Verónica, mi nueva vecina. Aventura en la piscina
Aquella mañana, Juanjo se levantó muy temprano, estaba acostumbrado por su trabajo. Pero ese día le costó despertarse, se había acostado tarde, por lo que tuvo que hacer un gran esfuerzo. Tenía una hora para desayunar algo, coger la mochila y prepararla con lo gafas de sol, y de leer (es lo que pasa por ser ya un madurito), el libro que pensaba leer en la piscina, etc. Sobre las 9:30 salió de la casa en busca de su amiga VEro. Sólo tenía que cruzar el rellano de la escalera para recoger a Vero, su vecina follamiga. Después irían juntos a pasar un estupendo día en la piscina de Carlos, el jefe de Vero. No sé porqué me deje convencer por ella. No me apetecía nada, pero ella necesitaba estar bien con su jefe que era amigo de unos tíos de ella. Carlos tenía una casa de campo en las afueras y su mujer y sus hijos se habían ido de vacaciones, por lo que disponían de la casa para ellos tres solos.
Vero estaba terminando de arreglarse cuando Juanjo llamó a su puerta. Y, como le ocurre siempre que sale con Vero, se quedó con la boca abierta por lo guapa que estaba. A Juanjo siempre le pasaba eso con Vero. Se quedaba como un tonto viéndola. Hoy Vero llevaba un vestido de tirantes midi veraniego estampado rojo que estaba abotonado por delante de arriba abajo. Se había dejado los dos primeros botones abiertos lo que hacía que Vero llevara un escote muy sexi luciendo los lunares de su pecho, y eso a Juanjo le vuelve loco. Bajaron al garaje y metieron las cosas en el asiento trasero del coche de Juanjo y salieron con destino a la casa de Carlos, a la que tardarían en llegar tres cuarto de hora aproximadamente. Durante el camino hablaron sobre el marrón de tener que ir a la casa de Carlos, aunque tenga piscina, ya que ninguno de los le apetecía estar con el jefe de Eva. Escuchando música de Taylor Swift, que le gusta a VEro, llegaron a la casa.
Carlos los esperaba sentado en el porche, tomándose un café con leche, ya que se había levantado tarde. Se saludaron. Vero preguntó dónde podría cambiarse y, mientras ella se cambiaba, Juanjo y Carlos conversaron durante un rato. Una vez cambiada, Vero se dirigió a la piscina. Puso en una hamaca su toalla, sacó la crema y se tumbó. Juanjo aprovechó ese rato para cambiarse y se reunieron todos en el césped que rodeaba la piscina. Hacía un día estupendo, perfecto para tomar el sol. Vero había elegido un conjunto comprado tan solo un par de días antes, y lo cierto es que, siendo un bikini normal, era bastante provocativo. De color naranja con el borde blanco tenía una braguita brasileña de talle alto que se anudaba a la altura de la cadera y un sujetador de triángulos tipo cortinilla. Le hacía un culo y unas tetas envidiables resaltando su cuerpazo. No pasó desapercibida para Carlos, que no le quitaba ojo de encima, comiéndosela con los ojos detrás de las gafas de sol. El que alucinó fue Juanjo, que ni siquiera sabía que se lo había comprado y flipó en colores cuando la vio.
Pasaron el día chapoteando y tomando el sol hasta la hora de comer, momento en el que se fueron a la zona de la barbacoa a preparar la comida. Se hicieron unas costillas y unos chorizos, que tomaron con ensalada y de postre helado y café. Justo al terminar, cuando iban de nuevo hacia la piscina, Carlos les dijo que él se iba a echar una siesta, que había dormido poco y mal y cuando se levantara, volvería a la piscina.
Vero y Juanjo se tumbaron en las toallas. El lugar era muy silencioso y tranquilo, y el sol se encontraba en su punto álgido. Vero, le pidió que la diera crema. Juanjo buscó el bote en una de las bolsas, y cuando se giró, encontró a Vero completamente desnuda y boca abajo.
-Pero tía, ¿Qué haces? ¿No ves que puede estar alguien viéndonos? –dijo con cierto recelo
-¿Quién nos va a ver, Juanjo? ¿No ves que todo esto está rodeado de seto y no se oye ni el piar de un pájaro? –Respondió, a la vez que le sobaba el paquete con una mano.
Juanjo se puso a cien viendo el cuerpo de su vecina tendido sobre la toalla, con su piel blanca y las curvas insinuantes de su culo alzarse por encima del resto de su espalda y piernas. Comenzó a untar todas las partes del cuerpo con la crema, y optó por subirse encima, apoyándose por debajo de la línea de los cachetes del culo, para poder extender mejor la crema. La sensación de tener las manos llenas de aquel culo, apretándolo con fuerza, lo pusieron más cachondo todavía.
Cuando terminó, le dijo que se girara, pero ella se levantó y corrió hacia la piscina. Se metió muy lentamente y lo llamó. Juanjo se acercó, se sumergió junto a ella y no había pasado ni un instante cuando le bajó el bañador. Lo cierto es que no estaba muy tranquilo, pero antes de darse cuenta, su compañera se había hundido y había introducido en la boca su polla. La sensación fue alucinante, al notar el cambio de temperatura entre el agua y el interior de la boca. Un momento después, la chica emergió, dejando bajo el agua un pene endurecido. Entonces fue él quien se sumergió. Lo veía todo de color azulado. Inmediatamente vio una fina y recortada mata de vello color castaño y bajo ésta el inicio de aquella magnífica y bien afeitada raja. Tuvo que salir a respirar, momento que aprovechó la chica para apoyar su espalda en la pared de la piscina. Tras tomar aire, Juanjo volvió a bajar y se dedicó a rozar con un dedo la inevitablemente húmeda vagina que tenia frente a él. Volvió a subir. Hizo que Vero apoyara sus brazos en el filo de la piscina y, cogiéndola por el culo, levantó la parte inferior de su cuerpo, la cual flotó casi al nivel de la superficie. Entre borbotones de agua, inició una serie de rápidos lengüetazos sobre el coño de Vero, ahora totalmente excitado y abierto para él. La sensación de frío por el agua y de calor por la boca y la lengua de Juanjo debía de ser bestial, ya que Vero profería unos gemidos de placer que a Juanjo le encantaba oír.
Después de un rato, intercambiaron los puestos y fue ella la que chupó su dura polla bajo el agua. Durante el tiempo que le estuvo comiendo el rabo, Juanjo creyó escuchar varios ruidos provenientes de la caseta de la depuradora, pero hizo caso omiso pensando que se podía tratar de cualquier bicho campestre.
