Ave del paraiso...
Hola mis estimados lectores (de momento creo que todos ellos imaginarios) Mi primer publicación será una Historia de fantasía erótica, nada de lo en ella narrado ha sucedido realmente, sin embargo los personajes que en ella intervienen estn basados en personas de la vida real...
Esta tarde de trabajo ha sido de los mas caótica, llamadas desde la capital, problemas con los envíos de materiales de evaluación, los folletos e impresos de la imagen del próximo congreso se han retrasado en la imprente y tendremos que programar un viaje para ir por ellos, por si fuera poco me han avisado que entro en auditoría a partir de la proxima semana, justo lo que corona una muy buena jornada de trabajo… por cierto mi nombre es Carlos y trabajo en una Institución de educación superior.
Lo mejor del día de trabajo es que justamente está por llegar a su fin, no hay ya nadie más en las oficinas, las secretarias parten una hora antes que nosotros los administrativos y de estos últimos solo yo estoy en mi oficina tratando de ver que puedo hacer para recuperar mis exámenes perdidos en la mensajería terrestre de prestigiosa compañía, momentos después me dispuse a preparar los arreglos para tener todo en orden para mi auditoría.
Después de varias llamadas por fin logre algo así que pude dar por terminao mi día, me dirigí al estacionamiento por mi auto para marcharme a casa, mientras avanzaba por los ahora solitarios y oscuros pasillos me puse a pensar en lo triste que se ve el campus sin el bullicio habitual en la hora de salida, hoy en cambio estaban desiertos, ciertamente había perdido mucho tiempo y ahora era tardísimo.
Justo antes de doblar hacia el estacionamiento del personal de la Institución la vi, su nombre Alondra Castellanos, en otros tiempos capitán del equipo femenil de vóleibol de la facultad de negocios, como toda jugadora que se precie de haber sido seleccionada estatal su figura era atlética, muy espigada de piernas largas y muy esculturales.
Uno hubiera pensado que 10 años de no pisar la duela y tener un trabajo que la mantiene sentada casi todo el día habría hecho estragos en sus torneadas piernas, pero no, pareciera que el tiempo respetara esos esculturales pilares que cimientan la belleza de esa amazona, me tomo por sorpresa he de advertirles que si bien yo conocía la historia de Alondra jamás pude verla jugar y jamás la había visto sin esos espantoso pantalones del uniforme que le provee la Universidad a todas sus féminas empleadas de oficina, hoy en cambio portaba unos jeans blancos que no dejaban ninguna forma de su escultural anatomía a la imaginación, podía verse con toda certeza la forma de sus tobillos, de sus pantorrillas, sus portentosos muslos y ni que decir de ese firme, delicado y apetecible par de glúteos, precisamente mientras los contemplaba fijamente escuche una voz…
- Licenciado, buenas noches… se le perdió algo en mi pantalón?
Mi reacción contrario a lo que hubiera esperado no fue tan mala después de todo, si bien me sonrojo mucho su comentario logre no desmoronarme…
- Alondra disculpe usted pero creo que es inevitable ver sus pantalones, después de todo me pregunto que marca serán, especialmente me intriga también saber si a todas las mujeres las harán lucir tan espectaculares como a usted esta noche –no sé cómo pero logre salir sin muchos raspones de semejante respuesta-
-Pues mire usted que si gusta se puede acercar un poco más y observarlos de cerca, no sea que este forzando mucho la vista –dijo mientras dejaba escapar una carcajada-
Honestamente su reacción me calmo un poco –Mire que no debería hacer tales sugerencias, podría aceptar y desviarme de mi camino al estacionamiento
-No haga eso sin antes ayudarme porfavor, pues necesito entrar, olvide las llaves de mi casa en mi escritorio y no hay quien me abra, mi compañera de cuarto salió a la disco y no regresara hasta muy tarde.
Lo que sucedió a continuación fue algo que jamás en mi vida imagine hacer.
-Bueno pues lamentablemente no la puedo ayudar en eso, pero si gusta puedo ayudarle a pasar el rato en lo que su amiga regresa
–¿Y cómo sugiere lograr eso?
Pensé en muchas cosas pero lo único que se me ocurrió fue invitarla a bailar, después de todo era viernes y ella tenía un atuendo con el que perfectamente podía dejar boquiabierto a cualquiera en un antro.
-Ok, eso suena genial, así no será en vano mi atuendo y servirá de lección a mi novio por dejarme plantada por ver el juego de béisbol.
