El jardinero paraguayo...

Los padres de Daniel se habían ido a pasear por Europa durante un mes entero. Mi lindo novio estaba feliz por ellos; pero la que había aceptado cuidarles la casa era yo.

Una tarde tuvimos que ir hasta allí, ya que ese día venía el jardinero a arreglar un poco el frondoso parque del fondo; porque mi adorado novio era incapaz de tomar una herramienta para hacerlo...

Era una tarde primaveral; así que, apenas llegamos, Daniel se tumbó en una reposera a tomar sol y castigarse con una buena siesta.
Yo hice lo mismo, pero mirando al jardinero desde lejos.
Era una hermosa tarde templada y yo llevaba una falda corta de jean y una camiseta de algodón, muy cómoda.

De repente el jardinero llamó, para pedirme más instrucciones.
Me levanté de mala gana, ya que Daniel ni siquiera amagó a moverse.

Me acerqué a unos setos donde estaba ese hombre.
Era un paraguayo enorme, musculoso, con facha de tipo duro.

El jardinero me tomó por la muñeca y me llevó hasta unas plantas más apartadas. De repente se puso a mis espaldas, cerca, demasiado cerca.

Entonces pude ver que Daniel nos estaba mirando; yo estaba de frente a él.
Noté el cuerpo transpirado del jardinero que se pegaba al mío.
Sin avisar, metió sus callosas manos por debajo de mi breve falda de jean y comenzó a acariciarme los muslos y la cola desde atrás.

Gemí por la sorpresa, pero lo dejé hacer. Mi concha se humedeció al toque.
Ese paraguayo duro y musculoso me gustaba. Cuando me quise acordar, el hombre tironeó de mi diminuta tanga y la deslizó hasta mis tobillos. Entonces hundió un grueso dedo entre mis labios vaginales.

Me susurró al oído que yo lo calentaba mucho y ahora iba a cogerme…
Daniel seguía mirándonos. Sonreía, pero no demostraba interés en levantarse de la reposera para venir en mi ayuda.

Las manos del jardinero se deslizaron por delante bajo mi camiseta, sobando mis tetas y acariciando mis pezones endurecidos.

El tipo suspiró, obligándome a ponerme de rodillas ante él para chupársela.
Me hizo abrir la boca y me la metió hasta la garganta, en un único embate.
Mis ojos comenzaron a lagrimear; pero el tipo me aferró por la nuca y me enterró su verga tiesa todavía un poco más.

Miré a mi novio de reojo y pude ver que se estaba tocando la verga.

Después de atormentarme un buen rato con su pija dentro de mi boca; de repente el paraguayo me tironeó del pelo para levantarme del suelo y me empujó de espaldas contra un árbol.
Me obligó a abrir mis piernas al máximo y me empaló con su tremenda verga; allí de pie, frente a frente. Comenzó a bombearme la concha como loco, mientras se reía diciendo que solamente las perras calientes estaban tan empapadas como yo…

Era verdad; la situación me había calentado como loca y me aferré a sus hombros mientras me la metía y sacaba a un ritmo enloquecedor. Lo miré a los ojos y le dije que me encantaba su pija dura y que no se detuviera.

Miré al costado y pude ver que ahora Daniel había sacado su verga fuera de sus pantalones y se pajeaba mientras nos observaba.
De repente el jardinero, siguiendo mis ojos, vio a mi novio y se detuvo.

Yo no quería que me dejara así a medias. Le di una cachetada y le ordené que siguiera. Pero el tipo se salió de mi concha y me arrastró de la mano hasta donde estaba mi novio.

Sonriendo, me hizo arrodillar frente a Daniel y me ordenó que se la chupara, mientras él seguía disfrutando de mi concha.
No me asombró la reacción de mi novio. Simplemente cruzó sus brazos por encima de la cabeza, esperando que yo metiera su verga dura entre mis labios. Apenas lo hice, sentí que el jardinero me aferraba por las caderas y hundía su tremenda verga en mi concha desde atrás…

Sentí una terrible oleada de calor entrando en mi cuerpo. Mi cabeza subía y bajaba sobre la verga de Daniel, al mismo ritmo que me provocaban las embestidas del paraguayo desde atrás. Comencé a disfrutarlo…

De pronto ambas vergas se endurecieron todavía más y supe entonces que los dos estaban a punto de acabar. Les supliqué que aguantaran un poco, necesitaba más…

Pero no pudieron aguantar más. La leche de mi novio invadió mi garganta a borbotones y el semen caliente del jardinero inundó mis entrañas…

El paraguayo se retorció de placer y siguió embistiendo mis nalgas hasta descargar la última gota de semen dentro de mi concha, mientras gritaba algo en guaraní. Después se incorporó y regresó a sus tareas…

Daniel me ordenó que fuera a ducharme y regresara bien limpia.
Le obedecí, mascullando para mis adentros, porque yo todavía no había podido acabar; a pesar de la tremenda cogida que me había dado ese tipo.

Al rato volví impecable, desnuda y con los labios pintados de rojo.

Mi novio seguía recostado en la hamaca. Me acerqué a él y me puse a horcajadas sobre su cabeza; con mi labia a la altura de su boca.
Abrí bien mis cachetes con mis manos y le ordené que me lamiera.

Daniel apretó mi culo entre sus manos y su lengua comenzó a lamer mi estrecha entrada trasera, mientras sus dedos entraban en mi concha.

El orgasmo estalló de repente, sin avisarme, como un latigazo.
Me quedé satisfecha y me dejé caer al pasto.

Mi novio me puso en cuatro y acarició mi cola, dándome unas palmadas. De golpe, me aferró por las caderas y hundió su verga dura por mi culo.

Sentí la tremenda dilatación anal y comencé a gemir y a gozar.
Daniel me bombeó el culo y hundió sus dedos en mi concha empapada.
Cuando levanté la vista, el jardinero me estaba mirando desde lejos.
Y el muy hijo de puta sonreía…
Ким опубліковано: malebens
3 роки(-ів) тому
Коментарі
Будь ласка, або , щоб залишати коментарі