UN FIN DE SEMANA EN AMBALEMA

Ambalema es una pequeña población en el departamento del Tolima, a orillas del rio Magdalena, hace mucho calor y tiene un par de buenos hoteles. Fue idea de mi esposo ir a descansar este fin de semana y relajarnos un poco de los últimos acontecimientos. Es noviembre del año 2021. Viajamos por una muy buena carretera, veníamos felices y deseábamos reencontrarnos como pareja y afianzar nuestro matrimonio. Paramos en la vía a disfrutar de unas quesadillas, avena y pastel de huevo y todo era como antes. Desvío a la derecha y finalmente llegamos a la población. Paramos en el parque central para las obligatorias fotos. Es increíble cómo se reencuentra uno consigo mismo y con su pareja después de una ruptura. Tengo un deseo incontrolable por enamorarme aun más de él, si es que eso es posible, de brindarle cosas de mí que ni se imagina. Es un hombre especial, único y lo amo hasta mis huesos y la verdad se lo merece. Además se que Nick me ama todavía más a mí. Tenemos dependencia emocional el uno por el otro. Bien o no es la verdad.
Nos dirigimos al hotel San Gabriel, nos registramos y fuimos a la habitación para cambiarnos y entrar a la piscina. Ya en el cuarto, le pedí que me dejara desnudarlo para ponerle su pantaloneta de baño y después el a mí con mi bikini. Lo desnudé y mirando su atlético cuerpo recordé cuando fui a verlo por primera vez en una piscina, entrenando, ese día me enamore de su físico un poco más. Antes de ponerle su traje de baño tome el bloqueador solar y lo puse sobre mi mano y lo apliqué a cada centímetro de su piel abundantemente, su pene ya estaba erecto de nuevo, como siempre, solo una mirada o una caricia basta para que él se hice y rinda homenaje a la dueña de su amor, así que no tuve más remedio que bajar mi cabeza y metérmelo en la boca para calmarle la calentura que hacía en ese momento; Se lo empecé a mamar con mucha pasión, lo miraba a sus ojos mientras desaparecía su falo en mi boca, lo dejaba verme como le rendía tributo a su hombría, como con mi lengua y boca rodeaba su miembro brindándole un placer delicioso, entraba y salía, lento al principio pero cada vez con mayor entereza, él quería follarme pero no lo dejé, quería el premio a mi esfuerzo y la verdad fui recompensada con una eyaculación torrencial que apresure a deglutir. Chorro tras chorro inundaron mi boca, hasta que terminó. Le miré fijamente cuando me deleite tomando su secreción seminal demostrándole cuanto lo deseo. En su cara se leía como lo había disfrutado. Nos besamos apasionadamente. Retomó el aire y me dijo que era mi turno, me desnudó muy lentamente, especialmente mi brasier, se demoró un siglo en retirarlo solo para darse caldo de ojo al ver como aparecían mis enormes y preciosos senos, coronados por areolas de color rosado y pezones medianos de un color un poco más oscuro. Se retiró para contemplarlos y disfrutar de la vista, diciéndome: -son tan preciosos, suaves, tibios, enormes, blancos, una verdadera belleza.- y le respondí: -siempre serán tuyos mi vida, son especialmente para ti.- por ello Nick bajó su cabeza como magnetizado por mis tetas y acariciándolas suavemente me las empezó a chupar, saltando de una a la otra, su lengua jugaba con mis pezones con movimientos circulares, su boca era incapaz de engullir tanto tejido mamario, nadie ha podido hacerlo hasta ahora, su ritmo se hacía por momentos más intenso y después se relajaba, me quería arrancar las tetas de mi torso con succiones placenteras llenas de deseo y pasión. Ahora mis pezones están erectos, grandes, desafiantes ante el ataque incesante de su boca cálida y húmeda, están dando batalla a las impetuosas mamadas de mi amado hombre. En verdad me estaba chupando mis tetas como si fuera la última vez que lo hacía, con sevicia, con lujuria y desenfreno, volcado a la tarea infinita de darme placer. -oye me las vas a comer toditas- le dije a su oído para enardecerlo más, el ocupado como estaba no pudo contestar. Finalmente se alejó de ellas, me volcó en la cama, con sus manos abrió mis piernas y deleitó su visión con mi sexo salvaje, oloroso y chorreante de fluidos vaginales, explícito para que me cogiera como le diera la gana. –fóllame, culéame hazme lo que quieras