Y asi dejamos la Universidad para ir a bailar, cosa en la que he de admitir soy terriblemente espantoso, pero después de unos tragos, escucharla hablar sobre sus penas y justo en el medio de una muy apasionada cumbia sucedió algo especial, a medio baile decidí intentar un movimiento audaz, asi que la gire, como dije antes, soy malísimo bailando y como es de esperarse todo salió mal, el giro quedo a medias y no le di suficiente espacio, sin embargo el resultado jugo a mi favor pues ella quedo dándome la espalda y sumamente pegada a mi cuerpo, sentí el contacto de su larga cabellera en mi rostro y aspire su tierno aroma a flores de lavanda, sentí el sudor de su espalda y la tibieza de su piel a través el prominente escote trasero de su blusa de seda, todas estas sensaciones se unieron para generar en mi cerebro una reacción en cadena, no podría evitarlo, estaba a punto de tener una erección.
Ella por su parte continuo moviéndose al ritmo de la música, yo procedí a colocar mis manos alrededor de sus caderas una en tanto que la otra le rodeaba su cintura, segundo a segundo mi corazón latía mas de prisa hasta que sucedió lo que mas temía, en uno de los contoneos de cadera de Alondra sus glúteos tocaron mi pelvis, no fue un roce sutil, fue un contacto solido, al momento pude sentir lo deliciosamente firme y suave (por irónico y contradictorio que esto suena) de su trasero, mis brazos instintivamente actuaron apretándola un poco contra mí, para después rendirse ante mi control y dejarla retirarse… pero eso no sucedió.
En cambio ella se arrejunto mas contra mí y empezó a mover su cadera cadenciosamente hacia adelante y abajo, hacia atrás y arriba mientras sostenía el ritmo de la cumbia, ahí en ese preciso instante note como su altura era perfecta, su trasero embonaba muy bien al tiempo que su cabeza quedaba a la altura idónea, todo sucedió tan rápido que describirlo es difícil, mi mano izquierda acarreo la mano de alondra a mi trasero, al tiempo que con la derecha recorrí su cintura, su abdomen, pase justo por entre sus divinos senos hasta llegar a su rostro, el cual gire con delicadeza para poder posar mis labios sobre los de ella.
El beso no fue como yo lo imaginaba, no fue ese beso apasionado y salvaje, si no suave, delicioso, lento, melancólico, pero lleno de ternura y cuidados, no pude más que continuar con ese tierno beso, que mas que resemblar a dos amantes que apenas y se conocen, pero que han despertado a la diosa Eros, parecía el de dos pequeños y jóvenes enamorados.
La idea de que ella fuera así de romántica lejos de bajar el ritmo de mi corazón, sirvió de combustible para que ardiera en el una incontrolable pasión, el beso de prolongo y mis manos empezaron a buscar tomar el control de la situación, la gire lentamente para tenerla al fin de frente, ella soltó mi trasero para poder girar, pero retomo ese manoseo sobre mis glúteos en cuanto la situación se lo permitió, yo no podía quedarme atrás, mis manos deseaban saber a ciencia cierta el contorno de ese par de deliciosas nalgas que Alondra muy orgullosamente contoneaba, al pasar mis dedos por sus glúteos aproveche para pegarla más a mi cuerpo, para sentir su calor, los besos seguían pero ahora cambiaban un pco de tono, esa ternura era reemplazada minuto a minuto por un deseo y una lujuria que venían “In crescendo” .
No se exactamente cuánto tiempo paso, pero fue lo suficiente para empezar a sentir un pequeño, leve y casi imperceptible jadeo en las respiraciones de Alondra, justo en ese momento ella interrumpió las sensuales caricias y separo sus labios de los míos, solo para acercarse a mi oído y decirme, o tu casa o un motel, pero ya que me estas matando de las ganas.
El viaje al motel fue breve, solamente unas 4 cuadras desde el Antro hasta el “Cazador” pero fueron cuatro cuadras de total anticipación, mi corazón latía a mil por hora, mi entrepierna estaba al rojo vivo, y en mi paladar sentía esa agradable sensación de expectación, sabía que estaba por encamarme con una de las bellezas mas esculturales que tenia la Universidad entre su personal, si no es que la más sabrosa de todas.
Ya en el cuarto y con el aire acondicionado prendido la tome entre mis brazos, la alcé y ella me envolvió con sus piernas, por Dios que la manera en que me apretó fue divina, esos muslos eran capaces de hacerme sentir que sus piernas podrían montar y controlar al más salvaje potro, y en esta noche estaba por permitirle que me ensillara.
No se a que se debió, pero no me sentía como el típico hombre que cuando le dan luz verde solo está pensado en tirarse a matar, no señor, a esta hembra de perfectos y redondos senos, si bien pequeños, pero bastante deliciosos había que disfrutarla toda y a cabalidad.
