Mi primera vez en pantaletas II
Primera vez en pantaletas, 2da parte
Esta es continuación de mi historia, de como mi trasero en pantaletas por fin probó una verga de hombre real. Como lo escribí, en mis épocas de adolescente tuve mi primer amante, que fue mi perro, el cual me metía su rica verga cada vez que yo tenía oportunidad y que encontraba el modo de estar a solas con el, me agachaba, me bajaba el pantalón y hacía a un lado mi pantaleta para que me diera una rica cogida. Pero eso quedó atrás. Por desgracia, mi perro sufrió un accidente y murió y ya no tuve quien disfrutara mis nalguitas.
Tuve algunos encuentros esporádicos con otros perros. En una ocasión que salí de vacaciones con mi familia. En esa ocasión, fuimos a una playa de Michoacán, un lugar muy lindo y remoto. Ya había anochecido, mi familia estaba en el hotel y yo salí a caminar por la playa. En una parte del hotel vi que tenían unos perros y me dije, porque no aprovechar la ocasión. Los perros eran bastante amistosos, o sería que olieron mi trasero de hembra listo para la acción, jejeje. Yo traía una playera y un pantaloncito corto. Por supuesto, traía una pantaleta debajo. Como decía, uno de los perros empezó a mover la cola como invitandome a que lo acariciara, yo le pase la mano por la cabeza y de inmediato el perro se paro de manos de manera juguetona.
No quise desaprovechar mas la ocasión y busqué una parte de la playa donde no hubiera luz y me fui con el perro. Cuando estuve lejos de ojos curiosos, me puse en cuatro patas y el perro como que estaba esperando ese momento, inmediatamente su subió detrás de mi agarrandome con sus patas por las caderas y me empezó a empujar su verga contra mis nalgas, me enderece un poco y el perro se bajo, lo que aproveche para bajame el pantaloncito y la pantaleta y me puse un poco de saliva entre las nalgas, a falta de jaboncito. Así que una vez hecho esto, me puse otra vez en cuatro patas y el perro ni tardo ni perezoso se volvió a montar detrás de mi y empecé a sentir la punta de su verga buscando el agujero entre mis nalgas. Levante uno poco las nalgas para facilitarle las cosas y no tardo mucho en encontrar la entrada, sentí como su verga se hundía por completo en mi ano. Empezó un rico mete y saca bombeandome su verga a toda velocidad, yo sentía que mi corazón latía a toda velocidad. Desde el lugar donde estaba, podía ver como pasaba la gente. Si supieran la cogida que mi perro playero me estaba dando. Después de unos últimos empujones el perro dejo de moverse, me estaba echando su semen en mi trasero. Después se desmontó y su verga salió de entre mis nalgas, se lamio su verga por unos segundos y se fue muy contento después de haberme dejado ahí en cuatro patas con el pantaloncito y mis pantaletas a media nalga. Yo todavía permanecí ahí unos minutos saboreando las ricas sensaciones que acababa de sentir con su verga dentro de mi. Me levante y subi mis pantaletas y mi pantaloncito, sintiendo la humedad de su semen entre mis nalgas, empapando mis pantaletas. Me regrese al hotel y esa vez dormí a pierna suelta con una sonrisa de satisfacción.
Paso el tiempo y me fui a estudiar a otra ciudad cuando entré a la universidad. Paso mucho tiempo antes de que volviera a tener otra aventura como la que acabo de narrar. Debo decir, que por un tiempo oculte mis secretos; tuve una novia con la que me case, por un tiempo todo estuvo bien, pero hay cosas que no se pueden ocultar fácilmente y menos cuando se vive con alguien. No pude ocultarle a mi ex esposa mi atracción y fascinación por las pantaletas, pero no le agradaron mis gustos y terminamos separándonos.
Salí de la universidad y me fui a vivir a otra ciudad. Ahora ya tenía la maravilla de internet en casa y me di vuelo viendo, leyendo y buscando páginas de chicas como yo, que les encanta usar pantaletas y de galanes que les gustará estar con alguien como yo.
Así fue como conocí al que sería mi primer galán y que reestrenaría mi trasero. Para esto me inscribí a una página de internet donde se busca parejas de todo tipo, hombres mujeres, etc. Ahí conocí a Jorge un hombre maduro. Yo para esto ya tenía 35 años. Así que empecé a platicar con Jorge y en cuestión de días, quedamos de acuerdo de encontrarnos, tanto el como yo ya nos andaba por entrar en acción, mas yo porque ya tenía varios años que no sentía el calorcito de una buena verga entre mis nalgas.