Vero emergió, y volvió a apoyarse en el filo, pero esta vez de espaldas y con los pies apoyados en el suelo. Juanjo se colocó justo detrás y le separó las piernas. Muy lentamente, fue penetrando el coño de su vecina, al principio muy despacio. Cuando empezó a acelerar, descubrió la pasada de follar bajo el agua, era una sensación increíblemente placentera, debido al flujo de agua que entraba y salía en la vagina, movido por los embistes que su polla ejercía. Pasado un momento, creyó que Vero se corría y paró. La chica se dio la vuelta y ambos se fundieron en un abrazo como si de serpientes se tratara. Hasta el roce de los cuerpos desnudos en el elemento líquido era un goce. En esa misma posición, Vero levantó las piernas hasta situarlas entrelazadas sobre el culo de Juanjo. Noto como la verga se introducía en ella, muy suavemente. Esa posición era increíble, ya que con muy poco esfuerzo, Juanjo podía manejar el cuerpo de la chica a su antojo. Paralelamente a este movimiento, se iban desplazando por la piscina.
Pasados unos instantes, Vero llegó al clímax y se corrió salvajemente apretándose muy fuerte contra el cuerpo de Juanjo y temblándola las piernas. Dejó apoyada su cabeza en el hombro izquierdo de Juanjo. Cuando se recuperó, se deslizó y volvió a meterse bajo agua. Agarró fuertemente la polla dura y prieta y la masturbó salvajemente hasta que vio lo que consideró un espectáculo acojonante. La leche comenzó a brotar mezclándose con el agua, creando extrañas formas, como nubes blancas, que se desplazaban llevadas por las pequeñas corrientes de la piscina. Continuó hasta haber extraído todo el contenido de los huevos de Juanjo. Casi asfixiada, emergió para llenar sus pulmones de aire y ambos se fundieron en un beso.
Salieron de la piscina y se pusieron el bañador y el bikini respectivamente. Se tumbaron en las toallas y, con las manos cogidas, quedaron sumidos en un tranquilo sueño.
De repente, Vero se despertó. Necesitaba ir al servicio. Cruzó el camino que llevaba hasta la casa y se encontró la puerta abierta, así que entró sin hacer ruido para no despertar a Carlos. No sabía dónde estaba el aseo de la piscina, así que se disponía a buscarlo cuando escuchó unos gemidos procedentes de alguna habitación del pasillo que tenía frente a ella. Se acerco hasta el lugar de donde pensó que provenían. La puerta estaba entornada y en el interior había alguien. Asomó un ojo y vio justo enfrente una mesa, en la que estaban dispuestos dos monitores de vídeo. De espaldas a ella estaba sentado Carlos, que parecía estar muy pendiente de uno de los monitores.
Carlos desplazó su silla para acercarse al otro monitor, momento en el que Vero pudo ver lo que se mostraba en la primera pantalla. Desde la distancia a la que se encontraba le fue difícil, pero al final, pudo ver claramente las imágenes que se sucedían en el monitor. ¡No se lo podía creer! Estaba viendo como follaban ella y Juanjo un rato antes. Aquel cabronazo se había dedicado a grabarlos en vídeo. En ese momento le invadió un sentimiento mezcla de ira, odio y asco hacia aquel individuo, y decidió entrar para ver qué coño pasaba, pero se quedó quieta. Entornó de nuevo la puerta y continuó observando tras la puerta.
Carlos volvió a dirigir su mirada hacia el primer monitor, en el que se estaba reproduciendo el comienzo de la follada de Vero y Juanjo. Exactamente en el momento en que su cuerpo desnudo era untado de crema. Ella estaba muy quieta y desde la puerta no se adivinaba lo que estaba haciendo, hasta que, por un movimiento del brazo derecho, Vero cayó en la cuenta de que se estaba masturbando. Además, lo estaba haciendo contemplando su cuerpo desnudo y brillante debido a la crema bronceadora. En ese momento, la protagonista del vídeo se sintió una estrella porno, imaginando como los tíos se pajeaban con sus películas y se excitó.
Se puso cachonda, aunque no dejaba de parecerle asqueroso el abuso de aquel tío. Digamos que se despertó en ella una sensación oculta hasta ese momento. Se mantuvo en su posición hasta que Carlos se corrió, viendo incluso como parte de su semen caía a sus pies, junto a la silla.
En ese momento Carlos paró la cinta y a través del monitor vio a Juanjo plácidamente tumbado lo que hizo que se sobresaltara, ya que no veía a Vero. Inmediatamente, Vero, se apartó de la puerta y, sin hacer ruido, se apresuró a salir de la casa para volver con Juanjo y evitar que Carlos se preguntara dónde estaba.
Al llegar a la piscina se tumbó en la toalla, pero se levantó y se metió en la piscina. Un momento después Carlos se asomó a la puerta de la casa mirando hacia la piscina y vio a Vero metida en ella. Suspiró de alivio. No le hubiera gustado nada que lo hubieran pillado in fraganti. Volvió a entrar en la casa.
Vero desde el agua lo vio todo y se tranquilizó al comprobar que no había sido descubierta. Miró hacia la depuradora, lugar que dedujo dónde podría estar la cámara después de observar el punto de vista que ofrecía aquel monitor, y descubrió que allí estaba la cámara con la que les grabó. Salió de la piscina y se tumbó junto a Juanjo. Justo en ese momento él se despertó al salpicarle las gotas que se desprendían del pelo y el cuerpo de la chica. Se estiró y bostezó. La siesta y el polvo que había echado lo habían dejado nuevo. Miró a Vero y le sonrió con cierto aire de complicidad totalmente ajeno a lo que había sucedido. Transcurrido un tiempo prudencial en el que Juanjo se desperezó del todo, dando Juanjo la espalda a la cámara, Vero le contó lo que había visto en el interior de la casa procurando que Juanjo no se alterara ya que probablemente en ese momento serían observados a través de la cámara.
Tumbados boca abajo para no ser observados, estuvieron hablando qué hacer. Juanjo propuso irse inmediatamente, pero ella le propuso un plan de contraataque para que Carlos aprendiera y, además pudieran aprovecharse del delito que había cometido. Esperaron hasta que Carlos volvió.