Empecé por tanto a descubrir y cartografiar su anatomía, inicie por sus piernas, lanzándola a la cama mientras le sujetaba el tobillo izquierdo, abrí su pierna derecha hasta donde los apretados jeans blancos lo permitieron, su rostro se invadió por una expresión de asombro, la cual de inmediato se sustituyo por una de total entrega y deseo, recorrí sus piernas centímetro a centímetro, justo cuando llegaba a sus carnosas nalguitas empezaba el viaje de regreso a sus pies, lenta, firme y decididamente, al llegar a sus pies procedí a deshacerme de esos bellos zapatos de estilizado tacón alto que minutos antes resaltaban aun más la escultural parte trasera de Alondra, sus pies bellísimos quedaron desnudos ante mí, creo que si tuviera un fetiche de pies habría sido el hombre más feliz del mundo, pues cada uno de sus pies era un ejemplo de perfección, sin embargo no soy un hombre de pies, así que le abrí ambas piernas para ponerme sobre ella, justo al hacer presión pude sentir como de su vientre bajo irradiaba un delicioso e intoxicarte calor, pero mi objetivo era otro, levante levemente su blusa y empecé a removerla al tiempo que mi lengua causaba estragos en su abdomen, me posé unos minutos para reconocer cada parte de su ombligo, cada recoveco de esa anatomía fue explorado por mi lengua un y otra vez, cosa que parecía encantarle a Alondra ya que me correspondía levantando sus caderas y cada vez buscaba mas el roce con mi pelvis, yo imaginaba ella ya estaba al punto, pero no me sentía aun con ganas de ir por todo.
Mis besos y caricias se prolongaron por todo el abdomen y pecho de Alondra, quien de vez en vez intentaba en vano incitarme a que le removiera sus pantalones, buscaba tomar el control, pero en cada intento que ella hacía, yo arremetía contra ella presionando mi sometida verga contra su pelvis, esto parecía liberarle presión y ella cedía cada vez, pues yo no quería ir a full, aun no, no sin antes deleitarme con el festín que eran sus endurecidos pezones, los cuales recibían atención de mi lengua, suave, cálida y tiernamente al tiempo que mis manos bordeaban esos pequeños pero embriagantes senos, ella seguía aumentando el nivel de ebullición de su sangre, sus gemidos eran ya notables ante cada beso que postraba yo contra sus senos, ante cada roce de mi verga aun reprimida por mi pantalón contra la caliente vulva de Alondra que desbordaba ya pasiones debajo de esos apretados jeans blancos.
Fue entonces que decidí echarme un clavado en el oasis de placer que Alondra estaba ofreciéndome, me levante de ella, le sujete los tobillos y empecé a remover los apretados jeans, el proceso fue difícil, pues realmente le quedaban ajustados, pero al momento que dejaron sus caderas la habitación se inundo de una celestial esencia a mujer, pude incluso a la distancia que me separaba de ese paraíso apreciar el intimo aroma de Alondra, mi pene dio un brinco dentro de mis pantalones y lo repitió cuando por fin logre sacarle los jeans a esa belleza de fémina y descubrí que lo que imaginaba era cierto, ella ya hacía rato había desbordado la presa de sus pasiones, su encantadora panty rosa tipo hot pants que le quedaba tan sexy y ajustada se encontraba ya totalmente presa de esa humedad de mujer que tanto me estaba intoxicando.
Ahí estaba ya ella casi totalmente desnuda, con solo una húmeda pieza de ropa interior separándome del paraíso, yo estaba atónito ante semejante vista y no me percate en que momento perdí el control de la situación, pero de pronto tenía yo a esa leona encima de mí, sacándome la camisa y arrancándome el pantalón, lo hizo de tal manera, con tal rapidez, que de paso se llevo también mis white briefs.
Yo trataba de volver a mi juego, a mi seducción, a las tentaciones, pero su boca se abría paso ferozmente hasta que sentí tocar el cielo por un segundo y de un lengüetazo me volvió a la realidad, el placer era inmenso, su tibia y húmeda boca eran el preámbulo de una sensacional noche, mi verga totalmente extasiada pedía mas y mas de esa monumental mamada, ella subia y bajaba con sus labios por todo mi falo, una y otra vez, a veces lento y suave, degustándome completamente, pero otras rápida y salvajemente, no se exactamente cuánto tiempo transcurrió así, pero yo sabía que tenía que hacer algo o no podría resistir mucho tiempo así que le pregunte, ¿me pongo ya el condón?