que me he portado muy ***- le dije, y me responde: -ah muy ***? no te lo mereces entonces, suplícame y veremos- y metió su cabeza en mi entrepierna y si me penetró, pero su lengua y dos dedos medio e índice de su mano derecha. Después su lengua se concentró en mi clítoris y lo bombardeo con su parte ventral, haciéndome retorcer de placer y lujuria, sus dedos me penetraban la vagina hasta llegar a mi punto G, entrando y saliendo con un ritmo endiablado, me estaba enloqueciendo de placer, mis manos buscaron mis tetas y acaricié mis pezones aumentado mi deseo, pero ya no me pude contener más, alcé mi cadera de la cama, para que me enterrara sus dedos más profundo, mientras era presa de un clímax avasallador, mi cuerpo se convulsionaba de pies a cabeza, mientras fuertes temblores recorrían todo mi ser. Casi me desmallo y caí a la cama con la respiración agitada y sin darme tregua mi esposo se me subió encima, abriendo mis piernas y sin espera alguna me ensartó con su virilidad hasta el fondo de mi vagina, lo que me obligó a emitir un fuerte quejido de pasión. Su pene se había recuperado del primer asalto y por poco me noquea en este tercer asalto. Me folló con pasión lujuriosa, me decía cochinadas al oído, que hacían enardecer mi libido, me contaba historias que se imaginaba conmigo y otros hombres, mientras me daba verga sin compasión, en la clásica posición del misionero. Su pene me entraba y salía muy rápido, mi canal vaginal aguantaba su ímpetu, mientras lo atesoraba en su interior, era como una caricia en forma de guante que forraba su masculinidad. Después bajó un poco su cabeza y empezó a chuparme las tetas de nuevo, solo que esta vez si había desespero de darme gozo, lengüetazos soberbios en mis areolas y pezones, mi ****** llenando mi cerebro y vagina a la vez, su sudor cayéndome en la cara, mis labios vaginales besando el torso de su pene enorme, lleno de venas, aferrándolo fuertemente para que no se fuera a escapar, por ello lo abracé con mis piernas por su cintura para que me penetrara más profundo, me clavaba con toda su energía, que casi me desbarata, mis brazos rodeaban su cabeza para que siguiera chupando mis enormes senos, pero no pude más, su verga entrando tan fuertemente dentro de mí, me hizo desencadenar otro nuevo orgasmo, cayendo presa de oleadas de contracciones sexuales debajo de su cuerpo mientras lo abrazaba con mis extremidades. Segundos después exclamé: -ahhh, dámela osito dámela, ya terminé-, el respondió: - los dos, los dos- y su cadera se volvió un pistón revolucionado, mientras entraba y salía rapidísimo dentro de mi hasta que su carita se desdibujó, su boca se abrió y contuvo la respiración, mientras apagaba mi fuego vaginal con su manguera de semen, chorros y más chorros me llenaron mi gruta del placer, mientras se contraía y eyaculaba todos sus fluidos seminales dejando sus glándulas completamente secas y a mi completamente repleta de semen, continuo, convulsionando por varios segundos más hasta que finalmente se desplomó encima de mí. Allí permanecimos por varios minutos más, yo no lo dejaba apartarse de mí pues mis piernas lo tenían prisionero y él me tenía clavada su verga inamovible dentro de mi vagina. Mucho rato después nuestros cuerpos sudorosos se apartaron, su pene salió de su escondite, y de mi canal emanaron ríos de fluidos blancos que rodaron y cayeron en la sabana de la cama dejándola mojadísima. Nick corrió y me tomó una foto de mi vagina chorreante de semen. Cuando nos pudimos incorporar de nuevo terminamos de poner los trajes de baño al otro, gafas, protector, tomamos algo y fuimos a la piscina. Allí ordenamos bebidas, encargamos los almuerzos y nos sentamos en unas sillas asoleadoras para descansar. Rato después él entró en el agua para refrescarse e hizo muchas piscinas, nadaba sin apuros, con su inolvidable estilo de nadador olímpico. Yo no lo perdía de vista, mientras disfrutaba de una deliciosa crema de whisky helada. Al rato me dijo: -ven amor, esta tibia, muy rica.