Charlaron tranquilamente los tres mientras el sol se ocultaba tras los cipreses que rodeaban el terreno. Carlos les propuso quedarse a pasar la noche, y volver a sus casas al día siguiente, a lo que no hubo objeción ninguna. Dicho esto, fueron hacia la casa para cenar algo. Cuando hubieron terminado, Vero se dirigió a Juanjo:
-Juanjo, hace calor aquí, ¿qué te parece si nos tumbamos un rato en el césped?
-Buena idea, ¿te apuntas Carlos?
-No, yo me voy a ver un rato la tele. Luego si acaso voy –respondió Carlos
-Como quieras, allí estaremos –dijo Juanjo
Salieron y se dirigieron a las toallas donde se tumbaron. Se habían encendido las farolas del jardín y también se había iluminado el interior de la piscina. Hicieron como que hablaban durante un buen rato ya que ambos sabían que Carlos les vigilaba.
Desde dentro de la casa eran observados. Carlos esperaba poder grabar otra sesión de sexo duro como la que había sucedido por la mañana. Nada más de pensarlo se ponía a cien. La afición a grabar a la gente sin que lo supieran le venía de tiempo atrás. Tenía ******* más o menos, cuando por su cumpleaños le regalaron una cámara de fotos. Cuando llegó el verano, sus padres lo apuntaron a unas colonias durante 15 días. Un día, descubrió una pequeña ventana que daba a las duchas de las monitoras y, desde allí utilizando la cámara que le habían regalado, se dedicó a fotografiarlas. Durante los días que le quedaban para volver, solo pensaba en el momento de ver las fotos en papel. Había hecho casi tres carretes. Finalmente volvió a casa y, lo primero que hizo, fue acercarse a una tienda de fotos donde tardaron un día en revelarlas. Las recogió al día siguiente y volvió a casa. Sin apenas pararse, se encerró en su cuarto y comenzó a verlas. La mayoría estaban perfectas, solo había 4 o 5 que no servían. Las demás las puso sobre su mesa y, en ese momento, fue cuando se hizo su primera paja en plan mirón. Con los años había depurado tanto las técnicas de grabación como las cámaras de vídeo y de fotos que utilizaba. Aquello que parecía una diversión, se había convertido en una obsesión.
Vero y Juanjo se miraron… ya era hora de comenzar.
Mientras él estaba tumbado boca arriba ella estaba boca abajo cada uno en su toalla. La mano de Vero se dirigió al bulto del bañador de Juanjo y comenzó a masajear su paquete muy despacio mientras lo miraba. La polla de Juanjo comenzó a crecer hasta que destacó bestialmente por debajo del bañador. No es que tuviera una polla de campeonato pero sus 16-17 cm. no había quien se los quitara. Vero se colocó entre sus piernas en cuclillas y le bajó su bañador dejando aquella polla completamente erecta y dura al aire libre.
Carlos desde su guarida estaba en guardia. Sabía que pasaba algo pero no acertaba a ver nada ya que Vero estaba justo entre su vecino y la cámara. Gesticulaba haciendo movimientos para que se apartara, se echara a un lado, pero nada....
Vero y Juanjo decidieron que aquello sería una experiencia nueva. Se aprovecharían de lo sucedido para hartarse de follar sabiendo que eran observados con el morbo que tenía y, además, para escarmentar a Carlos. Comenzó a chuparle la punta de la polla mientras que con una mano le masturbaba. Juanjo le quitó el sujetador del bikini y cogió la crema bronceadora. Echó un chorro de crema bestial en su espalda y la comenzó a extender, estaba toda brillante, resbaladiza. Cuando soltó su polla y se incorporó hizo lo mismo con sus tetas. Vertió una enorme cantidad de crema y las masajeó haciendo especial hincapié en los pezones duros como piedras.
Carlos estaba extrañado y excitado a la vez. Como podían ponerse tan descaradamente a hacer aquello sabiendo que él estaba allí. Igual habían pensado que se había quedado dormido viendo la tele, como acostumbraba a sucederle. Siguió observando. Lo siguiente que vio fue como Vero se giró y cruzó las piernas por encima de la cabeza de Juanjo poniendo su caliente coño justo encima de su boca a la vez que le mamaba la polla como si de una profesional se tratara. Nunca se imaginó ver en directo un 69 tan excitante y morboso. De vez en cuando la chica levantaba la cabeza y Carlos tenía la sensación de que supiera que enfrente justo había una cámara grabándolos. Pero no, porque inmediatamente la bajó y siguió a lo suyo. Llevaban así como cosa de diez minutos y al mirón le iba a dar algo. Estaba como una moto. En ese justo momento Vero cambió de posición y se colocó en cuclillas sobre la polla chorreante de su saliva Comenzó a bajar poco a poco las caderas dirigiendo con una mano la polla hasta encontrar la entrada de su excitado y abierto coño. Se introdujo la polla muy lentamente y dejo de asir aquel miembro que ya había encontrado el camino. Sus caderas subían y bajaban y así siguieron durante un buen rato hasta que Vero, sin sacar la polla de su vagina, comenzó a girarse hasta colocarse justo frente a la cámara y reinició los movimientos pélvicos.
Carlos no podía más y comenzó a meneársela. Pero de pronto Vero se paró y estuvo quieta durante un momento. Levantó una mano y, dirigiéndose hacia el punto donde sabía que estaba la cámara, hizo una señal con el dedo invitando al observador a unirse a la escena. Carlos se quedó paralizado. Habían descubierto que estaban siendo grabados. De repente notó como se le sobrecogió el corazón y no pudo moverse. No sabía qué hacer. ¡Hasta se le bajó la erección! Mientras Vero continuó follando con Juanjo a la vez que repetía el gesto de invitación. Carlos, viéndose entre la espada y la pared, pensó que lo mejor sería que diera la cara y se presentara en la piscina. Apagó los monitores y dejó que el vídeo siguiera grabándolo todo. Cerró la puerta, y se dirigió hasta el lugar donde se encontraban la sobrina de sus amigos y el amigo de ella. Cuando llegó, pensó que se detendrían, pero no lo hicieron. Seguían follando lo que le desconcertó. Se quedó de pie justo al lado de la pareja.