Para no hacer mas larga la historia, quedamos de vernos una tarde en un café. Yo me prepare para el gran reestreno, claro que fui vestido de hombre al café, pero debajo me puse unas medias negras, una blusita negra con un encaje coqueto en la cintura y unas pantaletas de tipo bikini de licra color beige. Llegue al café, Jorge ya estaba ahí y pedí un café. De inmediato vi que el estaba ansioso por que nos fuéramos de ahí así que me tome rápidamente el café y quedamos de vernos en un hotel. Cada quien nos fuimos por separado, yo fui a buscar condones y lubricante. Todo con seguridad eso si. Ya en el cuarto del hotel, nos acostamos en la cama, yo me quite mi ropa de hombre y quede solo en pantaletas, medias y blusa. El se quito casi toda la ropa y se quedo en calzoncillos. Yo nunca había estado con un hombre y la verdad, que la emoción de la primera vez me lleno de energía y de inmediato lo empecé a acariciar. El también me abrazó y me empezó a dar besitos sobre mi pecho. Yo le agarre el bulto sobre sus calzones y lo estuve sobando un rato. Pronto sentí como su verga comenzó a crecer, lista para la acción. Me pidió que me acostara boca abajo y me acomodé como el quería. Sentí como se subió echando todo su cuerpo sobre mi, sentí muy claro lo duro de su verga sobre mis nalgas empujando contra mis pantaletas, pues el muy tramposo se había quitado los calzones cuando yo le dí la espalda. Coloco su pene entre mis nalgas y lo movía arriba y abajo, dando pequeños empujoncitos, yo paraba mis nalgas para encontrarlo y sentir más lo duro de su verga. Eso me calentó como nunca. Le dije a Jorge que se acostara boca arriba y ahora yo me subi sobre el como si lo fuera a cabalgar, me senté sobre su verga, yo todavía traía mis pantaletas puestas, y empecé a sobar su verga con la entrepierna de mi pantaleta moviendome hacia atrás y adelante. Después me detuve y metí una mano para hacer a un lado la pantaleta y coloqué su verga apuntando entre mis nalgas. Su verga estaba durisima y sentí como se metía un poco entre mis nalgas, era una delicia sentir su puntita queríendose abrir paso en mi ano; de no haber sido por que recordé que había que hacerlo todo seguro, hubiera dejado caer mis nalgas sobre esa rica verga para dejar que me penetrara, así que, contra mi deseo, me baje y fui por los condones y el lubricante. Aquí fue un caos, le puse el condón en su verga pero quise abrir unos sobres en los que venía el lubricante pero fue una tarea imposible, todo un fraude esos sobres. Así que fui al baño, recordando viejos tiempos y agarre jabón y un poco de agua, y regrese a la cama. Me quite las pantaletas y me acosté de ladito dandole la espalda a Jorge. Me puse jabón entre las nalgas y le puse también un poco a el en su verga. Su verga estaba rica y dura y la colocó entre mis nalgas. Empujo un poco y por fín su cabeza se abrió paso en mi ano. Fue una sensación muy rica que nunca olvidaré. Nada que ver con la verga de los perros, porque ellos en cuanto sentían que me habían metido la verga, empezaban un mete y saca frenético. Ahora fue muy diferente. El sentir la verga de Jorge entrando en mi trasero, abriendo mi ano, sentir el tronco de su verga abriendose paso por las paredes de mi ano, resbalandose entre mis nalgas, fue algo delicioso. Por fín, terminó de meter su verga hasta el fondo. Yo lleve una de mis manos a mi entrepierna, quería sentir como mi trasero se estaba comiendo toda su verga, pues había desaparecido dentro de mi, solo sus testículos quedaban afuera, descansando contra mis nalgas. Le pedí a Jorge que permaneciera un momento así, sin moverse, quería sentir al máximo esa sensación de llenura, quería sentir su calor dentro de mi, congelar ese momento. Después de unos instantes sacó la mitad de su verga y volvió a empujar para retacarmela toda. Y empezó así un sabroso mete y saca, se escuchaba el chasquido de su pelvis contra mis nalgas cada vez que me metía su verga hasta el fondo, yo no había quitado mi mano de mi entrepierna y con mis dedos agarraba su verga cuando salía, quería sentir su verga en toda su dimensión, como entraba y salia deliciosamente de mis nalgas. De pronto empezó a jadear y me dio varios empujones más fuertes y se pegó con toda su fuerza a mis nalgas, se estaba viniendo dentro de mi. Por primera vez tenía el semen de mi hombre dentro de mi. Permaneció unos instantes pegado a mis nalgas y después se salió. Así terminó mi reestreno. Los dos nos vestimos y nos fuimos a cenar a un restaurante en la ciudad. Yo al sentarme durante la cena, aún sentía la sensación de su verga entrando y saliendo de mi trasero. Fue un momento inolvidable. Lo malo de todo esto es que Jorge se despidió de mi y nunca mas volvi a saber de el. Me hubiera encantado estar con el mas tiempo y volverle a dar mis nalgas las veces que quisiera. Pero no fue así.