Ella respondió que sí y de un salto me libero volviendo a quedar recostada, al tiempo que yo buscaba en el cajón el pack de 3, regalo que era costumbre en “El cazador”, apuradamente me coloque el condón y me volví sobre ella, para mi sorpresa sus hot pants habían desaparecido ya, y ante mi estaban un par de labios exteriores totalmente engrosados por la palpitante sangre en su vulva, estaban tan mojados que no podía dejar de imaginarme lo placentero que sería meterle la verga sin condón, pero siempre he preferido la tranquilidad mental sobre un plus de placer, también era evidente su ya completamente excitado clítoris, el cual toquetee con la punta de mi pene, cosa que la hizo arquear un poco su espalda, antes de prepararme para lo que ella pensaba era una inminente penetración, retrocedí un poco y avance, la cabeza endurecida de mi verga (que ya me suplicaba por que la dejara entrar al Olimpo) abrió ligeramente ese coñito que momentos después comprobaría yo, sabe delicioso, presione un poco mas y retrocedí de nuevo, solo para escucharla decir con los dientes apretados ¡Ya métemela culero, ya no aguanto más! Y entonces arremetí… estirando mis piernas eche mi cuerpo hacia atrás y clave mi cabeza en su entrepierna, mi lengua empezó a devorar esos líquidos cual si fueran la mas divina ambrosía y ella de inmediato apretó sus poderosos muslos contra mis oídos, mi nariz se saturaba del intenso bouquet de Alondra, el cual era fuerte, quizá un poco agresivo, pero para nada desagradable, a mí, sentirlo penetrar e inundar mis sentidos era de lo más excitante, podía sentir como mi verga se ponía mas y mas dura, al grado de sentir en ella cada palpitación, mis manos recorrían los suaves senos de Alondra, mientras hacían periódicas avanzadas sobre sus endurecidos pezones, mis odios se deleitaban por los jadeos y gemidos que Alondra me regalaba, mi sentido del gusto saboreaba gota a gota los mas íntimos secretos de esos muslos, de esa vulva, de esos labios, de ese clítoris y justo cuando sentí que sus muslos ejercían mas y mas presión abrí mis ojos y deposite la mirada en el rostro mi amante, en ese instante mis cinco sentidos estaban totalmente sobreestimulados, ella empezó a decir que estaba por venirse, a gritarlo y a suplicarme –Quiero que estés dentro de mi cuando me venga, ya métemela, yaaaa, yaaaaaaaa, YAAAA!!!!!- y haciendo un alarde de habilidad me monte en ella y la metí toda de golpe, eso parecio ser la gota que derramo el vaso de sus placeres, aprisiono mis nalgas con sus piernas y me abrazo fuertemente jalándome contra su pecho, no me dejo salir por unos segundos, mientras alzaba su espalda y mordía mi hombro izquierdo pude sentir como su abdomen se convulsionaba primero con extrema intensidad y después cada vez con más calma, sus piernas cedieron en su presión mas no sus brazos, empecé entonces yo a mover mis caderas, empezaba a sentir las ganas de gozar ahora yo, ella no dejaba de abrazarme así que mis movimientos estaban limitados, mas no por ello se hacían menos gozosos, podía sentir su calor y el escucharla gemir en cada arremetida me estaba llevando rápidamente a alcanzar el clímax, no sé si fue por tanto tiempo de cachondeo, porque Alondra esta súper apretada, porque tenía el coñito ardiendo y perfectamente lubricado, por la épica mamada que había recibido antes, pero me acercaba al orgasmo con mucha rapidez, jamás he sido una maquina sexual, pero aun asi esto era muy rápido incluso para mi, ella se dio cuenta y dijo –Déjate llevar cielo, disfrútalo, no te detengas sigue, sigue cógeme y gózame que ya me has llevado al paraíso-
No tarde mas en venirme, y cuando lo hice fue con tal intensidad, con tal fuerza que todo mi cuerpo entró en un estado de embriaguez, pero mi licor era el placer, al momento que empezaron las contracciones inmediatamente saque la verga de ese chorreante coño y me arranque el condón… me vine con tal pasión que el primer disparo le llego a Alondra a la cara, el segundo se estrello en lado derecho de sus senos, en tanto que los otros 3 terminaron en su abdomen.
Caí rendido a pesar de no haber realizado un gran esfuerzo físico, pues siendo honestos la cogida fue breve, no más de cinco minutos y siempre con movimientos lentos y restringidos por su permanente abrazo que me mantenía pegado a su pecho, pero alcanzar tal estado de placer no solo fue liberador, si no que a la vez fue agotador.
Me desplome sobre su abdomen llenándome de mi propia chorreada, ella me paso sus manos sobre la espalda, empezó a jugar con mi cabello Y me abrazo dulcemente con sus piernas, yo empecé a besar su abdomen al tiempo que empezaba a escalarla para fundirnos en un abrazo…
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Hola, mi nombre es Carlos y estoy aquí para relatarles algunos cuentos e historias, algunos son fantasías de mi mente soñadora, otros experiencias vividas (y gozadas al máximo) en tanto que algunas mas son relatos que durante el correr de los años y las aventuras con los amigos han sucedido a algunos de ellos y en las noches de juerga han salido a la luz.
En todo caso siempre especificare antes del inicio de cada cuento, relato o historia si se trata de algo real, de algún relato que le sucedió a un amigo y para el cual me convertiré en su cronista o si la historia es simplemente una de mis fantasías que suceden en cualquier lugar y a cualquier hora muchas veces en los momentos más inesperados (algunas veces incluso inoportunos) y que recuerdo con mucho cariño para podérselas relatar a ustedes mis lectores, bueno s es que algún día llego a cultivar algunos cuantos, me conformare con siquiera dos lectores que sean apasionados de mis historias (hay que alimentar el ego no creen) y asiduos seguidores.