Vero y Juanjo tenían la intención de que, llegado ese momento, lo harían sentarse frente a ellos y que visualizara en directo como follaban, sin más. Pero en vez de eso, prácticamente sin pensarlo, le hizo un gesto para que se pusiera justo frente a ella. Se giró y miró a Juanjo quien asintió con la cabeza dando su aprobación, sin apenas pensar en lo que iba a hacer. Vero bajó el bañador de Carlos. Con cada mano, agarró un cachete del culo, y le empujó hacia si misma. La polla de Carlos estaba flácida, él estaba muy sorprendido y no reaccionaba. Vero introdujo por completo la polla de Carlos en su boca e inmediatamente después hizo lo mismo con los huevos. Lo tenía todo en la boca y notó como su verga se empalmaba poco a poco dentro de su boca. Comenzó a chuparla metiéndola hasta el fondo, sintiendo como llegaba a tocar su campanilla en el comienzo de la garganta. Jugueteó con su glande chupándolo y rodeándolo con su lengua mientras que con una mano sobaba sus duros huevos. De vez en cuando rozaba su ano con un dedo produciendo un escalofrío de placer en Carlos.
En ese momento, Vero se incorporó hasta que la polla de Juanjo se salió de su coño. Justo en ese instante ambos se miraron preguntándose cómo era posible que estuvieran haciendo aquello. Hasta entonces algo impensable para ellos. Había algo que les atraía a realizar juegos sexuales que nunca antes habían experimentado. Se había despertado en ellos una faceta exhibicionista y les gustaba. Vero se situó a cuatro patas e hizo que Carlos se tumbara boca arriba para poder seguir chupándosela mientras Juanjo se la clavaba por detrás. Ella continuó con la mamada pero, sin que Carlos se diera cuenta, cogió el bote de la crema y se echó en una mano. Empezó a rozar con un dedo impregnado el culo de Carlos. Al principio, este levantó la cabeza sorprendido, pero al instante se relajó. Poco a poco fue lubricándolo hasta que, pasado un rato, el dedo se deslizó hacia el interior. Carlos se convulsionó de placer. Mientras tanto, Vero seguía lamiendo su polla a la vez que la masturbaba. Al mismo tiempo Juanjo la estaba penetrando salvaje y bruscamente. Todo su cuerpo se abalanzaba sobre el mirón en cada embestida y, cuando un dedo hubo entrado perfectamente en su culo, comenzó a meter otro.
Nunca le habían hecho aquello y jamás pensó que le llegara a gustar pero estaba disfrutando de lo lindo. Lo que le excitaba era tener a Vero encima y sentir su ir y venir empujada por Juanjo desde atrás. Y, sobre todo, verse en medio de una orgía aunque solo fueran tres los participantes. Los dos dedos se convirtieron en tres. Jamás pensó que su culo diera para tanto. Y le estaba gustando. Por un instante llego a sentir más placer en aquella situación que viendo por el monitor las grabaciones que realizaba.
Vero seguía chupándole la polla y, boqueando como los peces, comenzó a abrir y cerrar la boca igual que cuando se hacen aros con el humo de un cigarrillo Y a cada gesto introducía aquel pene más en su boca. Tras cuatro o cinco movimientos, el miembro le llegaba hasta la garganta rozando con sus labios los huevos de Carlos.
De repente lo sacaba por completo para volver a repetir la operación. Vero se sentía extraña porque nunca se imagino haciendo aquello Y lo que también le extrañaba era que Juanjo no hubiera puesto impedimento, que también estuviera disfrutando como ella y la estuviera follando tan salvajemente. De repente, Vero oyó un jadeo de Carlos lo que le indicó que estaba a punto de correrse así que sacó la polla de su boca para evitar lo casi inevitable. Carlos le dijo que no parara y ella se limitó a mirarlo con lascivia y sonreír.
Juanjo seguía empujando por detrás y, sonriendo también, sacó la polla de su vecina, y mirándola con una sonrisa, le dijo:
- Te voy a follar por el culo
Vero estaba tan excitada que no puso objeción y el tono con que le dijo que le iba a encular la calentó más todavía. Alargo los dedos untados de crema a su culo y los restregó hasta dejarlo bien lubricado. Todo esto sin quitarle ojo de encima a Carlos, que los miraba e ***********emente agarraba su polla para meneársela. Pero cada vez que hacia eso Vero le agarraba la mano y le decía: "deja que eso lo termine yo, pronto llegará tu turno". Juanjo empezó a restregar su polla por el culo de su vecina Vero, y poco a poco fue introduciendo la punta de su polla. Cuando esta hubo entrado, dio un empujón seco y la polla entró hasta el fondo. Oyó como Vero gimió ya que no se esperaba una entrada tan brusca. Pero enseguida, con el vaivén y las embestidas el pequeño malestar se convirtió en placer. Entonces se dirigió hacia la polla de su anfitrión y continuó mamándosela. Cada vez que notaba que se iba a correr paraba, y al momento continuaba. Carlos estaba a punto de reventar pero nunca llegaba a correrse porque Vero siempre paraba en el momento justo. Carlos sólo pensaba en el chorro de leche que le iba a soltar en la boca y eso lo excitaba más.
En cuestión de cinco minutos Vero estaba a punto de tener un orgasmo que coincidió con Juanjo. Saco la polla de su culo dilatado y ambos se miraron con un aire de complicidad. Se detuvieron unos segundos, se incorporaron, y no dejaron que Carlos se levantara. Para conseguirlo Vero se lo impidió con su pie. Mientras con una mano masturbaba a Juanjo con el pie toqueteaba la polla de Carlos, lo que también parecía excitarle. De repente, cuando Juanjo iba a correrse, se acercaron hacia donde estaba Carlos. Vero agarro la polla de Juanjo y la acerco al mirón, que no vio nada ya que tenía los ojos cerrados. De repente un chorro de leche salió disparado hacia la cara y el pecho de Carlos que abrió los ojos extrañado. Toda la corrida le cayó encima y, a juzgar por su cara de asco no le agradó. Los miró y dijo:
- ¿Pero qué coño hacéis?
Inmediatamente para callarlo, Vero se puso de rodillas y tragándose su polla hasta el fondo volvió a llevarlo al punto de ebullición. Y justo cuando llegaba el final, Vero se levantó y le dijo:
- Ahora te vas a quedar así por cabrón. Lo de la grabación no nos ha hecho ninguna gracia. Pero imaginamos que a ti tampoco que te haya follado el culo con mis dedos, y que un tío se te haya corrido encima. Estamos en paz. Y como se te ocurra pajearte en los próximos 10 minutos nos veremos en el juzgado. Además tenemos que hablar de mis condiciones laborales, pero eso lo dejo para después de tener toda la grabación de hoy en mi poder.
