Una cita inolvidable

Llego al sitio acordado, nos dirigimos a tu casa, y decides tomar una ducha, espero impaciente porque mi deseo por ti es demasiado grande para dejarlo morir ahora. Una vez que te duchas. Te sientas en el borde de la cama, disimulada y a la vez vanidosa, tan sólo envuelta por tu toalla. Me hago el distraído, pero no puedo dejar de apreciar tu esencia, mezcla de aroma de mujer y gel de baño; es una combinación deliciosa. Decides hacerte notar y te acomodas algo más adentro de la cama. Sigo intentando resistirme a tus encantos. Has dejado el peine sobre las sábanas a la altura de mi mano derecha. Es tu manera de solicitar mi ayuda y la oferta es demasiado tentadora para rechazarla. Me incorporo y me acerco a tu espalda; no quiero rozarte todavía. Te aproximas a mí un poco más, tu espalda apenas dista de mi pecho. Tu perfume embriagador, tu piel húmeda y la visión hermosa de tu nuca, de tus hombros, tus brazos y tu nuca avivan mis sentidos. Apenas puedo oír tu respiración y sentir tus palpitaciones junto a las mías. Te acercas un poco más. Puedo adivinar una sonrisa en tu rostro, alegre y maliciosa a un mismo tiempo. Me encanta acariciarte y rozar tu cuerpo con mis manos a la vez que desenredo tu pelo. No puedo evitar cogerte por la cintura y besar tu cuello, tus hombros y tu pelo. Te aprieto contra mí mientras te desprendo de la toalla. Mis dedos buscan la seda de tus pechos. Disfruto amasándolos, estrujándolos suavemente y gozando de su tacto divino mientras mis dedos juegan con tus pezones. Mi lengua y mis labios se deleitan con tu cuello y tus hombros, y recorren tu espalda y tus brazos. Entretanto, empiezas a notar la dureza de mi polla en tu espalda baja. Mis manos bajan por tu vientre hasta tus muslos, y se adentran poco a poco entre ellos. Tu excitación aumenta considerablemente, la mía también. Decido hacerte sufrir un poquito más. Me incorporo y me coloco a la altura de tus rodillas. Te miro a los ojos mientras te separo las piernas para poder devorar tu sexo. Chupo tus muslos y me acerco poco a poco a su centro. Humedezco mis dedos y separo tus labios, me zambullo en ti. Tus manos acarician mi pelo mientras pretendes dirigir mi ritmo de mi lengua. Intensifico la velocidad y el movimiento de mi lengua; es como si te penetrara. Un gemido de placer escapa de tu boca y te tumbas sobre la cama. Mis manos masajean tus pechos y mis dedos pellizcan tus pezones delicadamente, a la vez que mi boca y mi paladar se emborrachan del sabor de tu sexo. Tu clítoris se estimula cada vez más al contacto de mi lengua y mis dedos. Mis lengüetazos te pierden y tus muslos me aprietan. En mi cabeza tarareo esa canción de Pablo Carbonell (ay que gustito pa mis orejas, enterradito entre tus piernas ¡! :P). Estás sedienta de mí, puedo notarlo. Te ayudo a levantarte y ocupo tu lugar tendido en la cama. Te sientas sobre mí a horcajadas y tu sexo se roza con el mío ligeramente. Me pasas las manos por los párpados y cierras mis ojos por unos momentos. Frotas tu cuerpo con el mío, tú pecho y tu sexo contra los míos, te siento cada vez más intensamente, noto como coges mi polla con la mano y la paseas por toda tu raja. Tu pelo me acaricia la cara y tus labios se funden con los míos. Anhelo estar dentro de ti. Con tus manos me liberas de la ropa interior y al hacerlo sé que sonríes lasciva. Siento tus pechos rozándome a la vez que tu pelo acaricia mi cuerpo. Tu lengua humedece un poco mi pene mientras subes por mi abdomen y mi pecho hasta llegar a mi cuello y posar de nuevo tus labios en los míos. Abro los ojos y tu mirada y tu boca me reciben generosas y sugerentes. Enhiesto, acerco mi tersa turgencia al humedal de tu ser y me deslizo entre tus muslos. Una excitante sensación se expande con la ola de tu piel acariciándome en cada acometida. Tu ritmo se hace cada vez más rápido y cadencioso y mi deseo sexual es cada vez mayor. Intento degustar el néctar de tus pezones pero te los tapas con tus brazos; sin embargo, tus codos quedan a mi merced y me tomo la venganza besándotelos y mordiéndolos dulcemente. Ya no impides que me aproveche de tus pechos. Los recorro mientras mis manos aprietan tus nalgas y tu cadencia es más intensa y profunda. Te incorporas colocando tus manos sobre mi pecho. Sujeto tus manos mientras siento el placer que se agita en tu espalda. Necesito sentirte aún más. No quiero parar y quiero llenarte hasta rebosar. Tu cuerpo tiembla sobre mí y puedes sentir toda la fuerza de mis embestidas. Pareces una amazona, con tu cabello mojado flotando en el aire. El orgasmo latiguea nuestros cuerpos y nuestras mentes, me entrego en un instante que ojalá fuera infinito y que también me hace temblar. La misteriosa luz que todo envuelve ahora eclosiona dentro de tu vientre. Te derramas sobre mí, tus jugos chorrean entre tus muslos y riegan mis testículos. Tu ritmo es ahora lento pero no quieres detenerte. Te tomo, me coloco sobre ti, y te sigo llenando hasta que no puedo más. Sólo entonces me derrumbo sobre tu cuerpo. Por unos instantes permanecemos así inmóviles, callados, hasta que me echo a un lado y te contemplo. Me sonríes y me besas, yo acaricio tu pelo y te beso en el cuello. Quisiera ser el guardián de tu piel, aunque sé que eso es imposible. Me susurras algo al oído mientras el sueño nos atrapa...
Published by amador-50
5 years ago
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