasta el día que tuve la siguiente experiencia.

Sábado por la noche, cómo muchos otros sábados que me aburro en casa decido bajar a tomar una copa ese día estoy solo, nadie se anima, aún así me bajo a la Gran Vía. Si hay suerte encontraré a alguien con quién entablar conversación o, quien sabe si alguna chica...

Es relativamente pronto, son las 00:00 cuando llego al bar (omitiré su nombre), está en la parte baja de Gran Vía, suele estar frecuentado por gente de mediana edad y es un buen sitio para tomarse una copa tranquilo; parece que no hay mucha gente, tomo asiento en una esquina de la barra que dibuja un confortable rincón desde el que observar lo que sucede en el bar, a diferencia de muchos que hunden su cabeza en el móvil a mi me gusta observar lo que sucede a mi alrededor. Pronto algo llama mi atención al otro extremo de la barra; es rubia, con el pelo rizado, calculo que anda alrededor de los 40 años, lleva una camisa negra con una ligera transparencia que insinúa un sujetador, creo que negro también, que realza sus generosos pechos. Me quedo mirándola, hay contacto visual, pero pronto descubro que no está sola. Aún así, mientras habla con su acompañante dirige sus miradas hacia mi, alguna de ellas acompañada de una sonrisa.

Han pasado unos minutos y el juego de miradas sigue, ella se levanta de su taburete y se dirige a donde yo estoy, justo detrás de mi está la máquina de tabaco, cuando llega a mi altura se dirige al camarero para que se la active y le cambie para tabaco. Me saluda con un "hola" y al dirigirse a la máquina roza sutilmente sus dedos con mi brazo. Después de sacar tabaco se dirige a la puerta, me mira, interpreto esa mirada como una invitación a salir con ella, cauto por si me he equivocado al interpretar sus gestos, cojo mi paquete de Marlboro y salgo a fumar. Ella me está esperando, le ofrezco fuego y comenzamos una intrascendente conversación: bromas sobre lo de salir a fumar a la calle, una fugaz presentación, y datos superficiales...; cuando entramos de nuevo, veo como ella mira a su acompañante y asiente a lo que el acompañante se dirige hacia nuestra posición, me tiende la mano diciéndome su nombre a la vez que ella me indica que es su marido.

El propone que tomemos una copa y tras unos minutos de amena conversación me pregunta que si alguna vez he oído hablar de las practicas swinger, a lo que le contesto que sí, que eso está relacionado con el intercambio de parejas. El me explica que su mujer y el suelen practicar el sexo con otras personas, mientras ella ya más descarada comienza a acariciarme el muslo y me dice que su marido y ella quieren follar conmigo - ¿Te atreves? - me suelta ella. Ante mi inicial perplejidad el marido me anima - ¡Vamos! será increible, te lo garantizo -. ¿Cómo negarme?

Llegamos a su casa, ella me coge de la mano y me acerca hacia si mientras comienza a desabotonarme la camisa cosa que yo hago también con ella; nos desnudamos mutuamente mientras su marido se limita a mirar, una vez desnudos me agarra de la polla, ya bastante tiesa, como si fuera de la mano y me guía a su cuarto (todo esto bajo la atenta mirada de su marido, inédito por ahora) se tumba en la cama y después de unos besuqueos por partes variadas de su cuerpo, comienzo a comerle el coño, es en ese momento cuando siento que me agarran la polla y oigo un - ¿Puedo? - es su marido que ante mi respuesta afirmativa comienza a comerme la polla; así que ahí estoy yo, comiéndole el coño a una preciosa mujer de unos cuarenta mientras su marido me chupa la polla y todo esto sin que me resulte raro para nada... me dejo llevar. Tras un rato, toca cambio de papeles, es el marido quien sube recorriendo mi torso con su boca y tras darnos un beso de relevo hago el camino que había hecho el a la inversa y me pongo a chuparle la polla, es mi primera vez, pero a la vez es como si ya lo hubiera hecho antes... acaricio su polla, me la meto en la boca y juego con mi lengua en su glande.

Ella se pone encima y empieza a cabalgarme mientras chupa la polla de su marido... ambos la chupamos, acariciamos y compartimos esa polla y nos besamos. Mientras ella sigue cabalgándome, su marido la enviste por detrás y sus gemidos suben de intensidad mientras nuestras dos pollas llenan sus dos agujeros... cuando ella me ofrece su culo, su marido me detiene y me dice - Si quieres follarte el culo de mi mujer, tendrás que follarte primero el mío... mientras tanto solo podrás probar su coño - mientras le mete la polla en el culo... ni corto ni perezoso me lanzo a explorar ese nuevo territorio y mientras le meto la polla le pido que más adelante me devuelva el favor, pero que sea delicado ya que nunca antes me han penetrado por atrás... ahí estaba yo, cada vez más sorprendido por lo que estaba haciendo y de lo que lo estaba disfrutando... y llegó mi turno, su mujer a cuatro patas ante mi, ofreciéndome su culo y detrás el acariciándome y metiendo su dedo lubricado en mi culo, primero uno, luego dos, hasta tres... y después su polla deslizándose suavemente en mi culo, inmóvil en los primeros instantes y acompasándose al movimiento lentamente hasta estar los tres sincronizados en un expreso hasta el climax en el que yo ocupaba el vagón del medio. Cada vez más cerca de correrme con mi polla en el culo de ella y la polla de su marido en el mío haciendo que cada impulso y cada contracción de placer se multipliquen como mínimo por diez hasta que saco mi polla del culo de ella y derramo mi leche en un abundante y potente chorro sobre su espalda; exhausto me tumbo en la cama mientras ellos dos finalizan la faena... sería el primero, pero no el último polvo de esa noche.