Para cuando Vero terminó la frase la polla de Carlos estaba flácida y su aspecto era realmente penoso. Semen en la cara y el pecho, el culo brillante debido a la crema, y sobre todo su cara, que lo decía todo.
Vero y Juanjo, tras diez minutos mientras los cuales se besaron varias veces de una forma apasionada, dieron por terminada aquella historia que les abrió los ojos a nuevas experiencias También supuso un escarmiento para Carlos, al que se le quitaron las ganas de grabar a amigos, familia y conocidos sin su consentimiento.
Vero estaba terminando de arreglarse cuando Juanjo llamó a su puerta. Y, como le ocurre siempre que sale con Vero, se quedó con la boca abierta por lo guapa que estaba. A Juanjo siempre le pasaba eso con Vero. Se quedaba como un tonto viéndola. Hoy Vero llevaba un vestido de tirantes midi veraniego estampado rojo que estaba abotonado por delante de arriba abajo. Se había dejado los dos primeros botones abiertos lo que hacía que Vero llevara un escote muy sexi luciendo los lunares de su pecho, y eso a Juanjo le vuelve loco. Bajaron al garaje y metieron las cosas en el asiento trasero del coche de Juanjo y salieron con destino a la casa de Carlos, a la que tardarían en llegar tres cuarto de hora aproximadamente. Durante el camino hablaron sobre el marrón de tener que ir a la casa de Carlos, aunque tenga piscina, ya que ninguno de los le apetecía estar con el jefe de Eva. Escuchando música de Taylor Swift, que le gusta a VEro, llegaron a la casa.
Carlos los esperaba sentado en el porche, tomándose un café con leche, ya que se había levantado tarde. Se saludaron. Vero preguntó dónde podría cambiarse y, mientras ella se cambiaba, Juanjo y Carlos conversaron durante un rato. Una vez cambiada, Vero se dirigió a la piscina. Puso en una hamaca su toalla, sacó la crema y se tumbó. Juanjo aprovechó ese rato para cambiarse y se reunieron todos en el césped que rodeaba la piscina. Hacía un día estupendo, perfecto para tomar el sol. Vero había elegido un conjunto comprado tan solo un par de días antes, y lo cierto es que, siendo un bikini normal, era bastante provocativo. De color naranja con el borde blanco tenía una braguita brasileña de talle alto que se anudaba a la altura de la cadera y un sujetador de triángulos tipo cortinilla. Le hacía un culo y unas tetas envidiables resaltando su cuerpazo. No pasó desapercibida para Carlos, que no le quitaba ojo de encima, comiéndosela con los ojos detrás de las gafas de sol. El que alucinó fue Juanjo, que ni siquiera sabía que se lo había comprado y flipó en colores cuando la vio.
Pasaron el día chapoteando y tomando el sol hasta la hora de comer, momento en el que se fueron a la zona de la barbacoa a preparar la comida. Se hicieron unas costillas y unos chorizos, que tomaron con ensalada y de postre helado y café. Justo al terminar, cuando iban de nuevo hacia la piscina, Carlos les dijo que él se iba a echar una siesta, que había dormido poco y mal y cuando se levantara, volvería a la piscina.
Vero y Juanjo se tumbaron en las toallas. El lugar era muy silencioso y tranquilo, y el sol se encontraba en su punto álgido. Vero, le pidió que la diera crema. Juanjo buscó el bote en una de las bolsas, y cuando se giró, encontró a Vero completamente desnuda y boca abajo.
-Pero tía, ¿Qué haces? ¿No ves que puede estar alguien viéndonos? –dijo con cierto recelo
-¿Quién nos va a ver, Juanjo? ¿No ves que todo esto está rodeado de seto y no se oye ni el piar de un pájaro? –Respondió, a la vez que le sobaba el paquete con una mano.
Juanjo se puso a cien viendo el cuerpo de su vecina tendido sobre la toalla, con su piel blanca y las curvas insinuantes de su culo alzarse por encima del resto de su espalda y piernas. Comenzó a untar todas las partes del cuerpo con la crema, y optó por subirse encima, apoyándose por debajo de la línea de los cachetes del culo, para poder extender mejor la crema. La sensación de tener las manos llenas de aquel culo, apretándolo con fuerza, lo pusieron más cachondo todavía.
Cuando terminó, le dijo que se girara, pero ella se levantó y corrió hacia la piscina. Se metió muy lentamente y lo llamó. Juanjo se acercó, se sumergió junto a ella y no había pasado ni un instante cuando le bajó el bañador. Lo cierto es que no estaba muy tranquilo, pero antes de darse cuenta, su compañera se había hundido y había introducido en la boca su polla. La sensación fue alucinante, al notar el cambio de temperatura entre el agua y el interior de la boca. Un momento después, la chica emergió, dejando bajo el agua un pene endurecido. Entonces fue él quien se sumergió. Lo veía todo de color azulado. Inmediatamente vio una fina y recortada mata de vello color castaño y bajo ésta el inicio de aquella magnífica y bien afeitada raja. Tuvo que salir a respirar, momento que aprovechó la chica para apoyar su espalda en la pared de la piscina. Tras tomar aire, Juanjo volvió a bajar y se dedicó a rozar con un dedo la inevitablemente húmeda vagina que tenia frente a él. Volvió a subir. Hizo que Vero apoyara sus brazos en el filo de la piscina y, cogiéndola por el culo, levantó la parte inferior de su cuerpo, la cual flotó casi al nivel de la superficie. Entre borbotones de agua, inició una serie de rápidos lengüetazos sobre el coño de Vero, ahora totalmente excitado y abierto para él. La sensación de frío por el agua y de calor por la boca y la lengua de Juanjo debía de ser bestial, ya que Vero profería unos gemidos de placer que a Juanjo le encantaba oír.
Después de un rato, intercambiaron los puestos y fue ella la que chupó su dura polla bajo el agua. Durante el tiempo que le estuvo comiendo el rabo, Juanjo creyó escuchar varios ruidos provenientes de la caseta de la depuradora, pero hizo caso omiso pensando que se podía tratar de cualquier bicho campestre.