- y con pereza le dije que se calentaba la bebida, y me respondió que la llevara. Pues sí, pensé, me paré de la silla y me metí en la alberca mientras Nick me recibía en sus brazos, allí permanecí abrazada a él mientras mi cuerpo se aclimataba al agua. Nick me dijo que mientras me dirigía a la piscina, todos los hombres del lugar no me habían quitado los ojos de encima, yo le resté importancia pues ya estoy acostumbrada a ello. Pensé: que disfruten. Seguí tomando mi cremita, tomé un hielito en mi boca y se lo pase a mi esposo boca a boca y después lo bese con toda la pasión de una mujer enamorada eternamente. Nuestros besos son muy apasionados, abrimos la boca y entrelazamos nuestras lenguas en una caricia deliciosa, son larguísimos, interminables, nos podemos besar por horas. Eso alejó las miradas curiosas. Permanecimos en la piscina hasta que nos llamaron para almorzar, nos vestimos un poco y fuimos al restaurante. Almorzamos pescado, no sé porque pero seguía con muchos ojos clavados mirándome, ni si quiera disimulaban, regresamos a la piscina y la verdad me dormí, hasta que mi esposo me despertó preguntándome si quería un masaje. Yo le dije que sí, rico. Fuimos a un salón donde una chica me esperaba y se puso en la tarea de masajear mi espalda, brazos, mis piernas, mis nalgas, y después me volteo boca arriba y continuo por encima. Me dijo que yo era muy bella y agradecí su halago. Le dije que ella tenía dedos de diosa. Cuando terminó 45 minutos después le agradecí con un beso largo tierno y delicado en su boca. Ella sonrió y se fue. Regresé más relajada a la piscina y mi amado hablaba con unos señores mientras tomaban cerveza. Me les acerqué y fui presentada por mi esposo. Allí compartimos algunos diálogos y me regresé a la silla para descansar. En la noche decidimos ir la discoteca, me puse súper sexi para mi esposo y bajamos a bailar. Allí nos tomamos unos roncitos, mientras bailábamos y nos sentábamos, estaba muy contenta y le pregunté a Nick si estaba listo para hablar de algo que no le había contado. El lo pensó y dijo que si era tan importante, y le dije que para mí sí. Le dije que debía ser franca con él y que era grave. Finalmente le conté del chico del colegio. El guardo silencio y me invitó a bailar, -pero dime algo- le dije y él me contestó: -te amo, me amas?- le respondí: -con todo mi ser, con todo mi corazón, como siempre desde que te conozco- le dije, y el riposto: -entonces no hay nada más de que hablar- y me beso con todo su amor y sentimiento. Ese tema murió en ese mismo instante, mi conciencia se descargo por completo y mi corazón dejo de sufrir. Finalmente replicó: -hemos hecho cosas peores o no?- y sonrió, esperando que yo lo siguiera. Indudablemente eres mi cómplice en este concierto para delinquir, pensé. La noche trascurrió normal, entre baile y besos hasta que llegaron los hombres de la tarde, si los que no dejaban de mirarme, eran unos cincuentones. Querían sentarse con nosotros pero yo dije que no. Yo solo deseaba estar a solas con mi amado. Ellos se fueron para otra mesa y nos enviaban tragos de licor. Nick me dijo que en la tarde ellos le habían dicho que yo era demasiado hermosa, que le tenían envidia a él. Espero que esto no se convierta en una pelea le dije. Mas tarde y con mas tragos en la cabeza Le dijeron a Nick que si ellos podían vernos hacer el amor a nosotros dos sin intervenir, el les dijo que no, entonces le hicieron una apuesta, cinco millones de pesos si los dejábamos ver y nada más. El me preguntó. Los miré y le dije a Nick que él tomara la decisión. Adivinaron, aceptó. Yo le pregunté qué pasaba si ellos decidían cambiar las reglas, y Nick me dijo que llamaría a seguridad del hotel y pues él sabe defenderse muy bien. Recuerdo como le volvió la cara a un imbécil del colegio que me hacía bullying de un solo golpe. Más tarde subimos a nuestra habitación con los dos acompañantes, entramos, Nick los invito una bebida más mientras me abrazaba, y para romper el hielo yo lo empecé a besar por el cuello, las orejas, mientras le decía quiero que me folles, me separaba y me reía con él, los invitados nos observaban con mucha atención, después me paré en frente de él y ya sin rodeos lo empecé a besar apasionadamente en su boca, nuestras lenguas entraron en tremenda pelea por entrar en la boca del otro, nuestras salivas se entrelazaron, nuestros brazos se aferraron en fuerte abrazo, yo subí mis manos mientras tomaba su cabeza y pasaba mis