Esta tarde de trabajo ha sido de los mas caótica, llamadas desde la capital, problemas con los envíos de materiales de evaluación, los folletos e impresos de la imagen del próximo congreso se han retrasado en la imprente y tendremos que programar un viaje para ir por ellos, por si fuera poco me han avisado que entro en auditoría a partir de la proxima semana, justo lo que corona una muy buena jornada de trabajo… por cierto mi nombre es Carlos y trabajo en una Institución de educación superior.
Lo mejor del día de trabajo es que justamente está por llegar a su fin, no hay ya nadie más en las oficinas, las secretarias parten una hora antes que nosotros los administrativos y de estos últimos solo yo estoy en mi oficina tratando de ver que puedo hacer para recuperar mis exámenes perdidos en la mensajería terrestre de prestigiosa compañía, momentos después me dispuse a preparar los arreglos para tener todo en orden para mi auditoría.
Después de varias llamadas por fin logre algo así que pude dar por terminao mi día, me dirigí al estacionamiento por mi auto para marcharme a casa, mientras avanzaba por los ahora solitarios y oscuros pasillos me puse a pensar en lo triste que se ve el campus sin el bullicio habitual en la hora de salida, hoy en cambio estaban desiertos, ciertamente había perdido mucho tiempo y ahora era tardísimo.
Justo antes de doblar hacia el estacionamiento del personal de la Institución la vi, su nombre Alondra Castellanos, en otros tiempos capitán del equipo femenil de vóleibol de la facultad de negocios, como toda jugadora que se precie de haber sido seleccionada estatal su figura era atlética, muy espigada de piernas largas y muy esculturales.
Uno hubiera pensado que 10 años de no pisar la duela y tener un trabajo que la mantiene sentada casi todo el día habría hecho estragos en sus torneadas piernas, pero no, pareciera que el tiempo respetara esos esculturales pilares que cimientan la belleza de esa amazona, me tomo por sorpresa he de advertirles que si bien yo conocía la historia de Alondra jamás pude verla jugar y jamás la había visto sin esos espantoso pantalones del uniforme que le provee la Universidad a todas sus féminas empleadas de oficina, hoy en cambio portaba unos jeans blancos que no dejaban ninguna forma de su escultural anatomía a la imaginación, podía verse con toda certeza la forma de sus tobillos, de sus pantorrillas, sus portentosos muslos y ni que decir de ese firme, delicado y apetecible par de glúteos, precisamente mientras los contemplaba fijamente escuche una voz…
- Licenciado, buenas noches… se le perdió algo en mi pantalón?
Mi reacción contrario a lo que hubiera esperado no fue tan mala después de todo, si bien me sonrojo mucho su comentario logre no desmoronarme…
- Alondra disculpe usted pero creo que es inevitable ver sus pantalones, después de todo me pregunto que marca serán, especialmente me intriga también saber si a todas las mujeres las harán lucir tan espectaculares como a usted esta noche –no sé cómo pero logre salir sin muchos raspones de semejante respuesta-
-Pues mire usted que si gusta se puede acercar un poco más y observarlos de cerca, no sea que este forzando mucho la vista –dijo mientras dejaba escapar una carcajada-
Honestamente su reacción me calmo un poco –Mire que no debería hacer tales sugerencias, podría aceptar y desviarme de mi camino al estacionamiento
-No haga eso sin antes ayudarme porfavor, pues necesito entrar, olvide las llaves de mi casa en mi escritorio y no hay quien me abra, mi compañera de cuarto salió a la disco y no regresara hasta muy tarde.
Lo que sucedió a continuación fue algo que jamás en mi vida imagine hacer.
-Bueno pues lamentablemente no la puedo ayudar en eso, pero si gusta puedo ayudarle a pasar el rato en lo que su amiga regresa
–¿Y cómo sugiere lograr eso?
Pensé en muchas cosas pero lo único que se me ocurrió fue invitarla a bailar, después de todo era viernes y ella tenía un atuendo con el que perfectamente podía dejar boquiabierto a cualquiera en un antro.
-Ok, eso suena genial, así no será en vano mi atuendo y servirá de lección a mi novio por dejarme plantada por ver el juego de béisbol.
Y asi dejamos la Universidad para ir a bailar, cosa en la que he de admitir soy terriblemente espantoso, pero después de unos tragos, escucharla hablar sobre sus penas y justo en el medio de una muy apasionada cumbia sucedió algo especial, a medio baile decidí intentar un movimiento audaz, asi que la gire, como dije antes, soy malísimo bailando y como es de esperarse todo salió mal, el giro quedo a medias y no le di suficiente espacio, sin embargo el resultado jugo a mi favor pues ella quedo dándome la espalda y sumamente pegada a mi cuerpo, sentí el contacto de su larga cabellera en mi rostro y aspire su tierno aroma a flores de lavanda, sentí el sudor de su espalda y la tibieza de su piel a través el prominente escote trasero de su blusa de seda, todas estas sensaciones se unieron para generar en mi cerebro una reacción en cadena, no podría evitarlo, estaba a punto de tener una erección.