Vero emergió, y volvió a apoyarse en el filo, pero esta vez de espaldas y con los pies apoyados en el suelo. Juanjo se colocó justo detrás y le separó las piernas. Muy lentamente, fue penetrando el coño de su vecina, al principio muy despacio. Cuando empezó a acelerar, descubrió la pasada de follar bajo el agua, era una sensación increíblemente placentera, debido al flujo de agua que entraba y salía en la vagina, movido por los embistes que su polla ejercía. Pasado un momento, creyó que Vero se corría y paró. La chica se dio la vuelta y ambos se fundieron en un abrazo como si de serpientes se tratara. Hasta el roce de los cuerpos desnudos en el elemento líquido era un goce. En esa misma posición, Vero levantó las piernas hasta situarlas entrelazadas sobre el culo de Juanjo. Noto como la verga se introducía en ella, muy suavemente. Esa posición era increíble, ya que con muy poco esfuerzo, Juanjo podía manejar el cuerpo de la chica a su antojo. Paralelamente a este movimiento, se iban desplazando por la piscina.
Pasados unos instantes, Vero llegó al clímax y se corrió salvajemente apretándose muy fuerte contra el cuerpo de Juanjo y temblándola las piernas. Dejó apoyada su cabeza en el hombro izquierdo de Juanjo. Cuando se recuperó, se deslizó y volvió a meterse bajo agua. Agarró fuertemente la polla dura y prieta y la masturbó salvajemente hasta que vio lo que consideró un espectáculo acojonante. La leche comenzó a brotar mezclándose con el agua, creando extrañas formas, como nubes blancas, que se desplazaban llevadas por las pequeñas corrientes de la piscina. Continuó hasta haber extraído todo el contenido de los huevos de Juanjo. Casi asfixiada, emergió para llenar sus pulmones de aire y ambos se fundieron en un beso.
Salieron de la piscina y se pusieron el bañador y el bikini respectivamente. Se tumbaron en las toallas y, con las manos cogidas, quedaron sumidos en un tranquilo sueño.
De repente, Vero se despertó. Necesitaba ir al servicio. Cruzó el camino que llevaba hasta la casa y se encontró la puerta abierta, así que entró sin hacer ruido para no despertar a Carlos. No sabía dónde estaba el aseo de la piscina, así que se disponía a buscarlo cuando escuchó unos gemidos procedentes de alguna habitación del pasillo que tenía frente a ella. Se acerco hasta el lugar de donde pensó que provenían. La puerta estaba entornada y en el interior había alguien. Asomó un ojo y vio justo enfrente una mesa, en la que estaban dispuestos dos monitores de vídeo. De espaldas a ella estaba sentado Carlos, que parecía estar muy pendiente de uno de los monitores.
Carlos desplazó su silla para acercarse al otro monitor, momento en el que Vero pudo ver lo que se mostraba en la primera pantalla. Desde la distancia a la que se encontraba le fue difícil, pero al final, pudo ver claramente las imágenes que se sucedían en el monitor. ¡No se lo podía creer! Estaba viendo como follaban ella y Juanjo un rato antes. Aquel cabronazo se había dedicado a grabarlos en vídeo. En ese momento le invadió un sentimiento mezcla de ira, odio y asco hacia aquel individuo, y decidió entrar para ver qué coño pasaba, pero se quedó quieta. Entornó de nuevo la puerta y continuó observando tras la puerta.
Carlos volvió a dirigir su mirada hacia el primer monitor, en el que se estaba reproduciendo el comienzo de la follada de Vero y Juanjo. Exactamente en el momento en que su cuerpo desnudo era untado de crema. Ella estaba muy quieta y desde la puerta no se adivinaba lo que estaba haciendo, hasta que, por un movimiento del brazo derecho, Vero cayó en la cuenta de que se estaba masturbando. Además, lo estaba haciendo contemplando su cuerpo desnudo y brillante debido a la crema bronceadora. En ese momento, la protagonista del vídeo se sintió una estrella porno, imaginando como los tíos se pajeaban con sus películas y se excitó.
Se puso cachonda, aunque no dejaba de parecerle asqueroso el abuso de aquel tío. Digamos que se despertó en ella una sensación oculta hasta ese momento. Se mantuvo en su posición hasta que Carlos se corrió, viendo incluso como parte de su semen caía a sus pies, junto a la silla.
En ese momento Carlos paró la cinta y a través del monitor vio a Juanjo plácidamente tumbado lo que hizo que se sobresaltara, ya que no veía a Vero. Inmediatamente, Vero, se apartó de la puerta y, sin hacer ruido, se apresuró a salir de la casa para volver con Juanjo y evitar que Carlos se preguntara dónde estaba.
Al llegar a la piscina se tumbó en la toalla, pero se levantó y se metió en la piscina. Un momento después Carlos se asomó a la puerta de la casa mirando hacia la piscina y vio a Vero metida en ella. Suspiró de alivio. No le hubiera gustado nada que lo hubieran pillado in fraganti. Volvió a entrar en la casa.
Vero desde el agua lo vio todo y se tranquilizó al comprobar que no había sido descubierta. Miró hacia la depuradora, lugar que dedujo dónde podría estar la cámara después de observar el punto de vista que ofrecía aquel monitor, y descubrió que allí estaba la cámara con la que les grabó. Salió de la piscina y se tumbó junto a Juanjo. Justo en ese momento él se despertó al salpicarle las gotas que se desprendían del pelo y el cuerpo de la chica. Se estiró y bostezó. La siesta y el polvo que había echado lo habían dejado nuevo. Miró a Vero y le sonrió con cierto aire de complicidad totalmente ajeno a lo que había sucedido. Transcurrido un tiempo prudencial en el que Juanjo se desperezó del todo, dando Juanjo la espalda a la cámara, Vero le contó lo que había visto en el interior de la casa procurando que Juanjo no se alterara ya que probablemente en ese momento serían observados a través de la cámara.
Tumbados boca abajo para no ser observados, estuvieron hablando qué hacer. Juanjo propuso irse inmediatamente, pero ella le propuso un plan de contraataque para que Carlos aprendiera y, además pudieran aprovecharse del delito que había cometido. Esperaron hasta que Carlos volvió.
Charlaron tranquilamente los tres mientras el sol se ocultaba tras los cipreses que rodeaban el terreno. Carlos les propuso quedarse a pasar la noche, y volver a sus casas al día siguiente, a lo que no hubo objeción ninguna. Dicho esto, fueron hacia la casa para cenar algo. Cuando hubieron terminado, Vero se dirigió a Juanjo:
-Juanjo, hace calor aquí, ¿qué te parece si nos tumbamos un rato en el césped?
-Buena idea, ¿te apuntas Carlos?