dedos por su cabello y lo atraía hacia mí, el por el contrario bajo sus manos y empezó a masajear mis nalgas por encima de la ropa. Minutos después nos separamos del beso, me giró y quedé de espalda a Nick y de frente al respetable público, comenzó a soltar mi vestido y mi brasier dejando ver mis enormes tetas naturales desnudas, disfruté los gestos de incredulidad y morbo de esos pobres hombres al verme mis senos, eran de asombro, alegría y admiración y en verdad lo disfruté. Paso seguido fueron mis pantys que rodaron por mis muslos, rodillas y piernas muy lentamente hasta caer al suelo, yo movía mis caderas y piernas para que el deslizamiento fuera lo más lento posible. Quede en cueros y me volteé y desnudé por completo a mi esposo. Nos tomamos de la mano y nos metimos a la cama, nos besamos nuevamente, mas tarde Nick se volteo invertido a mí para realizar un 69. Yo vi colgando frente a mí su delicioso pene y lo tomé con mis manos mientras lo acercaba a mi boca y se la empecé a chupar con mucha suavidad, mientras sentía como unos expertos dedos abrían mi vulva y una tibia lengua se enfurecía con mis labios mayores y mi clítoris chupando con mucho esmero y dedicación, también recuerdo que un par de dedos se metieron dentro de mi vagina para estimularla y excitarme más. No sé en qué momento nuestros invitados sacaron sus penes para masturbarse mientras nos miraban. Nos estuvimos acariciando oralmente nuestros genitales muchos minutos para hacer crecer la excitación del momento y agrandar la visual de los caballeros mirones voyeristas. Cuando Nick creyó que era el momento se giro de nuevo y se acostó en la cama y me dijo que yo me lo follara a él en posición de misionero invertido, es cuando el hombre está debajo y abre sus piernas elevando sus rodillas y los pies y la mujer va encima y mueve sus caderas como si fuera un hombre. Lo hicimos, yo tomé la iniciativa de cogerme a mi hombre, me metí entre sus piernas, tomé su pene con mi mano, lo guie hasta la entrada de mi vagina, descendí mi cadera y me ensarte yo solita en esa verga deliciosa, la fui metiendo despacio hasta que me la enterré todita, solo quedaron sus testículos por fuera, mi vagina llena de carne sólida y tibia como debe ser, lubricada con nuestros propios fluidos, mis paredes vaginales se dilatan acostumbrándose al invitado de honor para cobijarlo con su delicadeza. Comienzo a moverme, empiezo a comerme a mi esposo, mientras el debajo de mí disfruta de mis tetas colgantes que se bambolean de adelante hacia atrás, son tan grandes que prácticamente caen sobre su rostro y es muy fácil para él abrir la boca y succionarlas una por una, lengüetear los pezones erectos, tomarlas con sus manos y acariciar todo ese tejido mamario, acrecentando mi excitación. Mis movimientos se hacen cada vez más rápidos, mi deseo crece a cada segundo, mi cuerpo embiste el de él con pasión y lujuria, siento como su pene se resbala dentro de mí para adentro y afuera constantemente, es una caricia deliciosa, en algún momento Nick bajó una mano, acarició mi espalda y llegó hasta mis nalgas para ayudarme a empujar hacia abajo con más fuerza y penetrarme cada vez más profundo, hasta que una cascada de emociones empezó a crecer dentro de mí, mis caderas volaban sobre él, su pene me quería llegar a los pulmones para ayudarme a respirar, no pude soportar más y experimenté un avasallador orgasmo haciéndome desencajar mi rostro, un clímax delicioso que me hizo su presa por varios segundos, no respiré para concentrarme más en el placer, era desesperante, sus chupadas en mis tetas eran inmisericordes hasta que por fin descargué toda esa tensión sexual del momento y pude volver a respirar. Nick que aún no se corría, me levantó como un papel, me desensartó de su pene, y me acostó boca arriba, se arrodilló sobre mí con sus muslos abiertos, sus nalgas sobre mi abdomen y con una mano tomó su verga chorreante de fluidos sexuales encima mío a la altura de mis tetas que se desplegaron hacia los costados para comenzar a masturbarse e invitando a los caballeros a que lo acompañaran; Ellos no se hicieron de rogar, se acercaron a mí; A continuación vi tres vergas erectas manipuladas manualmente por sus dueños dispuestas a darme una ducha