Mil primeras veces

Normalmente tengo encuentros sexuales con personas desconocidas, hombres heterosexuales o bisexuales que cobran por dar placer y cumplir las fantasias de otros hombres. Estos encuentros suceden en baños públicos, algunos cuartos que los bares o salas de video tienen dispuestos para eso y, la verdad disfruto mucho de “la primera vez”, de la incertidumbre del ¿qué me pedirá?, ¿qué me hará? ¿la tendrá grande? etc. Normalmente lo primero que sucede es que me arrodillo frente a él y los pocos segundos que transcurren mientras le bajo la cremallera del pantalón para sacarle la verga y meterla en mi boca, son realmente placenteros.

“Quitate toda la ropa” es lo que siempre pido después de saborear durante unos segundos una nueva verga, normalmente llevo puesta lencería femenina y me gusta ver la reacción de mis amantes al verme con brassier, panties y liguero, queda claro que es lo que deseo.

Mientras siento como su verga crece dentro de mi boca y con mi amante de turno completamente desnudo, fantaseo con lo que sucederá a continuación, no saber lo que me pedirá o hará me calienta mucho, me gusta que mi amante tome la iniciativa, que coja mi cabeza para metérmela entera en la boca, que me pida que le chupe las bolas, las tetillas, las axilas o que me bese con lengua apasionadamente son algunas de las cosas con las que fantaseo en esos momentos.

Algunos no permiten que juegue con su ano mientras les hago oral pero otros lo disfrutan mucho así que casi siempre, ante su aceptación de acariciarles su ano o incluso permitir que meta uno o dos de mis dedos, suelo concentrarme en lamer sus bolas lo que habitualmente termina con mi lengua lamiendo su culo, una de las cosas que mas disfruto hacer.

Deliro al ser penetrado, terminar esas cortas aventuras dándome la vuelta y lubricando mi ano para disfrutar por unos pocos minutos del bombeo de una dura verga dentro de mi casi siempre hace que me derrame sin tocarme antes de sentir su corrida, casi siempre en mi cara y a veces en mi boca.

Escribo esto después de haber pasado los últimos dos días del toque de queda por el Covid, en una residencia del barrio Chapinero de Bogotá y de haber visto y vivido por casi 3 días fantásticas experiencias.
Publicado por AlmaDeHembra
3 años atrás
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