-No, yo me voy a ver un rato la tele. Luego si acaso voy –respondió Carlos
-Como quieras, allí estaremos –dijo Juanjo
Salieron y se dirigieron a las toallas donde se tumbaron. Se habían encendido las farolas del jardín y también se había iluminado el interior de la piscina. Hicieron como que hablaban durante un buen rato ya que ambos sabían que Carlos les vigilaba.
Desde dentro de la casa eran observados. Carlos esperaba poder grabar otra sesión de sexo duro como la que había sucedido por la mañana. Nada más de pensarlo se ponía a cien. La afición a grabar a la gente sin que lo supieran le venía de tiempo atrás. Tenía ******* más o menos, cuando por su cumpleaños le regalaron una cámara de fotos. Cuando llegó el verano, sus padres lo apuntaron a unas colonias durante 15 días. Un día, descubrió una pequeña ventana que daba a las duchas de las monitoras y, desde allí utilizando la cámara que le habían regalado, se dedicó a fotografiarlas. Durante los días que le quedaban para volver, solo pensaba en el momento de ver las fotos en papel. Había hecho casi tres carretes. Finalmente volvió a casa y, lo primero que hizo, fue acercarse a una tienda de fotos donde tardaron un día en revelarlas. Las recogió al día siguiente y volvió a casa. Sin apenas pararse, se encerró en su cuarto y comenzó a verlas. La mayoría estaban perfectas, solo había 4 o 5 que no servían. Las demás las puso sobre su mesa y, en ese momento, fue cuando se hizo su primera paja en plan mirón. Con los años había depurado tanto las técnicas de grabación como las cámaras de vídeo y de fotos que utilizaba. Aquello que parecía una diversión, se había convertido en una obsesión.
Vero y Juanjo se miraron… ya era hora de comenzar.
Mientras él estaba tumbado boca arriba ella estaba boca abajo cada uno en su toalla. La mano de Vero se dirigió al bulto del bañador de Juanjo y comenzó a masajear su paquete muy despacio mientras lo miraba. La polla de Juanjo comenzó a crecer hasta que destacó bestialmente por debajo del bañador. No es que tuviera una polla de campeonato pero sus 16-17 cm. no había quien se los quitara. Vero se colocó entre sus piernas en cuclillas y le bajó su bañador dejando aquella polla completamente erecta y dura al aire libre.
Carlos desde su guarida estaba en guardia. Sabía que pasaba algo pero no acertaba a ver nada ya que Vero estaba justo entre su vecino y la cámara. Gesticulaba haciendo movimientos para que se apartara, se echara a un lado, pero nada....
Vero y Juanjo decidieron que aquello sería una experiencia nueva. Se aprovecharían de lo sucedido para hartarse de follar sabiendo que eran observados con el morbo que tenía y, además, para escarmentar a Carlos. Comenzó a chuparle la punta de la polla mientras que con una mano le masturbaba. Juanjo le quitó el sujetador del bikini y cogió la crema bronceadora. Echó un chorro de crema bestial en su espalda y la comenzó a extender, estaba toda brillante, resbaladiza. Cuando soltó su polla y se incorporó hizo lo mismo con sus tetas. Vertió una enorme cantidad de crema y las masajeó haciendo especial hincapié en los pezones duros como piedras.
Carlos estaba extrañado y excitado a la vez. Como podían ponerse tan descaradamente a hacer aquello sabiendo que él estaba allí. Igual habían pensado que se había quedado dormido viendo la tele, como acostumbraba a sucederle. Siguió observando. Lo siguiente que vio fue como Vero se giró y cruzó las piernas por encima de la cabeza de Juanjo poniendo su caliente coño justo encima de su boca a la vez que le mamaba la polla como si de una profesional se tratara. Nunca se imaginó ver en directo un 69 tan excitante y morboso. De vez en cuando la chica levantaba la cabeza y Carlos tenía la sensación de que supiera que enfrente justo había una cámara grabándolos. Pero no, porque inmediatamente la bajó y siguió a lo suyo. Llevaban así como cosa de diez minutos y al mirón le iba a dar algo. Estaba como una moto. En ese justo momento Vero cambió de posición y se colocó en cuclillas sobre la polla chorreante de su saliva Comenzó a bajar poco a poco las caderas dirigiendo con una mano la polla hasta encontrar la entrada de su excitado y abierto coño. Se introdujo la polla muy lentamente y dejo de asir aquel miembro que ya había encontrado el camino. Sus caderas subían y bajaban y así siguieron durante un buen rato hasta que Vero, sin sacar la polla de su vagina, comenzó a girarse hasta colocarse justo frente a la cámara y reinició los movimientos pélvicos.
Carlos no podía más y comenzó a meneársela. Pero de pronto Vero se paró y estuvo quieta durante un momento. Levantó una mano y, dirigiéndose hacia el punto donde sabía que estaba la cámara, hizo una señal con el dedo invitando al observador a unirse a la escena. Carlos se quedó paralizado. Habían descubierto que estaban siendo grabados. De repente notó como se le sobrecogió el corazón y no pudo moverse. No sabía qué hacer. ¡Hasta se le bajó la erección! Mientras Vero continuó follando con Juanjo a la vez que repetía el gesto de invitación. Carlos, viéndose entre la espada y la pared, pensó que lo mejor sería que diera la cara y se presentara en la piscina. Apagó los monitores y dejó que el vídeo siguiera grabándolo todo. Cerró la puerta, y se dirigió hasta el lugar donde se encontraban la sobrina de sus amigos y el amigo de ella. Cuando llegó, pensó que se detendrían, pero no lo hicieron. Seguían follando lo que le desconcertó. Se quedó de pie justo al lado de la pareja.
Vero y Juanjo tenían la intención de que, llegado ese momento, lo harían sentarse frente a ellos y que visualizara en directo como follaban, sin más. Pero en vez de eso, prácticamente sin pensarlo, le hizo un gesto para que se pusiera justo frente a ella. Se giró y miró a Juanjo quien asintió con la cabeza dando su aprobación, sin apenas pensar en lo que iba a hacer. Vero bajó el bañador de Carlos. Con cada mano, agarró un cachete del culo, y le empujó hacia si misma. La polla de Carlos estaba flácida, él estaba muy sorprendido y no reaccionaba. Vero introdujo por completo la polla de Carlos en su boca e inmediatamente después hizo lo mismo con los huevos. Lo tenía todo en la boca y notó como su verga se empalmaba poco a poco dentro de su boca. Comenzó a chuparla metiéndola hasta el fondo, sintiendo como llegaba a tocar su campanilla en el comienzo de la garganta. Jugueteó con su glande chupándolo y rodeándolo con su lengua mientras que con una mano sobaba sus duros huevos. De vez en cuando rozaba su ano con un dedo produciendo un escalofrío de placer en Carlos.