de semen sobre mis tetas, unos segundos de movimientos rápidos sobre sus penes y empezaron a escupir chorros de líquidos seminales sobre mi torso, todos al unísono, fue una locura, uno de ellos se vino como si no lo hubiera hecho hace miles de años, no paraba de eyacular y me lavo las tetas de semen tibio y espeso por todos lados, que cantidad de semen tan increíble pensé yo y eso que debería tener unos 55 años. Nick y el otro hombre con rostros desencajados eyaculaban sobre mis pezones, fuerte goterones de líquido creador de vida una y otra vez mientras seguían masturbándose sobre mis tetas hasta vaciar sus glándulas y dejarlas completamente vacías. Como treinta segundos después y caras de complacencia finalmente terminaron de darme tremenda ducha láctea, subí mis manos, acaricie mis senos cubriéndolos por completo con el semen mezclado de esos hombres y los invité a que me chuparan las tetas, -chúpenme las tetas, quien es capaz- los reté y se miraron entre ellos, Nick iba a bajar su cabeza, pero el señor de más edad le dijo; -me permite?- Nick estiró la mano cediéndole el turno, el hombre se agachó hacia mis senos los tomó cada uno con una mano juntándolos hacia el centro descendió su cara y empezó a succionar mi tejido mamario, chupándome los pezones, las areolas y el resto de la teta, limpiando y degustando el semen combinado de ellos, lo hizo lentamente, lo disfrutaba, chupó cada gota de líquido seminal y dejó mis tetas mojadas con de su saliva, pero libres de semen. Fui yo quien le dijo que ya estaba bueno, que había hecho un excelente trabajo, porque seguía mamando mis pezones sin detenerse pero no se detuvo, después empezó a bajar por mi abdomen con su lengua, iba derechito hacia mi vulva, me la quería mamar, enterrar su lengua hasta lo más profundo de mi vagina, pero cuando llegó a mi ombligo y me hizo contorsionar lo tomé de la cabeza separándolo de mí. El señor se levantó y se disculpó conmigo, jeje, eran todos unos caballeros, pagaron la cantidad cordada de la apuesta diciendo que había valido cada centavo, se despidieron y salieron, Ya solos en el cuarto con Nick reímos y comentamos lo que acababa de ocurrir, luego dormimos abrazados en cucharita como siempre. Al día siguiente nos los encontramos en el desayuno y compartimos mesa, ya parecíamos viejos conocidos; Un mesero se acerco al señor que me chupó las tetas para informarle que ya había llegado su camioneta. Nos despedimos cordialmente y nos invitaron a venir cuando quisiéramos a su finca, hasta me dejaron su tarjeta y se fueron. Con curiosidad y prudencia más tarde le pregunté al mesero quien era ese señor y me dijo que era el dueño de la mitad de las tierras de por allá, hacendado, ganadero, cultivador de arroz, un hombre muy acaudalado. Mi sorpresa fue inmensa, quien lo hubiera imaginado, en fin otro lugar más para visitar en próximas vacaciones. Por lo pronto veré en que gasto mi dinero ganado en 90 minutos, jajaja, pues Nick me dijo que era para mí, que me lo había ganado. Esa mañana hubo más piscina, Nick me folló con disimulo en el agua debajo de un puentecito que tiene la alberca corriendo mi bañador de lado y penetrándome mientras me preguntaba si me había gustado la chupada de tetas de ese hombre y le dije que sí, me preguntó si me lo hubiese cogido y le dije que sí que si se la habría mamado y le dije que me habría encantado y que se corriera en mi boca para tomarme ese torrencial mar de semen agregué, eso lo enloqueció y se vino dentro de mi vagina muy excitado mientras yo lo acompañaba en un clímax producto de mi imaginación; Por eso hacemos esto, alimenta nuestro deseo mutuo. Al medio día almuerzo y caminata con helado por el centro del pueblo. En la tarde de ese mismo día regresamos muy felices a nuestro hogar con otra historia más para seguir escribiendo este diario, que se nutre frecuentemente con nuestro estilo de vida y con la firme promesa de llamar al señor algún día para continuar el pendiente. Llegamos recargados para seguir adelante. Amo mi existencia, soy muy feliz, adoro a mi esposo Nick. Todo esto es gracias a él. Le amo profusamente.
Me despido con un beso: Patytetas
Published by patytetas
1 year ago
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