Esta es continuación de mi historia, de como mi trasero en pantaletas por fin probó una verga de hombre real. Como lo escribí, en mis épocas de adolescente tuve mi primer amante, que fue mi perro, el cual me metía su rica verga cada vez que yo tenía oportunidad y que encontraba el modo de estar a solas con el, me agachaba, me bajaba el pantalón y hacía a un lado mi pantaleta para que me diera una rica cogida. Pero eso quedó atrás. Por desgracia, mi perro sufrió un accidente y murió y ya no tuve quien disfrutara mis nalguitas.
Tuve algunos encuentros esporádicos con otros perros. En una ocasión que salí de vacaciones con mi familia. En esa ocasión, fuimos a una playa de Michoacán, un lugar muy lindo y remoto. Ya había anochecido, mi familia estaba en el hotel y yo salí a caminar por la playa. En una parte del hotel vi que tenían unos perros y me dije, porque no aprovechar la ocasión. Los perros eran bastante amistosos, o sería que olieron mi trasero de hembra listo para la acción, jejeje. Yo traía una playera y un pantaloncito corto. Por supuesto, traía una pantaleta debajo. Como decía, uno de los perros empezó a mover la cola como invitandome a que lo acariciara, yo le pase la mano por la cabeza y de inmediato el perro se paro de manos de manera juguetona.
No quise desaprovechar mas la ocasión y busqué una parte de la playa donde no hubiera luz y me fui con el perro. Cuando estuve lejos de ojos curiosos, me puse en cuatro patas y el perro como que estaba esperando ese momento, inmediatamente su subió detrás de mi agarrandome con sus patas por las caderas y me empezó a empujar su verga contra mis nalgas, me enderece un poco y el perro se bajo, lo que aproveche para bajame el pantaloncito y la pantaleta y me puse un poco de saliva entre las nalgas, a falta de jaboncito. Así que una vez hecho esto, me puse otra vez en cuatro patas y el perro ni tardo ni perezoso se volvió a montar detrás de mi y empecé a sentir la punta de su verga buscando el agujero entre mis nalgas. Levante uno poco las nalgas para facilitarle las cosas y no tardo mucho en encontrar la entrada, sentí como su verga se hundía por completo en mi ano. Empezó un rico mete y saca bombeandome su verga a toda velocidad, yo sentía que mi corazón latía a toda velocidad. Desde el lugar donde estaba, podía ver como pasaba la gente. Si supieran la cogida que mi perro playero me estaba dando. Después de unos últimos empujones el perro dejo de moverse, me estaba echando su semen en mi trasero. Después se desmontó y su verga salió de entre mis nalgas, se lamio su verga por unos segundos y se fue muy contento después de haberme dejado ahí en cuatro patas con el pantaloncito y mis pantaletas a media nalga. Yo todavía permanecí ahí unos minutos saboreando las ricas sensaciones que acababa de sentir con su verga dentro de mi. Me levante y subi mis pantaletas y mi pantaloncito, sintiendo la humedad de su semen entre mis nalgas, empapando mis pantaletas. Me regrese al hotel y esa vez dormí a pierna suelta con una sonrisa de satisfacción.
Paso el tiempo y me fui a estudiar a otra ciudad cuando entré a la universidad. Paso mucho tiempo antes de que volviera a tener otra aventura como la que acabo de narrar. Debo decir, que por un tiempo oculte mis secretos; tuve una novia con la que me case, por un tiempo todo estuvo bien, pero hay cosas que no se pueden ocultar fácilmente y menos cuando se vive con alguien. No pude ocultarle a mi ex esposa mi atracción y fascinación por las pantaletas, pero no le agradaron mis gustos y terminamos separándonos.
Salí de la universidad y me fui a vivir a otra ciudad. Ahora ya tenía la maravilla de internet en casa y me di vuelo viendo, leyendo y buscando páginas de chicas como yo, que les encanta usar pantaletas y de galanes que les gustará estar con alguien como yo.
Así fue como conocí al que sería mi primer galán y que reestrenaría mi trasero. Para esto me inscribí a una página de internet donde se busca parejas de todo tipo, hombres mujeres, etc. Ahí conocí a Jorge un hombre maduro. Yo para esto ya tenía 35 años. Así que empecé a platicar con Jorge y en cuestión de días, quedamos de acuerdo de encontrarnos, tanto el como yo ya nos andaba por entrar en acción, mas yo porque ya tenía varios años que no sentía el calorcito de una buena verga entre mis nalgas.