Ella por su parte continuo moviéndose al ritmo de la música, yo procedí a colocar mis manos alrededor de sus caderas una en tanto que la otra le rodeaba su cintura, segundo a segundo mi corazón latía mas de prisa hasta que sucedió lo que mas temía, en uno de los contoneos de cadera de Alondra sus glúteos tocaron mi pelvis, no fue un roce sutil, fue un contacto solido, al momento pude sentir lo deliciosamente firme y suave (por irónico y contradictorio que esto suena) de su trasero, mis brazos instintivamente actuaron apretándola un poco contra mí, para después rendirse ante mi control y dejarla retirarse… pero eso no sucedió.
En cambio ella se arrejunto mas contra mí y empezó a mover su cadera cadenciosamente hacia adelante y abajo, hacia atrás y arriba mientras sostenía el ritmo de la cumbia, ahí en ese preciso instante note como su altura era perfecta, su trasero embonaba muy bien al tiempo que su cabeza quedaba a la altura idónea, todo sucedió tan rápido que describirlo es difícil, mi mano izquierda acarreo la mano de alondra a mi trasero, al tiempo que con la derecha recorrí su cintura, su abdomen, pase justo por entre sus divinos senos hasta llegar a su rostro, el cual gire con delicadeza para poder posar mis labios sobre los de ella.
El beso no fue como yo lo imaginaba, no fue ese beso apasionado y salvaje, si no suave, delicioso, lento, melancólico, pero lleno de ternura y cuidados, no pude más que continuar con ese tierno beso, que mas que resemblar a dos amantes que apenas y se conocen, pero que han despertado a la diosa Eros, parecía el de dos pequeños y jóvenes enamorados.
La idea de que ella fuera así de romántica lejos de bajar el ritmo de mi corazón, sirvió de combustible para que ardiera en el una incontrolable pasión, el beso de prolongo y mis manos empezaron a buscar tomar el control de la situación, la gire lentamente para tenerla al fin de frente, ella soltó mi trasero para poder girar, pero retomo ese manoseo sobre mis glúteos en cuanto la situación se lo permitió, yo no podía quedarme atrás, mis manos deseaban saber a ciencia cierta el contorno de ese par de deliciosas nalgas que Alondra muy orgullosamente contoneaba, al pasar mis dedos por sus glúteos aproveche para pegarla más a mi cuerpo, para sentir su calor, los besos seguían pero ahora cambiaban un pco de tono, esa ternura era reemplazada minuto a minuto por un deseo y una lujuria que venían “In crescendo” .
No se exactamente cuánto tiempo paso, pero fue lo suficiente para empezar a sentir un pequeño, leve y casi imperceptible jadeo en las respiraciones de Alondra, justo en ese momento ella interrumpió las sensuales caricias y separo sus labios de los míos, solo para acercarse a mi oído y decirme, o tu casa o un motel, pero ya que me estas matando de las ganas.
El viaje al motel fue breve, solamente unas 4 cuadras desde el Antro hasta el “Cazador” pero fueron cuatro cuadras de total anticipación, mi corazón latía a mil por hora, mi entrepierna estaba al rojo vivo, y en mi paladar sentía esa agradable sensación de expectación, sabía que estaba por encamarme con una de las bellezas mas esculturales que tenia la Universidad entre su personal, si no es que la más sabrosa de todas.
Ya en el cuarto y con el aire acondicionado prendido la tome entre mis brazos, la alcé y ella me envolvió con sus piernas, por Dios que la manera en que me apretó fue divina, esos muslos eran capaces de hacerme sentir que sus piernas podrían montar y controlar al más salvaje potro, y en esta noche estaba por permitirle que me ensillara.
No se a que se debió, pero no me sentía como el típico hombre que cuando le dan luz verde solo está pensado en tirarse a matar, no señor, a esta hembra de perfectos y redondos senos, si bien pequeños, pero bastante deliciosos había que disfrutarla toda y a cabalidad.
