Chico de seda (fragmento)
Estoy escribiendo un poco lento está semana aquí les dejo un fragmento de lo que viene si quien aportar comentarios sean bienvenidos.
Sus labios se movían desde mi ombligo hasta mis pechos mientras sus manos se aferraban duramente a mis caderas, su manera de amar era igual a la de EL en intensidad y forma, pero muy distinta en movimiento, el sabía cómo tocarme pero ella exploraba mis puntos débiles, me carcomía, hasta hacerme explotar en un orgasmo intenso y peligroso casi llevándome al borde de la locura pero manteniendome cruelmente conciente, para saborear cada latido y cada rose de sus manos, su vientre sus muslos y sobretodo sus labios, que con maestría bestial paseaba por mi piel, a la par que se recreaba con las contorcionadas expresiones de placer que malformaban mi rostro, su risa suave y melodiosa hacía de aquello a la vez hermoso y enloquecedoramente confuso.
No podía comprender como ella podía hacerme sentir tanto con tan poco, ella no poseia un miembro carnoso y punzante entre esos muslo de alavastro pero su amar era más profundo, apelando a la forma de hacerme sentir sabía cómo tocame y como besarme, como si lo hubiera hecho un millón de veces, y solo pude imaginarla practicando con su propio cuerpo en posiciones mil veces más excitantes que la pusilánime reboltura de gemidos a la que ella me había reducido en pocos minutos volviéndome su triste entretenimiento.
Sus labios se movían desde mi ombligo hasta mis pechos mientras sus manos se aferraban duramente a mis caderas, su manera de amar era igual a la de EL en intensidad y forma, pero muy distinta en movimiento, el sabía cómo tocarme pero ella exploraba mis puntos débiles, me carcomía, hasta hacerme explotar en un orgasmo intenso y peligroso casi llevándome al borde de la locura pero manteniendome cruelmente conciente, para saborear cada latido y cada rose de sus manos, su vientre sus muslos y sobretodo sus labios, que con maestría bestial paseaba por mi piel, a la par que se recreaba con las contorcionadas expresiones de placer que malformaban mi rostro, su risa suave y melodiosa hacía de aquello a la vez hermoso y enloquecedoramente confuso.
No podía comprender como ella podía hacerme sentir tanto con tan poco, ella no poseia un miembro carnoso y punzante entre esos muslo de alavastro pero su amar era más profundo, apelando a la forma de hacerme sentir sabía cómo tocame y como besarme, como si lo hubiera hecho un millón de veces, y solo pude imaginarla practicando con su propio cuerpo en posiciones mil veces más excitantes que la pusilánime reboltura de gemidos a la que ella me había reducido en pocos minutos volviéndome su triste entretenimiento.
4 years ago