En ese momento, Vero se incorporó hasta que la polla de Juanjo se salió de su coño. Justo en ese instante ambos se miraron preguntándose cómo era posible que estuvieran haciendo aquello. Hasta entonces algo impensable para ellos. Había algo que les atraía a realizar juegos sexuales que nunca antes habían experimentado. Se había despertado en ellos una faceta exhibicionista y les gustaba. Vero se situó a cuatro patas e hizo que Carlos se tumbara boca arriba para poder seguir chupándosela mientras Juanjo se la clavaba por detrás. Ella continuó con la mamada pero, sin que Carlos se diera cuenta, cogió el bote de la crema y se echó en una mano. Empezó a rozar con un dedo impregnado el culo de Carlos. Al principio, este levantó la cabeza sorprendido, pero al instante se relajó. Poco a poco fue lubricándolo hasta que, pasado un rato, el dedo se deslizó hacia el interior. Carlos se convulsionó de placer. Mientras tanto, Vero seguía lamiendo su polla a la vez que la masturbaba. Al mismo tiempo Juanjo la estaba penetrando salvaje y bruscamente. Todo su cuerpo se abalanzaba sobre el mirón en cada embestida y, cuando un dedo hubo entrado perfectamente en su culo, comenzó a meter otro.
Nunca le habían hecho aquello y jamás pensó que le llegara a gustar pero estaba disfrutando de lo lindo. Lo que le excitaba era tener a Vero encima y sentir su ir y venir empujada por Juanjo desde atrás. Y, sobre todo, verse en medio de una orgía aunque solo fueran tres los participantes. Los dos dedos se convirtieron en tres. Jamás pensó que su culo diera para tanto. Y le estaba gustando. Por un instante llego a sentir más placer en aquella situación que viendo por el monitor las grabaciones que realizaba.
Vero seguía chupándole la polla y, boqueando como los peces, comenzó a abrir y cerrar la boca igual que cuando se hacen aros con el humo de un cigarrillo Y a cada gesto introducía aquel pene más en su boca. Tras cuatro o cinco movimientos, el miembro le llegaba hasta la garganta rozando con sus labios los huevos de Carlos.
De repente lo sacaba por completo para volver a repetir la operación. Vero se sentía extraña porque nunca se imagino haciendo aquello Y lo que también le extrañaba era que Juanjo no hubiera puesto impedimento, que también estuviera disfrutando como ella y la estuviera follando tan salvajemente. De repente, Vero oyó un jadeo de Carlos lo que le indicó que estaba a punto de correrse así que sacó la polla de su boca para evitar lo casi inevitable. Carlos le dijo que no parara y ella se limitó a mirarlo con lascivia y sonreír.
Juanjo seguía empujando por detrás y, sonriendo también, sacó la polla de su vecina, y mirándola con una sonrisa, le dijo:
- Te voy a follar por el culo
Vero estaba tan excitada que no puso objeción y el tono con que le dijo que le iba a encular la calentó más todavía. Alargo los dedos untados de crema a su culo y los restregó hasta dejarlo bien lubricado. Todo esto sin quitarle ojo de encima a Carlos, que los miraba e ***********emente agarraba su polla para meneársela. Pero cada vez que hacia eso Vero le agarraba la mano y le decía: "deja que eso lo termine yo, pronto llegará tu turno". Juanjo empezó a restregar su polla por el culo de su vecina Vero, y poco a poco fue introduciendo la punta de su polla. Cuando esta hubo entrado, dio un empujón seco y la polla entró hasta el fondo. Oyó como Vero gimió ya que no se esperaba una entrada tan brusca. Pero enseguida, con el vaivén y las embestidas el pequeño malestar se convirtió en placer. Entonces se dirigió hacia la polla de su anfitrión y continuó mamándosela. Cada vez que notaba que se iba a correr paraba, y al momento continuaba. Carlos estaba a punto de reventar pero nunca llegaba a correrse porque Vero siempre paraba en el momento justo. Carlos sólo pensaba en el chorro de leche que le iba a soltar en la boca y eso lo excitaba más.
En cuestión de cinco minutos Vero estaba a punto de tener un orgasmo que coincidió con Juanjo. Saco la polla de su culo dilatado y ambos se miraron con un aire de complicidad. Se detuvieron unos segundos, se incorporaron, y no dejaron que Carlos se levantara. Para conseguirlo Vero se lo impidió con su pie. Mientras con una mano masturbaba a Juanjo con el pie toqueteaba la polla de Carlos, lo que también parecía excitarle. De repente, cuando Juanjo iba a correrse, se acercaron hacia donde estaba Carlos. Vero agarro la polla de Juanjo y la acerco al mirón, que no vio nada ya que tenía los ojos cerrados. De repente un chorro de leche salió disparado hacia la cara y el pecho de Carlos que abrió los ojos extrañado. Toda la corrida le cayó encima y, a juzgar por su cara de asco no le agradó. Los miró y dijo:
- ¿Pero qué coño hacéis?
Inmediatamente para callarlo, Vero se puso de rodillas y tragándose su polla hasta el fondo volvió a llevarlo al punto de ebullición. Y justo cuando llegaba el final, Vero se levantó y le dijo:
- Ahora te vas a quedar así por cabrón. Lo de la grabación no nos ha hecho ninguna gracia. Pero imaginamos que a ti tampoco que te haya follado el culo con mis dedos, y que un tío se te haya corrido encima. Estamos en paz. Y como se te ocurra pajearte en los próximos 10 minutos nos veremos en el juzgado. Además tenemos que hablar de mis condiciones laborales, pero eso lo dejo para después de tener toda la grabación de hoy en mi poder.
Para cuando Vero terminó la frase la polla de Carlos estaba flácida y su aspecto era realmente penoso. Semen en la cara y el pecho, el culo brillante debido a la crema, y sobre todo su cara, que lo decía todo.
Vero y Juanjo, tras diez minutos mientras los cuales se besaron varias veces de una forma apasionada, dieron por terminada aquella historia que les abrió los ojos a nuevas experiencias También supuso un escarmiento para Carlos, al que se le quitaron las ganas de grabar a amigos, familia y conocidos sin su consentimiento.
9 months ago