Para no hacer mas larga la historia, quedamos de vernos una tarde en un café. Yo me prepare para el gran reestreno, claro que fui vestido de hombre al café, pero debajo me puse unas medias negras, una blusita negra con un encaje coqueto en la cintura y unas pantaletas de tipo bikini de licra color beige. Llegue al café, Jorge ya estaba ahí y pedí un café. De inmediato vi que el estaba ansioso por que nos fuéramos de ahí así que me tome rápidamente el café y quedamos de vernos en un hotel. Cada quien nos fuimos por separado, yo fui a buscar condones y lubricante. Todo con seguridad eso si. Ya en el cuarto del hotel, nos acostamos en la cama, yo me quite mi ropa de hombre y quede solo en pantaletas, medias y blusa. El se quito casi toda la ropa y se quedo en calzoncillos. Yo nunca había estado con un hombre y la verdad, que la emoción de la primera vez me lleno de energía y de inmediato lo empecé a acariciar. El también me abrazó y me empezó a dar besitos sobre mi pecho. Yo le agarre el bulto sobre sus calzones y lo estuve sobando un rato. Pronto sentí como su verga comenzó a crecer, lista para la acción. Me pidió que me acostara boca abajo y me acomodé como el quería. Sentí como se subió echando todo su cuerpo sobre mi, sentí muy claro lo duro de su verga sobre mis nalgas empujando contra mis pantaletas, pues el muy tramposo se había quitado los calzones cuando yo le dí la espalda. Coloco su pene entre mis nalgas y lo movía arriba y abajo, dando pequeños empujoncitos, yo paraba mis nalgas para encontrarlo y sentir más lo duro de su verga. Eso me calentó como nunca. Le dije a Jorge que se acostara boca arriba y ahora yo me subi sobre el como si lo fuera a cabalgar, me senté sobre su verga, yo todavía traía mis pantaletas puestas, y empecé a sobar su verga con la entrepierna de mi pantaleta moviendome hacia atrás y adelante. Después me detuve y metí una mano para hacer a un lado la pantaleta y coloqué su verga apuntando entre mis nalgas. Su verga estaba durisima y sentí como se metía un poco entre mis nalgas, era una delicia sentir su puntita queríendose abrir paso en mi ano; de no haber sido por que recordé que había que hacerlo todo seguro, hubiera dejado caer mis nalgas sobre esa rica verga para dejar que me penetrara, así que, contra mi deseo, me baje y fui por los condones y el lubricante. Aquí fue un caos, le puse el condón en su verga pero quise abrir unos sobres en los que venía el lubricante pero fue una tarea imposible, todo un fraude esos sobres. Así que fui al baño, recordando viejos tiempos y agarre jabón y un poco de agua, y regrese a la cama. Me quite las pantaletas y me acosté de ladito dandole la espalda a Jorge. Me puse jabón entre las nalgas y le puse también un poco a el en su verga. Su verga estaba rica y dura y la colocó entre mis nalgas. Empujo un poco y por fín su cabeza se abrió paso en mi ano. Fue una sensación muy rica que nunca olvidaré. Nada que ver con la verga de los perros, porque ellos en cuanto sentían que me habían metido la verga, empezaban un mete y saca frenético. Ahora fue muy diferente. El sentir la verga de Jorge entrando en mi trasero, abriendo mi ano, sentir el tronco de su verga abriendose paso por las paredes de mi ano, resbalandose entre mis nalgas, fue algo delicioso. Por fín, terminó de meter su verga hasta el fondo. Yo lleve una de mis manos a mi entrepierna, quería sentir como mi trasero se estaba comiendo toda su verga, pues había desaparecido dentro de mi, solo sus testículos quedaban afuera, descansando contra mis nalgas. Le pedí a Jorge que permaneciera un momento así, sin moverse, quería sentir al máximo esa sensación de llenura, quería sentir su calor dentro de mi, congelar ese momento. Después de unos instantes sacó la mitad de su verga y volvió a empujar para retacarmela toda. Y empezó así un sabroso mete y saca, se escuchaba el chasquido de su pelvis contra mis nalgas cada vez que me metía su verga hasta el fondo, yo no había quitado mi mano de mi entrepierna y con mis dedos agarraba su verga cuando salía, quería sentir su verga en toda su dimensión, como entraba y salia deliciosamente de mis nalgas. De pronto empezó a jadear y me dio varios empujones más fuertes y se pegó con toda su fuerza a mis nalgas, se estaba viniendo dentro de mi. Por primera vez tenía el semen de mi hombre dentro de mi. Permaneció unos instantes pegado a mis nalgas y después se salió. Así terminó mi reestreno. Los dos nos vestimos y nos fuimos a cenar a un restaurante en la ciudad. Yo al sentarme durante la cena, aún sentía la sensación de su verga entrando y saliendo de mi trasero. Fue un momento inolvidable. Lo malo de todo esto es que Jorge se despidió de mi y nunca mas volvi a saber de el. Me hubiera encantado estar con el mas tiempo y volverle a dar mis nalgas las veces que quisiera. Pero no fue así.
2 years ago