Empecé por tanto a descubrir y cartografiar su anatomía, inicie por sus piernas, lanzándola a la cama mientras le sujetaba el tobillo izquierdo, abrí su pierna derecha hasta donde los apretados jeans blancos lo permitieron, su rostro se invadió por una expresión de asombro, la cual de inmediato se sustituyo por una de total entrega y deseo, recorrí sus piernas centímetro a centímetro, justo cuando llegaba a sus carnosas nalguitas empezaba el viaje de regreso a sus pies, lenta, firme y decididamente, al llegar a sus pies procedí a deshacerme de esos bellos zapatos de estilizado tacón alto que minutos antes resaltaban aun más la escultural parte trasera de Alondra, sus pies bellísimos quedaron desnudos ante mí, creo que si tuviera un fetiche de pies habría sido el hombre más feliz del mundo, pues cada uno de sus pies era un ejemplo de perfección, sin embargo no soy un hombre de pies, así que le abrí ambas piernas para ponerme sobre ella, justo al hacer presión pude sentir como de su vientre bajo irradiaba un delicioso e intoxicarte calor, pero mi objetivo era otro, levante levemente su blusa y empecé a removerla al tiempo que mi lengua causaba estragos en su abdomen, me posé unos minutos para reconocer cada parte de su ombligo, cada recoveco de esa anatomía fue explorado por mi lengua un y otra vez, cosa que parecía encantarle a Alondra ya que me correspondía levantando sus caderas y cada vez buscaba mas el roce con mi pelvis, yo imaginaba ella ya estaba al punto, pero no me sentía aun con ganas de ir por todo.
Mis besos y caricias se prolongaron por todo el abdomen y pecho de Alondra, quien de vez en vez intentaba en vano incitarme a que le removiera sus pantalones, buscaba tomar el control, pero en cada intento que ella hacía, yo arremetía contra ella presionando mi sometida verga contra su pelvis, esto parecía liberarle presión y ella cedía cada vez, pues yo no quería ir a full, aun no, no sin antes deleitarme con el festín que eran sus endurecidos pezones, los cuales recibían atención de mi lengua, suave, cálida y tiernamente al tiempo que mis manos bordeaban esos pequeños pero embriagantes senos, ella seguía aumentando el nivel de ebullición de su sangre, sus gemidos eran ya notables ante cada beso que postraba yo contra sus senos, ante cada roce de mi verga aun reprimida por mi pantalón contra la caliente vulva de Alondra que desbordaba ya pasiones debajo de esos apretados jeans blancos.
Fue entonces que decidí echarme un clavado en el oasis de placer que Alondra estaba ofreciéndome, me levante de ella, le sujete los tobillos y empecé a remover los apretados jeans, el proceso fue difícil, pues realmente le quedaban ajustados, pero al momento que dejaron sus caderas la habitación se inundo de una celestial esencia a mujer, pude incluso a la distancia que me separaba de ese paraíso apreciar el intimo aroma de Alondra, mi pene dio un brinco dentro de mis pantalones y lo repitió cuando por fin logre sacarle los jeans a esa belleza de fémina y descubrí que lo que imaginaba era cierto, ella ya hacía rato había desbordado la presa de sus pasiones, su encantadora panty rosa tipo hot pants que le quedaba tan sexy y ajustada se encontraba ya totalmente presa de esa humedad de mujer que tanto me estaba intoxicando.
Ahí estaba ya ella casi totalmente desnuda, con solo una húmeda pieza de ropa interior separándome del paraíso, yo estaba atónito ante semejante vista y no me percate en que momento perdí el control de la situación, pero de pronto tenía yo a esa leona encima de mí, sacándome la camisa y arrancándome el pantalón, lo hizo de tal manera, con tal rapidez, que de paso se llevo también mis white briefs.
Yo trataba de volver a mi juego, a mi seducción, a las tentaciones, pero su boca se abría paso ferozmente hasta que sentí tocar el cielo por un segundo y de un lengüetazo me volvió a la realidad, el placer era inmenso, su tibia y húmeda boca eran el preámbulo de una sensacional noche, mi verga totalmente extasiada pedía mas y mas de esa monumental mamada, ella subia y bajaba con sus labios por todo mi falo, una y otra vez, a veces lento y suave, degustándome completamente, pero otras rápida y salvajemente, no se exactamente cuánto tiempo transcurrió así, pero yo sabía que tenía que hacer algo o no podría resistir mucho tiempo así que le pregunte, ¿me pongo ya el condón?
