GRANNY MARGARET--- CAPÍTULO 1.
Cuando vi por primera vez a Margaret, tenía más de un mes de haberme jubilado. Ya saben, trabajé en un colegio del sector público de mi país, cumplí mi ciclo, robé lo que pude, me culié a las profesoras que pude y estaba muy aburrido por tener que dejar ese tesoro, me sentí casi muerto en vida cuando me llegó el día de mi jubilación, incluso, en ese entonces tenía como 4 años de no cogerme a mi esposa, vale aclarar que somos de los matrimonios a la antigua y fue ella misma quien me mandó a comprar un jamón de res a la tienda vecina. Fue allí que vi a esa abuelita (Margaret) que me preguntó sonriendo la hora, yo se la dije y ella aprovechó y me consultó por la dirección de unos vecinos abuelos que les iba a hacer el aseo, cuando me acerqué a mirar la dirección en el papel, sentí un olor suave a Jazmín y un olor natural que me gustó, le miré la curva del culo y el bajo vientre me empezó a hervir, pues como hace muchos años no sentía una erección así de rica, al punto que debí sacarme la camisa de entre el pantalón y ella se dio cuenta, simplemente sonrió y me dijo que vendría todos los viernes a hacer ese aseo a la misma hora.
Llegué corriendo y jadeando a mi casa, dejé el jamón en la mesa del comedor y por fortuna Gladis (mi mujer) estaba en el segundo piso y le grité que ahí había dejado el jamón, luego entré al baño auxiliar de la sala y me masturbé como tenía muchos años de no hacerlo, me eché saliva caliente en la punta de mi pene e intenté sacarle brillo a ese lápiz de carne, cuando me vine no podía creerlo, fue como en la adolescencia, expulsé mucha leche y con fuerza por la abuelita Margaret, menos mal me hice la paja arrodillado y no tuve que limpiar mucho, salí muy feliz y a la vez desconcertado... Un nuevo placer había nacido, una nueva esperanza para vivir y seguir culiando... Estaba vivo... Menos mal me jubilé, ahora sólo era cuestión de hacerle "la cacería".
محذوف
Llegué corriendo y jadeando a mi casa, dejé el jamón en la mesa del comedor y por fortuna Gladis (mi mujer) estaba en el segundo piso y le grité que ahí había dejado el jamón, luego entré al baño auxiliar de la sala y me masturbé como tenía muchos años de no hacerlo, me eché saliva caliente en la punta de mi pene e intenté sacarle brillo a ese lápiz de carne, cuando me vine no podía creerlo, fue como en la adolescencia, expulsé mucha leche y con fuerza por la abuelita Margaret, menos mal me hice la paja arrodillado y no tuve que limpiar mucho, salí muy feliz y a la vez desconcertado... Un nuevo placer había nacido, una nueva esperanza para vivir y seguir culiando... Estaba vivo... Menos mal me jubilé, ahora sólo era cuestión de hacerle "la cacería".
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منذ 4 سنوات