Ella respondió que sí y de un salto me libero volviendo a quedar recostada, al tiempo que yo buscaba en el cajón el pack de 3, regalo que era costumbre en “El cazador”, apuradamente me coloque el condón y me volví sobre ella, para mi sorpresa sus hot pants habían desaparecido ya, y ante mi estaban un par de labios exteriores totalmente engrosados por la palpitante sangre en su vulva, estaban tan mojados que no podía dejar de imaginarme lo placentero que sería meterle la verga sin condón, pero siempre he preferido la tranquilidad mental sobre un plus de placer, también era evidente su ya completamente excitado clítoris, el cual toquetee con la punta de mi pene, cosa que la hizo arquear un poco su espalda, antes de prepararme para lo que ella pensaba era una inminente penetración, retrocedí un poco y avance, la cabeza endurecida de mi verga (que ya me suplicaba por que la dejara entrar al Olimpo) abrió ligeramente ese coñito que momentos después comprobaría yo, sabe delicioso, presione un poco mas y retrocedí de nuevo, solo para escucharla decir con los dientes apretados ¡Ya métemela culero, ya no aguanto más! Y entonces arremetí… estirando mis piernas eche mi cuerpo hacia atrás y clave mi cabeza en su entrepierna, mi lengua empezó a devorar esos líquidos cual si fueran la mas divina ambrosía y ella de inmediato apretó sus poderosos muslos contra mis oídos, mi nariz se saturaba del intenso bouquet de Alondra, el cual era fuerte, quizá un poco agresivo, pero para nada desagradable, a mí, sentirlo penetrar e inundar mis sentidos era de lo más excitante, podía sentir como mi verga se ponía mas y mas dura, al grado de sentir en ella cada palpitación, mis manos recorrían los suaves senos de Alondra, mientras hacían periódicas avanzadas sobre sus endurecidos pezones, mis odios se deleitaban por los jadeos y gemidos que Alondra me regalaba, mi sentido del gusto saboreaba gota a gota los mas íntimos secretos de esos muslos, de esa vulva, de esos labios, de ese clítoris y justo cuando sentí que sus muslos ejercían mas y mas presión abrí mis ojos y deposite la mirada en el rostro mi amante, en ese instante mis cinco sentidos estaban totalmente sobreestimulados, ella empezó a decir que estaba por venirse, a gritarlo y a suplicarme –Quiero que estés dentro de mi cuando me venga, ya métemela, yaaaa, yaaaaaaaa, YAAAA!!!!!- y haciendo un alarde de habilidad me monte en ella y la metí toda de golpe, eso parecio ser la gota que derramo el vaso de sus placeres, aprisiono mis nalgas con sus piernas y me abrazo fuertemente jalándome contra su pecho, no me dejo salir por unos segundos, mientras alzaba su espalda y mordía mi hombro izquierdo pude sentir como su abdomen se convulsionaba primero con extrema intensidad y después cada vez con más calma, sus piernas cedieron en su presión mas no sus brazos, empecé entonces yo a mover mis caderas, empezaba a sentir las ganas de gozar ahora yo, ella no dejaba de abrazarme así que mis movimientos estaban limitados, mas no por ello se hacían menos gozosos, podía sentir su calor y el escucharla gemir en cada arremetida me estaba llevando rápidamente a alcanzar el clímax, no sé si fue por tanto tiempo de cachondeo, porque Alondra esta súper apretada, porque tenía el coñito ardiendo y perfectamente lubricado, por la épica mamada que había recibido antes, pero me acercaba al orgasmo con mucha rapidez, jamás he sido una maquina sexual, pero aun asi esto era muy rápido incluso para mi, ella se dio cuenta y dijo –Déjate llevar cielo, disfrútalo, no te detengas sigue, sigue cógeme y gózame que ya me has llevado al paraíso-
No tarde mas en venirme, y cuando lo hice fue con tal intensidad, con tal fuerza que todo mi cuerpo entró en un estado de embriaguez, pero mi licor era el placer, al momento que empezaron las contracciones inmediatamente saque la verga de ese chorreante coño y me arranque el condón… me vine con tal pasión que el primer disparo le llego a Alondra a la cara, el segundo se estrello en lado derecho de sus senos, en tanto que los otros 3 terminaron en su abdomen.
Caí rendido a pesar de no haber realizado un gran esfuerzo físico, pues siendo honestos la cogida fue breve, no más de cinco minutos y siempre con movimientos lentos y restringidos por su permanente abrazo que me mantenía pegado a su pecho, pero alcanzar tal estado de placer no solo fue liberador, si no que a la vez fue agotador.
Me desplome sobre su abdomen llenándome de mi propia chorreada, ella me paso sus manos sobre la espalda, empezó a jugar con mi cabello Y me abrazo dulcemente con sus piernas, yo empecé a besar su abdomen al tiempo que empezaba a escalarla para fundirnos en un abrazo…
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Hola, mi nombre es Carlos y estoy aquí para relatarles algunos cuentos e historias, algunos son fantasías de mi mente soñadora, otros experiencias vividas (y gozadas al máximo) en tanto que algunas mas son relatos que durante el correr de los años y las aventuras con los amigos han sucedido a algunos de ellos y en las noches de juerga han salido a la luz.
En todo caso siempre especificare antes del inicio de cada cuento, relato o historia si se trata de algo real, de algún relato que le sucedió a un amigo y para el cual me convertiré en su cronista o si la historia es simplemente una de mis fantasías que suceden en cualquier lugar y a cualquier hora muchas veces en los momentos más inesperados (algunas veces incluso inoportunos) y que recuerdo con mucho cariño para podérselas relatar a ustedes mis lectores, bueno s es que algún día llego a cultivar algunos cuantos, me conformare con siquiera dos lectores que sean apasionados de mis historias (hay que alimentar el ego no creen) y asiduos seguidores.
12 years ago